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“Me emocionaría cerrar mi carrera con La Misa Criolla en el Vaticano”

El folclorista Zamba Quipildor realizó un balance de toda su carrera artística
Miércoles, 20 de septiembre de 2017 14:41

“En 43 años, jamás sentí tan profundamente la emoción en la gente, los rostros llenos de lágrimas abundaron en el concierto, me sentí quebrar por momentos. Esta actuación quedará grabada por siempre en mi mente. Fue mi despedida de los escenarios, aunque quedarán algunas fechas pendientes que se cumplirán en los próximos seis meses”, fueron las primeras palabras del legendario folclorista Zamba Quipildor.
Este querido artista lleva más de 50 años predicando su canto por las tablas del mundo, y en ocasión de la fiesta del Milagro, ofreció la obra integral La Misa Criolla, junto a músicos y un coro de 70 voces, dirigido por la profesora Myriam Dagún.
Gregorio Nacianceno Quipildor, conocido en el ambiente artístico como Zamba Quipildor, nació en La Esperanza (Jujuy), pero de bebé (dos meses) se trasladó con su familia a Coronel Moldes, donde vivió hasta que comenzó su carrera artística. Hace más de 40 años está radicado en Buenos Aires. Un hombre que vive aferrado a su raíz norteña y siempre menciona que el folclore es un género muy particular porque es ahí donde “el salteño manifiesta sus sentimientos, anhelos y opiniones”.
Su buena predisposición siempre está a flor de piel y no dudó ni un instante para aceptar una charla con diario El Tribuno.

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“En 43 años, jamás sentí tan profundamente la emoción en la gente, los rostros llenos de lágrimas abundaron en el concierto, me sentí quebrar por momentos. Esta actuación quedará grabada por siempre en mi mente. Fue mi despedida de los escenarios, aunque quedarán algunas fechas pendientes que se cumplirán en los próximos seis meses”, fueron las primeras palabras del legendario folclorista Zamba Quipildor.
Este querido artista lleva más de 50 años predicando su canto por las tablas del mundo, y en ocasión de la fiesta del Milagro, ofreció la obra integral La Misa Criolla, junto a músicos y un coro de 70 voces, dirigido por la profesora Myriam Dagún.
Gregorio Nacianceno Quipildor, conocido en el ambiente artístico como Zamba Quipildor, nació en La Esperanza (Jujuy), pero de bebé (dos meses) se trasladó con su familia a Coronel Moldes, donde vivió hasta que comenzó su carrera artística. Hace más de 40 años está radicado en Buenos Aires. Un hombre que vive aferrado a su raíz norteña y siempre menciona que el folclore es un género muy particular porque es ahí donde “el salteño manifiesta sus sentimientos, anhelos y opiniones”.
Su buena predisposición siempre está a flor de piel y no dudó ni un instante para aceptar una charla con diario El Tribuno.

¿Se está gestionando una actuación en Italia?

Fue tanta la repercusión de mi última actuación, que ahora se abrieron algunas puertas, ojalá lleguen a concretarse. Mario Antonio Cargnello, arzobispo de Salta, quedó fascinado con mi perfomance, y me prometió que gestionará mi presentación en Roma, ante el Papa Francisco. Sería extraordinario poder llevar mi canto al santo padre. Me llenaría de emoción cerrar mi carrera artística con La Misa Criolla en el Vaticano.

¿Tomaste una de las decisiones más difíciles de tu vida?

Si, fue doloroso. Llegó el momento de alejarme de los escenarios, no fue nada fácil esta decisión pero ya está asumida y acordada con mis seres queridos. Este género musical me recibió por la puerta grande y también por la misma puerta pretendo retirarme. Además tuve algunos problemitas de salud (infección en el pulmón), a causa del exceso de trabajo y de responsabilidades. Los especialistas me aconsejaron reposo. Esto también me ayudó a tomar la decisión.

¿La provincia te roconoció la carrera artística?

Todavía mantengo un dolor en mi alma, porque entregué todo por mi provincia, y salvo en el mandato de Juan Carlos Romero, ningún otro gobernador se acordó de mi. Uno siempre espera el reconocimiento. El paisaje y la poesía de mi tierra siempre estuvieron en mis valijas cuando superé las fronteras. El balance fue netamente positivo, estuve medio siglo emparentado con los aplausos y el respeto del público mundial.

¿La familia fue importante en tu profesión?

La familia fue fundamental en mi vida, mis padres Benjamina del Milagro y Hermógenes, me enseñaron a predicar con la buena fe. Crecí entre bagualeros. Vengo de un hogar de campesinos. Fue en especial mi padre, un cantor de raza, quien me transmitió esa sabiduría sustancial que es privativa de la expresión auténtica de la canción folclórica. Durante más de 50 años cargué el paisaje de Salta sobre mis espaldas y lo llevé por el mundo. Hoy, disfruto de siete hijos, 26 nietos y 5 bisnietos. Que más puedo pedirle a la vida...amo Salta.

¿Se viene el libro?

Mi compadre el poeta Eduardo Ceballos está escribiendo el libro de mi vida. Es la persona adecuada, además de un pluma privilegiada.

¿Cómo ves el folclore?

Lo importante que el folclore siempre está vigente, y además con los salteños como abanderados. No importa que yo no comparta algunas realidades del género actual, lo destacable es que siga movilizando grandes masas; yo mantengo la temática de los viejos...aunque todo es cuestión de criterios. Lo que si tengo muy en claro que los nuestros poetas, músicos y cantores lo dijeron todo, no dejaron ningún espacio vacío en el folclore.

¿Estás pensando en el museo?

Si, será otro sueño cumplido de mi vida. Lo instalaremos en mi suelo de Coronel Moldes, y será un recorrido de toda mi carrera artística. Todavía no podemos encontrar el espacio físico. Es otro de mis proyectos inmediatos.

Los años corrieron como el agua entre los dedos...

Era un adolescente cuando me despedí de las piedras de la única calle de Coronel Moldes para asomarme a la que a mi me parecía la ciudad más grande del mundo: Salta. Allí vivían los poetas, se frecuentaba Balderrama, la peña de mi amiga María, el club social, los bares, fogones y guitarreadas. Todo el centro era una gran zamba; los años han dejado transcurrir los sueños hasta hacerlos realidad, y esos poetas y cantores no tardaron en escucharme, en hacerme un lugar.

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