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Entregaba a sus hijas de 9 y 12 años a un “brujo” para que las violara como "ofrendas"

La madre creía que con los abusos el curandero las exorcizaba. Los dos fueron condenados a 19 y 20 años de prisión. Ocurrió en Villa Paranacito, Entre Ríos.
Martes, 19 de septiembre de 2017 09:10

Hace un año el horror en el que vivían dos nenas de 9 y 12 años en la localidad entrerriana de Villa Paranacito había quedado al descubierto: su mamá las entregaba como “ofrenda” a un curandero que para “exorcizarlas” las abusaba sexualmente. La mujer y el violador fueron condenados, pero recién ahora la sentencia está firme e irán a la cárcel.

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Hace un año el horror en el que vivían dos nenas de 9 y 12 años en la localidad entrerriana de Villa Paranacito había quedado al descubierto: su mamá las entregaba como “ofrenda” a un curandero que para “exorcizarlas” las abusaba sexualmente. La mujer y el violador fueron condenados, pero recién ahora la sentencia está firme e irán a la cárcel.

La Directora del Área de Niñez local fue quien descubrió lo que pasaba por el contacto periódico que mantenía con la familia para brindarles asistencia. En su declaración contó que la mujer tenía una suerte de obsesión con sus hijas, a quienes no les permitía salir ni siquiera para los actos escolares.

Un día, mientras conversaba con la mujer dentro de su casa sobre la Ruta 12, vio unas pastillas anticonceptivas y le preguntó si estaba en pareja. La respuesta que recibió fue tan inesperada como reveladora. No eran para ella sino para sus hijas. Tenía “terror” de que quedaran embarazadas.

Así se inició la investigación que demostró que la mayor de las nenas fue abusada desde los 8 hasta los 13 años al menos una vez por semana. La hermana menor tenía 9 años cuando la violaron por primera vez. La mamá siempre estaba presente durante los abusos y les prometía -en vano- que sería la última vez.

La mujer y el abusador, Juan Carlos Flores, fueron condenados a 19 y 20 años de prisión respectivamente. A partir de ahora, empezarán a cumplir con su pena.

Tanto para los jueces de Gualeguaychú como para los sentenciantes de Casación, los relatos de las víctimas en Cámara Gesell fueron las claves para arribar a la condena de los dos imputados. La veracidad en las palabras fue muy difícil de desestimar por parte de los defensores, que se empeñaron en tratar de derribar esta prueba aludiendo que se realizó “sin precisión técnica y dirigida con preguntas tendenciosas, inducidas”.

Más allá de ello, los relatos de las niñas fueron espontáneos, coherentes, lúcidos, conservados; con un lenguaje acorde. A su vez, el informe médico que se presentó como prueba también fue contundente.

La representante del Ministerio Público Fiscal ante la Cámara de Casación, Matilde Federik, manifestó que “los relatos son realmente espeluznantes, pocas veces se han visto dichos así, respecto de la participación activa y presencia de la madre biológica de las víctimas en cada uno de los hechos de abuso”. Señaló que las violaciones “describen la participación activa de la madre, que les prometía que era la última vez, que les daba premios, que les daba dinero”.

 

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