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"Rezo para que la policía halle al verdadero culpable"

Un criollo fue apresado injustamente durante 14 meses y liberado luego de ser torturado.“Oriné y defequé sangre varios días”, dijo Sixto, pero no guarda rencor, sino dolor.
Sabado, 19 de agosto de 2017 00:00

Cuando El Tribuno le pregunta qué le diría al juez Nelson Aramayo, a la fiscal Lorena Martínez y al jefe de la Brigada, el oficial Tadeo Sánchez, que hicieron la investigación que lo mantuvo detenido más de 14 meses acusado del homicidio de una chica de 16 años, Sixto responde con la entereza que solo puede tener alguien fortalecido en la fe.

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Cuando El Tribuno le pregunta qué le diría al juez Nelson Aramayo, a la fiscal Lorena Martínez y al jefe de la Brigada, el oficial Tadeo Sánchez, que hicieron la investigación que lo mantuvo detenido más de 14 meses acusado del homicidio de una chica de 16 años, Sixto responde con la entereza que solo puede tener alguien fortalecido en la fe.

"Les pediría que hagan bien su trabajo y que no acusen a gente inocente porque mientras ellos distraen a quienes les exigen resultados, el o los asesinos están libres y muchas mujeres peligran de ser una víctima más", dijo.

El viernes 11 de agosto el tribunal de juicio de Tartagal integrado por los magistrados Ricardo Hugo Martoccia, Miguel Chehda y Sandra Bonari declaró inocente a Sixto Damaso Gómez, un hombre de 42 años oriundo de la localidad de Coronel Juan Solá (Morillo) y ordenaron la inmediata libertad del puestero quien el 1 de junio de 2016 había sido detenido acusado del femicidio de una chica de 16 años cuyo cuerpo sin vida fue encontrado a la vera de un camino que une algunos puestos donde criollos del Chaco salteño se dedican a la cría de animales.

La expresión que más resonó en la sala de grandes juicios fue cuando un aborígen que reside en la zona le espetó al entonces jefe de la Brigada de Investigaciones de Tartagal, Tadeo Sánchez, "sos un mentiroso. Yo nunca te dije que este hombre llegó a mi casa lleno de sangre y me pidió agua para lavarse".

Pero más allá de los dichos del aborigen, para quienes participaron del juicio en el que la fiscal penal Lorena Martínez había pedido la pena de reclusión perpetua para el acusado, una sola cosa quedó al descubierto. Que los funcionarios del Ministerio Público, en su apuro por dar por resuelto algunos hechos pueden cometer las peores injusticias.

"Esta vez me tocó a mí, pero con esta Justicia puede pasarle a cualquiera. Dios estuvo conmigo y por eso me salvé de pudrirme en la cárcel por un delito que no cometí", reflexiona Sixto y de solo pensarlo se le llenan los ojos de lágrimas.

Sixto Damaceno Gómez tiene 42 años vive y tiene un puesto de animales en el paraje El Refugio, distante unos 40 kilómetros de Juan Solá, Morillo, en el departamento Rivadavia Banda Norte.

Estuvo preso por el femicidio de Claudia Marisol Campos, una adolescente de 16 años cuyo cuerpo fue encontrado 5 días después de su desaparición -el 18 de marzo del año pasado- con signos de haber sido asesinada a golpes.

Sixto y Otilia, su esposa, no olvidarán mientras vivan que el viernes 18 de marzo "retiramos a nuestros hijos de la escuela albergue en Morillo para traerlos de regreso desdel el puesto el domingo, como siempre. Al día siguiente escuchamos que una chica de un paraje vecino que también estudiaba en el pueblo estaba desaparecida. Primero la buscaban los familiares pero con el paso de las horas pusieron la denuncia y la policía comenzó a investigar".

Como los vecinos comenzaron a realizar marchas pidiendo la aparición con vida de la adolescente tomó intervención en el caso la Brigada de Investigaciones de Tartagal, que llegó hasta el puesto de la familia Gómez en busca de datos. Sixto y su esposa, como otros vecinos, fueron llevados hasta la localidad de Juan Solá a prestar declaración testimonial.

La detención

"Pero como la Brigada no encontraba ni una sola pista que los llevara a esclarecer el hecho, una tarde llegaron a mi casa y por orden de la fiscal Lorena Martínez me rodearon, me pusieron las esposas y me dijeron que me detenían por el homicidio de la chica", relató el hombre.

Sixto Gómez fue traído a Tartagal ante el estupor y el dolor de su familia y fue alojado en la comisaría 45. "Me pegaron, me patearon al punto que dos semanas estuve orinando y defecando sangre. Cuando la Brigada me detuvo me llevó primero al destacamento de Coronel Juan Solá y querían que yo les diga que la había matado", relató.

Con la ayuda de una intérprete wichí, Viterman Gallardo trató al jefe de la Brigada de mentiroso y Alicio Campos explicó que declaró haber escuchado gritar a la víctima y salir del monte a Gómez, porque el propio jefe de la Brigada, Tadeo Sánchez, le prometió gestiones para hacerle hacer una casa y que le mantenga sus hijos pequeños de por vida.

Nunca intervino el CIF

Increíblemente en un caso de tanta gravedad, la fiscal Martínez nunca pidió la intervención del CIF y la acusación sólo se basó en el testimonio de los dos aborígenes.

Pero según lo recuerda Sixto y consta en el expediente "en el mes de julio de 2016, un mes después que me detuvieran, un grupo de aborígenes llegó hasta Embarcación para denunciar ante la fiscal Lorena Martínez acerca de que la Brigada estaba apretando a la gente para que declaren lo que ellos querían. La fiscal no quiso tomarles la denuncia y tuvieron que hacerla en una comisaría de Tartagal".

Sixto lamenta "los 14 meses de detención, las palizas que recibí, pero sobre todo, que señalen a los míos como los hijos del asesino. Hoy pienso en cuánta gente inocente que no tiene medios para defenderse estará pagando por crímenes que no cometió. Rezo por todos ellos, pero también por quienes cometen tantas injusticias, y para que encuentren a los verdaderos culpables".

 

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