"Hoy solo es momento para una larga reflexión y un duelo familiar profundo, porque después de más de cien días Paola volvió con nosotros".
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"Hoy solo es momento para una larga reflexión y un duelo familiar profundo, porque después de más de cien días Paola volvió con nosotros".
No hubo más palabra, solo agradecimiento para todos aquellos que apoyaron a la familia, en las marchas y con su espíritu.
Mónica Morales con una fuerza inconmensurable les hace llegar a los medios de prensa la parte que les corresponde con una sola frase: "Gracias a ustedes que nunca nos abandonaron, gracias".
En ese contexto de dolor, en una humilde vivienda del barrio Palermo, en el oeste de la capital, cientos de personas se congregaron ayer tarde y engalanaron la calle y las paredes con las banderas y los afiches que plasmaron una lucha por la verdad que se extendió por 104 día, el tiempo que Paola Álvarez habitó el mundo de los desaparecidos.
Jóvenes y fundamentalmente el vecindario acompañaron a la familia en este doloroso funeral.
En las paredes y en las banderías quedaron grabados los grafitis de aquellos días de incertidumbre pero también un exigente mensaje para la Justicia, el de caer con todo el peso de la ley sobre los culpables, porque para los presentes hay muchas personas implicadas.
Paola ayer regresó al barrio que la vio crecer. Volvió no como un recuerdo sino como un ícono de la verdad, de la lucha y de la verdadera justicia.
La triste historia
Paola Mariana Álvarez desapareció entre el viernes 5 de mayo a la noche y la madrugada del sábado 6 y desde entonces su madre Mónica Morales comenzó una búsqueda desenfrenada de su hija que 104 días después concluyó con el hallazgo de su cuerpo en un acantilado de La Caldera.
En esos días la mamá decía a El Tribuno premonitoriamente: "Todos estos días comencé a recordar cada frase de Santiago Zambrani (la supuesta expareja de Paola) y tanto las amigas de mi hija y algunos familiares que lo conocían fueron reconstruyendo el perfil del sujeto".
La afligida mamá recordó, entonces, los audios de Santiago, el principal acusado, donde éste le confiesa que no podía decirle lo que hacían con Paola.
"Ahora veo que no se refería a cosas del amor, sino a otras actividades", dijo entonces.
Paola supuestamente hacía trabajos de limpieza en un departamento de un tal Dany.
Cuando desapareció, Santiago Zambrani aseguró que salió corriendo de un inquilinato de barrio Autódromo, que no quiso remises pero a la vez dijo: "Le di dinero".
"Por favor, deben investigar dónde realmente estuvo Paola Mariana esa noche del viernes, quiénes concurrieron a esa fiesta que mi propia hija me hace saber a través de un mensaje de texto: "Están preparando una fiestita y me pidieron que me quede, me voy a demorar un poco', me escribió", dijo entonces la mamá.
"Fiestita, ¿qué fiestita es esa?". Hoy las preguntas de entonces todavía no encontraron respuestas.
"Qué clase de negocio era ese. Qué clase de "oficina' tenía Zambrani en barrio Autódromo. Lo único que sé es que la madre de este tipo lo encubrió en todo momento y que apenas ingresó a la sala de imputación, Santiago dijo: "Mis padres no hicieron nada'. Entonces sabe muy bien quién o quiénes fueron o dónde está mi hija", afirmó la mujer cuando su hija aún no parecía.
Hoy la Justicia le dio la razón en todo lo que planteó en ese momento pero también corroboró el peor final de una historia donde una joven salteña pierde la vida en manos de una persona ligada a la venta y comercialización de estupefacientes.
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