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El “dolce far niente”, una costumbre con grandes beneficios para la salud

El hacer nada permite que el cuerpo y la mente se oxigenen y recarguen energías, serena las emociones y, además, disminuye los efectos del estrés. La clave: disfrutar sin culpas y sin el celular.
Domingo, 13 de agosto de 2017 19:14

Estar activos, tener rutinas, horarios, actividades, en general, mantenerse ocupado, no solo ayuda a estar sanos física y mentalmente, sino que además es necesario para poder sobrevivir en un mundo como el de hoy. Es importante saber organizar el tiempo y planear las cosas de tal manera de poder cumplir con todas las responsabilidades. 

No obstante, estar ocupados todo el tiempo y mantenerlos también ocupados a los chicos, con agendas superorganizadas y sin un momento para aburrirse, tiene consecuencias negativas para nuestro cuerpo y nuestra mente.
Los especialistas advierten que los procesos orgánicos y las actividades neuronales necesitan de un descanso para recuperar energía, evitar enfermarse y poder rendir de manera óptima.

Un estudio publicado en la Harvard Business Review explica que la concentración excesiva deja al cerebro exhausto, pudiendo llegar a provocar una pérdida total de control. Por eso, la desconexión permite que el cerebro se oxigene y se recargue. 
“Los altos niveles de estrés nos obligan a generar altos niveles de cortisol y azúcar en sangre para que el cuerpo sea capaz de responder, hecho que terminará por dañar la salud”, asegura el psicólogo Juan Cruz. Ocurre porque el cuerpo se satura.

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Estar activos, tener rutinas, horarios, actividades, en general, mantenerse ocupado, no solo ayuda a estar sanos física y mentalmente, sino que además es necesario para poder sobrevivir en un mundo como el de hoy. Es importante saber organizar el tiempo y planear las cosas de tal manera de poder cumplir con todas las responsabilidades. 

No obstante, estar ocupados todo el tiempo y mantenerlos también ocupados a los chicos, con agendas superorganizadas y sin un momento para aburrirse, tiene consecuencias negativas para nuestro cuerpo y nuestra mente.
Los especialistas advierten que los procesos orgánicos y las actividades neuronales necesitan de un descanso para recuperar energía, evitar enfermarse y poder rendir de manera óptima.

Un estudio publicado en la Harvard Business Review explica que la concentración excesiva deja al cerebro exhausto, pudiendo llegar a provocar una pérdida total de control. Por eso, la desconexión permite que el cerebro se oxigene y se recargue. 
“Los altos niveles de estrés nos obligan a generar altos niveles de cortisol y azúcar en sangre para que el cuerpo sea capaz de responder, hecho que terminará por dañar la salud”, asegura el psicólogo Juan Cruz. Ocurre porque el cuerpo se satura.

Saber hacer nada 
La frase “el dolce far niente” (lo dulce de no hacer nada) habla mucho de la cultura italiana. En este país se practica la siesta y se valora el sentarse a la tarde en la vereda a conversar con los vecinos o tomarse una copa de vino. 
Este momento de relajación, que puede ser también pasear, ver TV o simplemente no hacer nada, debe ser reparador. Y para ello es necesario disfrutar. No es suficiente irse al campo, por ejemplo, si uno no se desconecta de las preocupaciones cotidianas y no disfruta de lo que está haciendo. 
“Muchas personas no pueden descansar porque no saben cambiar su rol. Es como un coche que frena de golpe cuando circula a 120 km. Por inercia, se sigue desplazando unos metros, y el frenazo desgasta los neumáticos de forma brusca, dañando el coche”, explica Cruz. 
De ahí que muchos trabajadores lleguen a sufrir, incluso, trastornos adaptativos que desencadenan estados de angustia y ansiedad ante no tener nada por hacer.
“Desconcentrarse, hacer nada, es una sensación maravillosa que nos lleva a conectarnos con nuestra intuición, alejándonos de los mapas mentales que creamos para cumplir objetivos autoimpuestos”, detalla el profesional. 
Es fundamental desconectarse de la tecnología para conectarse con uno mismo y con el presente, con lo que estoy viviendo aquí y ahora. 

Aburrirse es positivo
Si bien la gran mayoría considera que el aburrimiento como algo negativo, es justamente lo contrario. 
“Cuando los niños se aburren despliegan su imaginación, despiertan sus sentidos, investigan. Nosotros podemos hacer lo mismo, ya que el aburrimiento es un motor de actividad”, explica Cruz.

Recargar energía
Hacer nada permite recargar baterías, tomar una distancia frente a los problemas, la que ayudará a encontrar soluciones; y serenar nuestras emociones.
“Esos tiempos muertos tienen su valor, muchas veces son momentos de soledad en los que el individuo aprende a elegir, a definirse. Tenemos pánico a la sensación de vacío y por eso nos esforzamos por estar siempre ocupados. Erradicamos el aburrimiento hasta en el colectivo, donde nos pasamos mirando el móvil”, señala por su parte la psicoanalista Mariela Michelena. 

¿Qué es el “nesting”?
Es la tendencia de quedarse en casa y aprovechar al máximo todo lo que se pueda hacer: cocinar, ver televisión, oír música, jugar con los chicos, leer, conversar con las plantas, meditar. 
Todo ello nos sirve para mitigar el estrés diario. 

Dedicarnos a hacer lo que nos gusta o el hecho de no tener la presión de un horario ni de nadie favorece nuestra salud. 
La clave es saber alternar estos momentos con las exigencias cotidianas, para lograr un equilibrio entre ambos.
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