¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

15°
19 de Abril,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

Jorge Luis Borges, el hombre que revolucionó la literatura 

Escritores salteños destacan la vigencia y la imborrable impronta de su legado. Nació en 1899 en Buenos Aires. En su homenaje hoy se celebra el Día del Lector.
Miércoles, 23 de agosto de 2017 21:21

Hace 118 nacía una figura cuya genialidad y provocación lo ubicarían en lo más encumbrado de la literatura mundial. 
Jorge Francisco Isidoro Luis Borges nació 1899 en Buenos Aires y se convirtió en una de las grandes figuras de la literatura en lengua española.

El tiempo, los espejos, los libros imaginarios, los laberintos o la búsqueda del nombre de los nombres fueron algunos de los temas que atraparon a lectores de todo el mundo. Sus escritos están repletos de simbologías y dan cuenta de una poderosa erudición. Es que además de un gran escritor, Borges fue un gran lector: libros de literaturas europeas y clásica, la Biblia y la Cábala judía y hasta de filosofía formaban parte de su biblioteca. “Borges dejó una huella importantísima. Tanto que él mismo decía que era un prejuicio argentino. Es que es una cita y una referencia ineludible. Fue un adelantado. Su experimentación era temática y trabajó mucho con el lenguaje. Era un provocador nato”, señaló a El Tribuno Santiago Sylvester, escritor salteño y miembro de la Academia Argentina de Letras.

Por su parte, el escritor Leopoldo “Teuco” Castilla, hijo del mítico Manuel J. Castilla, tuvo la posibilidad de conocer a Borges en una entrevista unos años antes de su muerte. “Borges no es solo un poeta y prosista, es toda una literatura. Era un hombre de una extrema inteligencia y cultura. Su escritura se mantiene vigente porque trabajó sobre los viejos enigmas de la cultura, como el laberinto y el espejo, entre otros. Le dio vida al misterio en sus cuentos y en sus poemas dio respuestas a esos enigmas”.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Hace 118 nacía una figura cuya genialidad y provocación lo ubicarían en lo más encumbrado de la literatura mundial. 
Jorge Francisco Isidoro Luis Borges nació 1899 en Buenos Aires y se convirtió en una de las grandes figuras de la literatura en lengua española.

El tiempo, los espejos, los libros imaginarios, los laberintos o la búsqueda del nombre de los nombres fueron algunos de los temas que atraparon a lectores de todo el mundo. Sus escritos están repletos de simbologías y dan cuenta de una poderosa erudición. Es que además de un gran escritor, Borges fue un gran lector: libros de literaturas europeas y clásica, la Biblia y la Cábala judía y hasta de filosofía formaban parte de su biblioteca. “Borges dejó una huella importantísima. Tanto que él mismo decía que era un prejuicio argentino. Es que es una cita y una referencia ineludible. Fue un adelantado. Su experimentación era temática y trabajó mucho con el lenguaje. Era un provocador nato”, señaló a El Tribuno Santiago Sylvester, escritor salteño y miembro de la Academia Argentina de Letras.

Por su parte, el escritor Leopoldo “Teuco” Castilla, hijo del mítico Manuel J. Castilla, tuvo la posibilidad de conocer a Borges en una entrevista unos años antes de su muerte. “Borges no es solo un poeta y prosista, es toda una literatura. Era un hombre de una extrema inteligencia y cultura. Su escritura se mantiene vigente porque trabajó sobre los viejos enigmas de la cultura, como el laberinto y el espejo, entre otros. Le dio vida al misterio en sus cuentos y en sus poemas dio respuestas a esos enigmas”.

Borges y la poesía
Acerca de la impronta borgiana, Sylvester explicó: “Borges establece la poesía de pensamiento, una línea que perdura hasta la actualidad. Se trata de una poesía filosófica y de reflexión. Es una manera de adentrarse al mundo poético más allá del sentimiento y la lírica”.
A su vez, destacó la nueva forma de posicionarse ante el proceso de escritura y lectura que descubre Borges. “En 1943 escribe el cuento ‘Pierre Menard, autor del Quijote’, donde demuestra cómo el paso del tiempo cambia el sentido de las palabras. Lo que leemos hoy no es lo mismo que se escribía entonces. Por ejemplo, La Odisea era un libro de historia para los griegos, hoy es un poema. El cambio del tiempo varía el punto de vista sobre las cosas”, explicó Sylvester.
Y agregó una divertida anécdota. “No nos tenía mucha paciencia a los salteños. Decía que teníamos demasiados árboles genealógicos. Así lo consigna Adolfo Bioy Casares en su libro ‘Borges’, una obra que reproduce las conversaciones entre Bioy y Borges durante 60 años. Es un libro muy divertido y reflejo de una época”, se ríe.

Para los jóvenes
Borges siempre ponderó su rol de lector más que el de escritor. “Alguna vez dijo que la gente se dará cuenta de que más que un creador, fue un atento lector. Es fundamental para quienes empiezan a escribir: leer mucho y bien”, resaltó en tanto Castilla.
“Con su lectura se aprende una barbaridad. Además, es divertido, no es solo un viejo maestro, sino que cuenta cosas muy interesantes”, agregó Sylvester.

Publicaciones
En la década del 20 Borges fundó las revistas Prismas y Proa. Su primer libro de versos fue Fervor de Buenos Aires (1923). En los años 30 ejerció la crítica literaria y se vinculó con Victoria Ocampo, Macedonio Fernández y Adolfo Bioy Casares. Sus obras Ficciones (1944), El Aleph (1949) y El Hacedor (1960) constituyen sus tres colecciones de relatos de mayor proyección. Con Ficciones comienza el reconocimiento en nuestro país. Borges falleció el 14 de junio de 1986 en Suiza.

Santiago Sylvester
ACADEMIA ARG. DE LETRAS

“Borges es una cita y una referencia ineludible. Fue un adelantado”.

Leopoldo Castilla
ESCRITOR SALTEÑO

“Era un hombre de una extrema inteligencia y cultura”.


 

Temas de la nota

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD

Temas de la nota

PUBLICIDAD