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17 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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La tierra está viva

Sabado, 05 de agosto de 2017 00:00

El 24 de mayo de 2015, el papa Francisco lanzó ante los ojos del mundo un documento social son precedente en la historia de la Iglesia, y fue publicado en ocho idiomas el 18 de junio, "Laudato sí". Una frase de Umbría de la famosa canción religiosa "Cántico del Sol" por San Francisco de Asís, el santo patrono de la ecología le dio el título a un controvertido documento. En el subtítulo de la encíclica, "Sobre el cuidado de la casa común", se refiere a la Tierra como oikos ("casa"), la raíz griega de la palabra "ecología", mientras que el cuidado (curando en italiano, español y portugués) es una práctica característica de la Teología de la Liberación.

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El 24 de mayo de 2015, el papa Francisco lanzó ante los ojos del mundo un documento social son precedente en la historia de la Iglesia, y fue publicado en ocho idiomas el 18 de junio, "Laudato sí". Una frase de Umbría de la famosa canción religiosa "Cántico del Sol" por San Francisco de Asís, el santo patrono de la ecología le dio el título a un controvertido documento. En el subtítulo de la encíclica, "Sobre el cuidado de la casa común", se refiere a la Tierra como oikos ("casa"), la raíz griega de la palabra "ecología", mientras que el cuidado (curando en italiano, español y portugués) es una práctica característica de la Teología de la Liberación.

Creo, a juicio personal, que este documento tendrá la trascendencia en el tiempo como la encíclica Rerum Novarum del papa León XIII publicado en el año 1891, no sólo porque trata temas nuevos, sino porque en Laudato sí, el papa Francisco pone de manifiesto su parecer en cuestiones teológicas graves, que eran de sumo cuidado para la Iglesia, como el tema de la evolución de las especies.

La mirada científica

El texto de la encíclica papal revela familiaridad del Papa con muchos conceptos e ideas de la ciencia contemporánea. Desde hace unas décadas, una nueva concepción de la vida se abre paso en la ciencia. Se trata de una visión unificadora que integra las dimensiones biológicas, cognitivas, sociales y ecológicas de la vida. En el mismo centro de esta nueva comprensión de la vida nos encontramos con un profundo cambio en las miradas del mundo, ya no como una máquina sino como una red. Esta nueva concepción de la vida es la que está siendo desarrollada por grandes investigadores en todo el mundo, e involucra un nuevo tipo de pensamiento, un sistema para pensar en términos de conectividad, las relaciones, los patrones y el contexto. En la ciencia, esta forma de pensar es conocida como "pensamiento sistémico", ya que es crucial para la comprensión de los sistemas vivos de cualquier tipo los organismos vivos, los sistemas sociales, o los ecosistemas. La visión sistémica de la vida es la base conceptual para analizar la encíclica del Papa.

Las pertenencias

Todos somos miembros de la humanidad y todos pertenecemos a la Casa de la Tierra, la biosfera global. Como miembros de la comunidad humana, nuestro comportamiento debe reflejar el respeto hacia la dignidad humana y los derechos humanos básicos. Como miembros de la Casa de la Tierra, nuestra "casa común", no debemos interferir con la capacidad inherente de la naturaleza para mantener la vida. Este es el significado esencial de la sostenibilidad ecológica.

La característica determinante de la ecología profunda es un cambio de los valores antropocéntricos (centrados en el hombre) hacia los valores ecocéntricos (centrados en la tierra). Es una visión del mundo que reconoce el valor inherente de la vida no humana, reconociendo que todos los seres vivos son miembros de comunidades ecológicas, unidos en redes de interdependencia.

En el punto dos, Francisco ubica al hombre como tierra. Las relaciones del hombre con la creación, con el resto de la humanidad y consigo mismo, no se ven aisladas.

No es el hombre es el centro, sino la vida. Y el hombre es parte de este sistema. "Olvidamos que nosotros mismos somos tierra (cf. Gn 2,7). Nuestro propio cuerpo está constituido por los elementos del planeta, su aire es el que nos da el aliento y su agua nos vivifica y restaura" (LS 2).

Todas estas consideraciones y el sistema radicalmente nuevo de la ética que implican, se expresan claramente en la encíclica papal, como se muestra en los siguientes pasajes: "El auténtico desarrollo humano posee un carácter moral y supone el pleno respeto a la persona humana, pero también debe prestar atención al mundo natural y tener en cuenta la naturaleza de cada ser y su mutua conexión en un sistema ordenado"(LS 5).

"La noción de bien común incorpora también a las generaciones futuras. Las crisis económicas internacionales han mostrado con crudeza los efectos dañinos que trae aparejado el desconocimiento de un destino común, del cual no pueden ser excluidos quienes vienen detrás de nosotros..."(LS 159).

Ya no puede hablarse de desarrollo sostenible sin una solidaridad intergeneracional ... No estamos hablando de una actitud opcional, sino de una cuestión básica de justicia, ya que la tierra que recibimos pertenece también a los que vendrán.

La Carta de la Tierra

Los valores de la ecología profunda y sus implicaciones para la construcción de un mundo justo, sostenible y pacífico se elaboran en función de dieciséis principios éticos en la Carta de la Tierra, un documento único mencionado por el papa Francisco explícitamente como fuente de inspiración: "La Carta de la Tierra nos invitaba a dejar atrás una etapa de autodestrucción y a comenzar de nuevo, pero todavía no hemos desarrollado una conciencia universal que lo haga posible. Por eso me atrevo a proponer nuevamente aquel precioso desafío: "Como nunca antes en la historia, el destino común nos hace un llamado a buscar un nuevo comienzo" (LS 207)

Es impresionante que a través de todo el documento, el Papa Francisco utilice un lenguaje científico contemporáneo con total desenvoltura. Los términos técnicos como "paradigma", "reduccionismo", "microorganismos", "partículas subatómicas", "salto cuántico", etc. aparecen una y otra vez.

Para citar sólo un ejemplo, en el párrafo 18 el Papa señala el contraste entre el ritmo agitado de la vida moderna y el ritmo mucho más lento de la evolución: “Si bien el cambio es parte de la dinámica de los sistemas complejos, la velocidad que las acciones humanas le imponen hoy contrasta con la natural lentitud de la evolución biológica”. En vista del cuestionamiento generalizado de la evolución por los fundamentalistas de interpretación literal bíblica, la referencia del Papa del hecho de la evolución biológica, sin ninguna necesidad de nuevas observaciones, es verdaderamente transcendental: “En primer lugar, haré un breve recorrido por distintos aspectos de la actual crisis ecológica, con el fin de asumir los mejores frutos de la investigación científica actualmente disponible, dejarnos interpelar por ella en profundidad y dar una base concreta al itinerario ético y espiritual como se indica a continuación” (LS 15)

La ciencia y la Fe

En la historia del cristianismo, las declaraciones teológicas acerca de la naturaleza del mundo, o sobre la naturaleza humana, a menudo eran consideradas como verdades literales y cualquier intento de cuestionar o modificar ellos se consideró herético. Esta posición rígida de la Iglesia llevó a los conocidos conflictos entre la ciencia y el cristianismo fundamentalista, que han continuado hasta nuestros días. En estos conflictos, se toman posiciones antagónicas a menudo por los fundamentalistas de ambos lados, que no toman en cuenta el carácter limitado y aproximado de todas las teorías científicas, por un lado y la naturaleza metafórica y simbólica de la lengua en las escrituras religiosas, en el otro. El papa Francisco enfatiza la naturaleza simbólica del lenguaje religioso. No basta con rendir culto a la tierra, hay que cuidarla, porque nosotros somos tierra. Y no se debe reducir el problema ecológico a la tala de los árboles o al problema de la minería. Es mucho más profundo y requiere de opciones políticas de quienes tienen la responsabilidad de la cosa pública, donde no puede faltar una clara política educativa que involucre a todos los ámbitos de la formación infanto juvenil. Medidas que no pueden esperar o nos encaminamos a un verdadero genocidio.

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