En el primer examen por los puntos, Juventud Antoniana mostró serios desacoples en cuanto al funcionamiento en el juego colectivo, aunque al final del triunfo por 1 a 0, frente a San Jorge de Tucumán, sirvió para calmar la impaciencia de la gente que llegó hasta el estadio Martearena para ver el debut del equipo que conduce Víctor Nazareno Godoy.
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En el primer examen por los puntos, Juventud Antoniana mostró serios desacoples en cuanto al funcionamiento en el juego colectivo, aunque al final del triunfo por 1 a 0, frente a San Jorge de Tucumán, sirvió para calmar la impaciencia de la gente que llegó hasta el estadio Martearena para ver el debut del equipo que conduce Víctor Nazareno Godoy.
El DT reconoció “la falta de personalidad”, pero solo apuntó al mal desempeño de los jugadores durante los primeros cuarenta y cinco minutos. Las descordinaciones para efectuar los relevos, la falta de ritmo futbolístico, fueron causales de que el equipo santo no haya realizado una exhibición más acertada. Juventud, en el proceso de preparación que se puso en marcha en julio pasado, desde esa fecha apenas pudo jugar cuatro amistosos. Fue como que los ensayos no fueron lo suficientemente provechosos y que hubo una merma en la producción del juego en conjunto, incluso en el partido frente a Central Córdoba de Santiago del Estero, el descontento fue generalizado y dado que el domingo pasado se precipitaba todo como una verdadera debacle, al no ser porque Hernán Lillo encontró esa pelota, que envió en un tiro de esquina el Ratón Gustavo Ibáñez, y la mandó a guardar, lo que transformó en rostros sonrientes. Pero que el árbol no tape el bosque por la victoria ante los tucumanos. Todo el trabajo tiene que estar a la altura de la exigencia del paladar antoniano y con el pleno convencimiento de demostrar que este nuevo proceso hay que enderezarlo por el buen camino
En el análisis también entra a tallar la respuesta en todas sus líneas. El arquero Diego Pave demostró solvencia bajo los tres palos y se erigió como una de las figuras de la cancha. Entre los cuatro del fondo, Luciano González fue el más flojo porque además de no transmitir seguridad, le pesó la titularidad y hasta estuvo errático con los pases a sus compañeros. El resto alternó entre buenas y malas. De mitad de cancha hacia adelante no hubo un buen complemento y se notó que fijar la posición de una determinada pieza en un lugar va a costar. La entrega de no dar por perdida ninguna pelota no suple todo, aunque un par de chispazos de Lucas Acosta, que debe enchufarse más en sociedad con el Ratón Ibáñez, pueden llegar a convertirse en una sociedad interesante. Jonnhy Angulo de nueve no funcionó, por lo que Gustavo Balvorín en el poco tiempo que ingresó preocupó más a los centrales contrarios. Y ahora será el turno con Patria de Formosa