Mucho se opina sobre las empanadas, tanto como se comen. Que si las “verdaderas” son las de Salta, que si son mejores las tucumanas, las cordobesas o las bolivianas. Lo cierto es que este riquísimo alimento plantea variedades según el lugar y la mano que lo prepara, pero fundamentalmente no hay quien se resista a la tentación y, como un perfecto maridaje, acompañarlas con una copa de vino.
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Mucho se opina sobre las empanadas, tanto como se comen. Que si las “verdaderas” son las de Salta, que si son mejores las tucumanas, las cordobesas o las bolivianas. Lo cierto es que este riquísimo alimento plantea variedades según el lugar y la mano que lo prepara, pero fundamentalmente no hay quien se resista a la tentación y, como un perfecto maridaje, acompañarlas con una copa de vino.
La empanada no proviene de la “grande cuisine”, sino que es una preparación simple, de fácil elaboración e innumerables combinaciones cuyo origen no puede determinarse con certeza. La costumbre de empanar o poner una preparación a elección dentro de una masa estirada se mantiene con fuerza en México con las famosas fajitas, burritos y tacos; las tapas españolas son famosas por el sabor del relleno sobre un pequeño círculo de masa casi crocante; las árabes, conocidas como lehmeyun cuando son abiertas o fatay o sfija cuando están cerradas triangularmente. Hay quienes indican que esta comida fue trasladada a Occidente por los árabes, que trasladaban los alimentos empanados para conservarlos durante las largas travesías. Al invadir España durante siglos transmitieron esa costumbre alimentaria y los españoles, a su vez, trasladaron esa forma de preparación a América, aunque se sabe que los nativos centroamericanos ya hacían algo similar con harina de maíz, logrando una suerte de panes.
La mezcla de harina con grasa o manteca, un poco de sal, huevo y agua para obtener una masa elástica y rellenarla o cocinarla en una parrilla como una tortilla, es hoy absolutamente habitual verlo, inclusive en las calles y particularmente en ciudades latinoamericanas.
Y la variedad del sabor no solo dependerá del guisado interior, sino también del tipo de harina que se utilice.
En el territorio de Salta, donde muchos españoles se asentaron luego de la fundación de la ciudad y la instalación de algunos fuertes, caracterizándose como productores de ganado vacuno, caballar y mular, también se popularizó la empanada adquiriendo con el tiempo características propias.
Y como la empanada es tradición y una elección permanente, nuevamente este año se realizará la Fiesta de la Empanada Salteña, que este año no solo cumplirá su 50º aniversario, sino que traerá un festival folclórico excepcional en la noche del 2 de septiembre y el gran concurso el domingo 3.
El festival organizado por diario El Tribuno se realiza cada año para rescatar las costumbres gastronómicas salteñas a través de uno de sus platos más característicos y congrega a miles de familias y turistas, atraídos por los aromas y sabores de la comida regional.
El certamen
El domingo 3 se desarrollará el certamen, de 10 a 18, con varios espectáculos durante el día. También habrá venta de comidas, tanto dulces como saladas. Se dispondrán, a su vez, patios de comida y quioscos de venderán bebidas.
Un estricto jurado determinará los tres mejores cocineros y se entregarán los trofeos y premios. El primero consistirá en $20 mil, el segundo $15 mil y el tercero $10 mil. En los tres casos se obsequiarán electrodomésticos.
Este año participarán empanaderas del interior, en representación de sus municipios o departamentos.
Otras de las novedades de este año es la incorporación de nuevos medios de pago. Los concursantes tendrán la opción de incorporar cobro mediante tarjetas de crédito y débito a través de un sistema establecido por el Banco Macro.
En definitiva, el Centro de Convenciones Salta abrirá sus puertas, nuevamente este año, para recibir a las familias salteñas y a los turistas en dos jornadas que prometen ser excepcionales.