¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

13°
16 de Abril,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

La "Rastrojera" y el empleo en Salta

Sabado, 19 de agosto de 2017 00:00

El relanzamiento de un ícono. Hace unos días leímos en un diario que el mítico Rastrojero Diésel, que los salteños rebautizamos como la "Rastrojera", iba a volver a fabricarse, esta vez en la provincia de Santa Fe, a través de un consorcio mixto formado por una empresa argentina y otra extranjera, pero en esta oportunidad con un motor eléctrico.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

El relanzamiento de un ícono. Hace unos días leímos en un diario que el mítico Rastrojero Diésel, que los salteños rebautizamos como la "Rastrojera", iba a volver a fabricarse, esta vez en la provincia de Santa Fe, a través de un consorcio mixto formado por una empresa argentina y otra extranjera, pero en esta oportunidad con un motor eléctrico.

Para quienes hemos tenido la oportunidad de conocer este orgullo de la industria nacional probablemente más "pura sangre" que el Falcon o el Torino, -dicho esto con todo respeto- no exento de limitaciones pero esencialmente barato y "gauchito", la noticia no puede menos que alegrarnos porque, además de los aspectos emotivos, está de por medio una importante inversión generadora de mano de obra y que aporta valiosos componentes tecnológicos.

Muerte y resurrección

¿Por qué se dejó de fabricar la "Rastrojera"?

Hay sin duda varias razones. Por un lado, está la cuestión de la orientación política del gobierno de la dictadura militar que tomó esta decisión, en 1980, que consideraba que al Estado no le corresponde producir lo que las empresas privadas pueden elaborar, en principio, con mejores resultados.

En segundo lugar, y no obstante haber evolucionado la "Rastrojera" desde sus primeros modelos, muy elementales, a los últimos, equipados con un motor de avanzada, es cierto que, en comparación con otras unidades más modernas de la competencia de entonces, estas últimas rendían más al brindar más prestaciones y con más comodidad.

Para decirlo en otras palabras, con el mismo combustible (gasoil) la "Rastrojera" proporcionaba menos ganancias a sus poseedores, en el balance que comprende el precio subsidiado, -directa o indirectamente- por una parte, y los gastos de mantenimiento a lo largo de la vida útil del vehículo, para una misma cantidad de carga transportada.

Por supuesto, la iniciativa de recrear la "Rastrojera" ha de contemplar todo esto, de manera que la renacida producción, que se espera para 2020, seguramente logrará un producto verdaderamente competitivo.

La "Rastrojera" y los trabajadores

Claramente, el combustible que requería la "Rastrojera" para su funcionamiento, el gasoil, era el mismo que el que utilizaban las camionetas de las otras marcas. Sin embargo, por sus limitaciones computando todas ellas, incluyendo la amortización del vehículo, los gastos operativos, la comodidad, frecuencia de reparaciones y demás, el rendimiento de un litro de gasoil en una "Rastrojera", en términos de los kilómetros transportados, era inferior al que lograban las marcas de la competencia.

Consecuentemente, para que la "Rastrojera" pudiera mantenerse en competencia, se habría requerido que su eficiencia aumentara, o que los costos de operación disminuyeran, lo que se pretendía lograr a través de los subsidios a su producción directos e indirectos, o bien, que se redujera el precio del gasoil para las "Rastrojeras", cosa esta última claramente imposible.

Si ahora se plantea la situación del empleo, podría pensarse, por una parte, en un escenario en el que un trabajador vive en un medio con relativas facilidades de transporte ferrocarril, subterráneos, colectivos, "metrobuses", autopistas, etc.- una mayor oferta de bienes y servicios en general, relativamente amplia demanda de puestos de trabajo, mínimos costos de flete para los productos que elaboran las fábricas donde se empleó, gran parte de los cuales se venden en el entorno de su trabajo, y otras ventajas.

Comparado con esto, en nuestra Salta, con muchas más limitaciones respecto al escenario anterior, un trabajador, con la misma preparación que el que vive en los lugares de mayor desarrollo, enfrenta la realidad de las pocas empresas que pueden proporcionarle empleo, las cuales, si deben pagarle el mismo salario que obtienen los trabajadores del primer escenario, obtienen un peor rendimiento del trabajador que el que lograría si estuviera radicada donde las circunstancias son más favorables, desventaja que, por supuesto, no es atribuible al trabajador ni a las empresas, sino al entorno más desfavorable que ofrece Salta y otras provincias con similares limitaciones.

Alternativamente, aunque el tipo de producto generado por el trabajador de Salta fuera similar al de la región de mayor desarrollo, al ser su rendimiento menor, sería imposible poder pagar el mismo salario de la zona de mayor desarrollo.

Algunas reflexiones

Como se observa, tanto en el caso de la capacidad operativa de un vehículo de carga, como en la de un trabajador, no se trata de que el mecanismo impulsor el gasoil, en el vehículo, la capacidad de trabajo en el caso de las personas sea el causante de la diferencia de rendimientos, sino que esta diferencia se origina en el "entorno" que rodea el tema de análisis.

En el caso de la "Rastrojera", sus características le impiden dar más de sí, y en el caso del trabajador de Salta, las limitaciones de desarrollo de la Provincia operan de manera similar en cuanto a las restricciones que le impone. Claramente también, la respuesta a la menor performance de la "Rastrojera" no consiste en subsidiar la brecha con los productos de la competencia, sino en mejorar la propia "Rastrojera", como efectivamente están haciendo sus nuevos constructores.

Análogamente, la respuesta a la problemática de la brecha entre los trabajadores de Salta y de las regiones de mayor desarrollo no pasa por subsidiar la diferencia de salario entre el que podrían pagar las empresas salteñas y el que logra la Argentina más desarrollada (¿quién lo pagaría?) sino en elevar las condiciones de productividad de Salta y las provincias postergadas, mejorando el transporte de nuestros productos hacia los puertos y zonas de consumo, logrando una mejor y mayor oferta crediticia y abaratando la energía, entre otras iniciativas que deben incluir también una fuerte política de promociones de inversiones entre la Provincia y la Nación.

Por supuesto, las consecuencias de “no hacer nada”, son claras.

En el caso de la querida “Rastrojera”, fue su muerte, felizmente revertida a través de la iniciativa de volverla al ruedo.

Las consecuencias

En el caso de los trabajadores y empresarios de Salta, las consecuencias son, por un lado, el trabajo en negro en el que se paga por el verdadero valor de la productividad y algo menos, ya que se burlan los controles, o bien, el traslado de muchos comprovincianos hacia las zonas de mayor desarrollo, migración que también es acompañada por muchas empresas, no tanto de las que están, que sufridamente permanecen, sino de las que podrían crearse, pero prefieren, como los trabajadores, elegir las regiones que ofrecen mejores perspectivas.

En resumen, las consecuencias de seguir como estamos son las que vivimos hoy los salteños, con una pobreza absoluta récord y ninguna posibilidad de cambiar si no se revierte esta situación endémica que se perpetúa en el tiempo sin visos de cambios.
Ojalá, para los trabajadores de Salta y las provincias postergadas de la Argentina, aparezca una iniciativa engrandecedora equivalente a la que se está proponiendo para la querida “Rastrojera”.

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD