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Un "sepelio espectáculo"

Domingo, 17 de septiembre de 2017 00:00

Ceferino Reato ha probado con maestría su aptitud como escritor, periodista e historiador. Sus cuatro primeros libros, referidos al período generalmente conocido como "los setenta", fueron enfoques históricos.

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Ceferino Reato ha probado con maestría su aptitud como escritor, periodista e historiador. Sus cuatro primeros libros, referidos al período generalmente conocido como "los setenta", fueron enfoques históricos.

En su nuevo libro -"Salvo que me muera antes". El día que murió Kirchner, la noche que nació el Cristinismo- toma un hecho más reciente, como es la muerte de Néstor Kichner, ocurrida en 2010, cuyas consecuencias políticas están presentes. La tesis central del libro, es que el "sepelio-espectáculo" que sucedió a la muerte de Kirchner, fue el inicio de lo que puede denominarse "el cristinismo".

Coincido con ella. Cristina transitaba entonces el tercer año de su primer mandato y había enfrentando en el primero el conflicto con el campo y en el segundo la derrota electoral en las elecciones legislativas. Si bien algunos sostienen que la conmemoración del Bicentenario de la Revolución de Mayo fue el inicio de la recuperación del kirchnerismo, lo cierto es que en los días previos a la muerte de Néstor, el sindicalismo liderado por Moyano lo había desafiado en la misma persona de su esposa. Que sólo seis de quince gobernadores peronistas habían aceptado suscribir un documento contra la candidatura de Daniel Scioli, que ya se precipitaba. Y que la muerte de un militante de izquierda, por gente vinculada al gremio ferroviario que estaba próximo al oficialismo, había puesto al Gobierno en una situación difícil.

Cristina era vista hasta entonces por la mayoría de la dirigencia política, como un paréntesis entre dos gobiernos de su marido -el que había tenido y el que podría tener a partir de la elección del 2011- antes que como la protagonista de un ciclo político propio de dos períodos.

Pero como bien plantea Reato en base a su pormenorizada y fundamentada descripción de los hechos, todo ello cambió con la muerte de Kirchner. La expresidenta supo aprovechar con habilidad y eficacia la oportunidad que la realidad le brindaba. Sin poner en tela de juicio sus genuinos sentimientos en ese momento, su personalidad de líder político, se impuso por instinto, más allá del equipo que supo asesorarla en ese momento. El cristinismo implicó un kirchnerismo menos peronista. Sin retornar al intento fallido de Kirchner de la "transversalidad" de su primer momento cuando intentó alejarse del peronismo, Cristina logró subordinarlo, mientras profundizaba su alianza e identificación con el "progresismo" y la militancia de los derechos humanos. Prefiere llamar "democracia plebiscitaria" al fenómeno político del kirchnerismo en sus dos versiones, las encarnadas sucesivamente por Néstor y Cristina. El autor plantea con razón, que el momento culminante su ciclo, fue en octubre de 2011, cuando ganó en primera vuelta con el 54% de los votos y 37 puntos de ventaja sobre el segundo. Pero tras esa misma victoria, la búsqueda de un tercer mandato consecutivo, generó desde fines de 2012 en una reacción que se manifestó en las movilizaciones opositoras convocadas desde las redes sociales y la derrota en las legislativas de 2013. Conceptualmente, Reato prefiere denominar al kirchnerismo en sus dos versiones, como "democracia plebiscitaria" y no como populismo, por considerar a la primera como más precisa y al segundo como más difuso, y posiblemente tenga razón.

 

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