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Diversidad e historia en 200 años de arte argentino

Obras del Museo Nacional de Bellas Artes y de artistas contemporáneos se integran en un “diálogo” sobre la Nación.
Martes, 22 de agosto de 2017 21:16

La recorrida es, simplemente, fascinante. Lo que pone de relieve, a las claras, el trabajo minucioso de diseño artístico cultural de la muestra “Congreso de Tucumán - 200 años de arte argentino”, que es imprescindible visitar en el Museo de Bellas Artes (Belgrano 902 esquina Sarmiento). Hay tiempo hasta el 9 de septiembre.

La exhibición se pensó sobre cuatro ejes: paisaje y territorio, visiones sobre la subjetividad, los cambios sociales y vanguardia y abstracción, y cuenta con textos con aportes y reflexiones del Bicentenario, en relación con los diferentes núcleos temáticos, de Viviana Usubiaga, Ana Claudia García, Nancy Rojas, Pablo Montini y Carina Cagnolo, todos especialistas y referentes de las artes visuales del país.

La muestra, que no es un resumen de 200 años de arte argentino ni es una cronología, es doblemente atractiva por su impertinencia: propone un diálogo de artistas contemporáneos con grandes del siglo XIX y XX, como Cándido López, Emilio Pettoruti y Antonio Berni, por mencionar algunos.
Y en la recorrida por las salas del museo la lectura no es historicista, sino que abre al observador la posibilidad de incorporar conocimiento y, desde lo artístico, nuevas estéticas a través de las 79 obras que comenzaron a itinerar por la Argentina desde el 9 de julio del año pasado.
Se trata de dos siglos de arte con piezas que pertenecen al Museo Nacional de Bellas Artes, a las que se sumaron obras contemporáneas como homenaje a la Independencia y que, según lo establecieron sus curadores, expone ejes fundamentales del devenir nacional respecto de la soberanía política, unidad territorial, libertad ciudadana y la armonía social.

En la muestra, diferentes autores y diferentes décadas “dialogan” a través de sentimientos, imágenes, colores, texturas y formas en obras que pasan por pinturas a fotografías y esculturas.

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La recorrida es, simplemente, fascinante. Lo que pone de relieve, a las claras, el trabajo minucioso de diseño artístico cultural de la muestra “Congreso de Tucumán - 200 años de arte argentino”, que es imprescindible visitar en el Museo de Bellas Artes (Belgrano 902 esquina Sarmiento). Hay tiempo hasta el 9 de septiembre.

La exhibición se pensó sobre cuatro ejes: paisaje y territorio, visiones sobre la subjetividad, los cambios sociales y vanguardia y abstracción, y cuenta con textos con aportes y reflexiones del Bicentenario, en relación con los diferentes núcleos temáticos, de Viviana Usubiaga, Ana Claudia García, Nancy Rojas, Pablo Montini y Carina Cagnolo, todos especialistas y referentes de las artes visuales del país.

La muestra, que no es un resumen de 200 años de arte argentino ni es una cronología, es doblemente atractiva por su impertinencia: propone un diálogo de artistas contemporáneos con grandes del siglo XIX y XX, como Cándido López, Emilio Pettoruti y Antonio Berni, por mencionar algunos.
Y en la recorrida por las salas del museo la lectura no es historicista, sino que abre al observador la posibilidad de incorporar conocimiento y, desde lo artístico, nuevas estéticas a través de las 79 obras que comenzaron a itinerar por la Argentina desde el 9 de julio del año pasado.
Se trata de dos siglos de arte con piezas que pertenecen al Museo Nacional de Bellas Artes, a las que se sumaron obras contemporáneas como homenaje a la Independencia y que, según lo establecieron sus curadores, expone ejes fundamentales del devenir nacional respecto de la soberanía política, unidad territorial, libertad ciudadana y la armonía social.

En la muestra, diferentes autores y diferentes décadas “dialogan” a través de sentimientos, imágenes, colores, texturas y formas en obras que pasan por pinturas a fotografías y esculturas.

En cuatro fases
Los cuatro ejes de la exposición forman parte de la historia del arte y permiten observar el devenir emancipador tanto nacional como universal.

“Paisaje y territorio” es la primera parte de la muestra, descripta por los curadores a partir de la geografía, que dispone el espacio ecológico en el cual las personas tejen sus historias. En cuanto al paisaje rural, de larga suerte literaria y pictórica, alude a una Argentina en la que la conexión del hombre con su entorno da sentido a su existencia.

La segunda fase, “Visiones sobre la subjetividad”, establece que la persona es la primera capa de sentido de la historia. Le siguen “Los cambios sociales”, que en la interpretación de la puesta se explica como el espacio público donde el devenir de las acciones políticas y los fundamentos sociales que constituyen una nación son interrogados por obras en las que la inequidad, la protesta, la insurgencia, la memoria de actos resistentes se vuelven potencia crítica que sesga, alumbrando, el drama argentino.

La última es “Vanguardia y abstracción”. Uno de los ejes críticos del discurso visual ha sido la construcción de las vanguardias que hacen de la abstracción su piedra de toque.


 

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