Las bibliotecas populares todos los años luchan por el cobro en tiempo y forma de los subsidios municipal y provincial que permiten sostener la infraestructura y el funcionamiento de estas entidades.
inicia sesión o regístrate.
Las bibliotecas populares todos los años luchan por el cobro en tiempo y forma de los subsidios municipal y provincial que permiten sostener la infraestructura y el funcionamiento de estas entidades.
"La burocracia nos come vivos", dijo José María Chaile, presidente de la Biblioteca Popular Macacha Gemes de Villa San Antonio y tesorero de la Federación Salteña de Bibliotecas Populares, quien está gestionando desde hace meses el subsidio municipal de algo más de 800 mil pesos que les permite abonarle a las bibliotecarias profesionales $3.600 por mes y a las idóneas $3.100.
"El pago debería haber sido liberado a más tardar en marzo pero estamos a mediados de septiembre y lo único que tenemos son promesas", dijo Chaile.
Ahora hay más exigencias que antes, por ejemplo para que las bibliotecarias cobren deben acreditar capacitaciones en 2016, pero algunas han ingresado este año por lo tanto no cuentan con esa capacitación y a las de este año no las tienen en cuenta. "Yo creo que está bien que exijan la formación de la gente pero también hay que ser criteriosos, porque de lo contrario lo único que se consigue es que las profesionales se vayan de las bibliotecas", agregó Chaile.
"Yo confío en Gustavo Sáenz, pero no sé si está mal asesorado o qué ocurre. El año pasado no salía el pago porque la gestión era nueva. Este año debería haber salido en marzo y todavía no tenemos más que promesas", agregó Chaile.
Otro tanto ocurre con el subsidio provincial que es solo de 19.000 pesos y que es utilizado para afrontar pequeños gastos.
Mucho más que libros
En medio de las serias dificultades económicas que afronta, la Federación ya está organizando los festejos que se realizarán el sábado, de 9 a 14, en la plaza 9 de Julio por el Día de las Bibliotecas Populares. Es la oportunidad de mostrar la cantidad de actividades que se hacen a lo largo del año.
"A los funcionarios no les interesan las bibliotecas populares, ni siquiera las conocen, no saben el trabajo que se hace", dijo Chaile.
Estas entidades nacen por la inquietud y preocupación de los vecinos. No se trata solo de libros. Las bibliotecas son espacios de contención muy importantes dentro de los barrios más carenciados. Hay niños que cuando salen de la escuela llegan a sus casas y están solos, nadie los puede ayudar con las tareas y comienzan a vagar por las calles. Las bibliotecas ocupan ese espacio con clases de apoyo, con talleres de lectura, idiomas, danzas, folclore, instrumentos y deportes como ajedrez, entre otros. Incluso hay bibliotecas que hasta la merienda brindan a los chicos.
Sin embargo, para poder acceder a subsidios o ayudas de la Conabip (Comisión Nacional de Bibliotecas Populares) tienen que contar con personería jurídica. "Esto es lógico, lo que no puede ser es que haya que tener entre 15 y 20.000 pesos para poder organizarla", dijo Chaile.
Así, por ejemplo, la Biblioteca Juana Azurduy del barrio 17 de Octubre y la Ricardo Alonso, del barrio Las Colinas, trabajan intensamente pero no pueden acceder a ningún beneficio porque no tienen los papeles en orden. "Es imposible que los tengan porque de ¿dónde van a obtener esa suma?", se preguntó Chaile.
En marzo de este año llegó a Salta el presidente de la Conabip, Leandro De Sagastizábal. A él se le planteó el tema de los costos que tienen estos trámites previos. El funcionario se comprometió a analizarlo, pero hasta ahora no hubo novedades. Está todo tan complicado que ya son varias las bibliotecas que han tenido que cerrar, es el caso de la Daniel Toro y la Jaime Dávalos.
A pesar del panorama sombrío, hay gente dispuesta a trabajar por su comunidad: entre ayer y hoy están realizando capacitaciones en la Biblioteca Provincial sobre conservación.