A paso lento el gaucho viene montado en su caballo y tirando una mula en la que lleva maíz para sus animales y alimento para su familia para todo el mes.
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A paso lento el gaucho viene montado en su caballo y tirando una mula en la que lleva maíz para sus animales y alimento para su familia para todo el mes.
Es una travesía de unos 12 kilómetros desde San José de Metán, hacia arriba del río De las Conchas, hasta llegar al hermoso lugar en el que se encuentra su hogar.
Don José Carabajal tiene 80 años y vivió toda su vida entre las serranías ubicadas al oeste de la localidad del sur provincial, en medio de un paisaje imponente, desde el que se observa el pico más alto del emblemático cerro El Crestón.
La historia de don José podría ser la de muchos otros hombres de campo que a diario le pelean al destino desde lo lugares más remotos de la provincia. Pero la edad y la fuerza de voluntad del hombre son el distintivo que lo diferencia cuando baja al pueblo montado en su caballo.
Por estos días el recorrido para ir desde el paraje hasta la ciudad está más transitable porque la Municipalidad reparó el camino que va por el río Conchas, al que hay que atravesar en varias oportunidades.
Por los cerros
Los problemas se generan en el verano, en la época de lluvias, porque el río crece mucho y arrastra todo a su paso y lo deja intransitable.
Tantos son los problemas en la época estival que los lugareños prefieren dirigirse a Metán por los cerros, debido a que, cuando bajan las aguas, en el río quedan grandes piedras y árboles.
"Ahora está lindo el camino. Gracias a Dios le estuve diciendo a Fernando (el intendente Romeri) si podía hacer el favor de arreglar el camino y hace unos días anduvo la máquina haciendo las reparaciones con mucho esfuerzo, porque es una zona con muchas piedras grandes, entre otras dificultades", dijo don José a El Tribuno.
Con la prienda
El gaucho desfilaba en las fechas patrias y patronales con el fortín José Ignacio Sierra, pero ya no lo hace, debido a su edad.
Está casado con doña Petrona Florencia Balderrama, con quien tuvo siete hijos. "Ahora vivimos solos con mi mujer porque nuestros hijos se fueron buscando un futuro mejor. Están muy bien; cuatro viven en Buenos Aires y los otros en Metán", cuenta don Carabajal, siempre con una sonrisa.
Su casa está en la cima de unos de los cerros de la zona, muy cerca de la denominada escuela de Balderrama, que no funciona desde hace muchos años.
Actualmente se dedica a la cría de vacas y otros animales como gallinas, cerdos y cabras. Pero entre sus mascotas se destacan unas pavas del monte, unas bellas aves silvestres que permanecen en su casa y a las que alimenta a diario.
"La vida en esta zona es muy sacrificada, pero a nosotros nos gusta. Yo no me voy a ir nunca de acá, porque he vivido toda mi vida en este hermoso lugar", destaca el gaucho.
Don José nació en el paraje conocido como Conchas, que se encuentra en el municipio de San José de Metán.
"Durante 45 años me he dedicado a quemar cal, ese era mi trabajo. Por ejemplo, les puedo contar que el barrio Granadero Díaz de Metán se hizo con toda la cal que yo produje y era de muy buena calidad", dijo.
El hombre de campo es tempranero. Apenas amanece toma unos mates con su señora, ensilla su caballo y va a juntar sus vacas que suben por los cerros, en lugares de difícil acceso. Sin embargo, don José es un baquiano conocedor de toda la zona.
"Es feo para perderse en estos cerros. Siempre andan los changos locos esos en las motos, que pasan río arriba a toda velocidad", cuenta el gaucho al referirse a los que practican enduro en Metán.