¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

26°
26 de Abril,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

Muertes de nuestro tiempo

Jueves, 17 de agosto de 2017 00:00

Por Cynthia Molinari

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Por Cynthia Molinari

"Es un mundo en el que la gente que se está muriendo, no debería estar muriendo" (Angus Deaton, Premio Nóbel de Economía 2015).

Desde hace quince años, en Estados Unidos se registra un alarmante aumento de muertes entre personas de 45 y 54 años, de raza blanca y estudios secundarios incompletos, muertes provocadas por suicidios, abuso de alcohol y opiáceos, según estudios realizados por los economistas Angus Deaton, premio Nobel de Economía 2015 y Anne Case (*).

La investigación demostró que las causas de estos fallecimientos no son las habituales y que se deben a una epidemia de suicidios y afecciones derivadas de abuso de sustancias, como insuficiencia hepática (cirrosis) y sobredosis de opiáceos y calmantes. "Es lo que llamamos muertes por desesperación", afirmó Case. "El sorprendente auge de este fenómeno, que alcanzó las 96.000 muertes por año, fue comparado, por su rango, solo con la epidemia de SIDA/HIV de 1980 y principios de 1990", remarcó el prestigioso economista y profesor de la Universidad de Princeton.

Dicho padecimiento parece estar determinado por múltiples variables tales como lo social, lo económico y legal, así como por la endeblez de las políticas públicas en materia de salud y seguridad social. En tal sentido, los expertos relacionaron las causas con la creciente inseguridad económica, y la frustración por el empeoramiento de la calidad de vida, tras la pérdida de empleos que se volvieron obsoletos por efectos de la globalización.

Sin embargo, en otros países que sufren también la falta de empleo, la desigualdad de ingresos y crisis económicas, no se han incrementado las tasas de mortalidad con la magnitud y las consecuencias que se registran hoy en los Estados Unidos.

Cuando la tasa de muertes y suicidios presentan cambios bruscos o aumentan progresivamente durante períodos largos, pueden correlacionarse con fenómenos sociales contemporáneos que coinciden con períodos críticos agudos de la sociedad. "Cada sociedad tiene, en cada momento de su historia, una aptitud definida para el suicidio", afirma Emile Durkheim en su ensayo "El suicidio".

Desde el punto de vista social, la humanidad atraviesa una época signada por el empuje al consumo, la fragilidad de los lazos, y por la caída de los referentes que posicionaban al individuo en relaciones sociales estables.

Por otra parte, el actual sistema económico se sitúa en una paradoja que, por un lado, genera progreso y por el otro, desigualdad y exclusión; aún en países económicamente sólidos como Estados Unidos, pero con importantes falencias legales en materia de seguridad social. Esta situación de desamparo o de desesperación, como la denominan los investigadores, es el disparador de la angustia, el más acuciante de los síntomas del mundo contemporáneo, y la incidencia cada vez mayor de la cultura del exceso puesta de manifiesto en las adicciones a cualquier tipo de sustancias, las violencias y los riesgos como formas de muertes autoinfligidas.

(*) Las conclusiones del estudio académico que llevaron a cabo, están publicadas en la revista especializada Proceedings of the National Academy of Sciences.

 

PUBLICIDAD