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A dos meses de la desaparición de Santiago Maldonado, su hermano sentenció: "Se lo llevó Gendarmería”

Sergio habló sobre el giro de la investigación con el apartamiento del juez Otranto a quien calificó como “el abogado de la Gendarmería”.
Sabado, 30 de septiembre de 2017 09:25

Mañana se cumplirán dos meses que Sergio Maldonado no descansa tras la desaparcición de su hermano Santiago. Sus ojos vidriosos se quiebran y se mezclan con una leve sonrisa cada vez que le hacen recordar una anécdota con su hermano.
Mañana, Sergio volverá a encabezar una marcha a Plaza de Mayo para volver a exigir la aparición con vida de Santiago, quien fue visto por última vez el 1º de agosto cuando un violento operativo irrumpió en la comunidad mapuche de la Pu Lof en Cushamen, donde Santiago había llegado para acompañar la lucha de los mapuches por las tierras.

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Mañana se cumplirán dos meses que Sergio Maldonado no descansa tras la desaparcición de su hermano Santiago. Sus ojos vidriosos se quiebran y se mezclan con una leve sonrisa cada vez que le hacen recordar una anécdota con su hermano.
Mañana, Sergio volverá a encabezar una marcha a Plaza de Mayo para volver a exigir la aparición con vida de Santiago, quien fue visto por última vez el 1º de agosto cuando un violento operativo irrumpió en la comunidad mapuche de la Pu Lof en Cushamen, donde Santiago había llegado para acompañar la lucha de los mapuches por las tierras.

Sergio, portavoz de la familia, lo dijo desde un primer momento: “A Santiago se lo llevó la Gendarmería”. Las pruebas cada vez son más contundentes, sobre todo tras el apartamiento del juez Guido Otranto a quien Sergio calificó como “el abogado de los gendarmes”.

”Todo lo que hizo siempre fue para defenderlos. No nos dejó ingresar cuando hizo el allanamiento en Cushamen, tampoco me quiso recibir en su juzgado. Hizo todo mal”, aseguró en una entrevista con el diario Clarín.

Con el nuevo juez las cosas empezaron diferentes. “Lo primero que hizo fue llamar a mis viejos, a mi hermano y habló conmigo. No sé cómo va a seguir la causa pero es un aliciente que antes no teníamos. No tuvimos ese tipo de contención ni por parte del juez anterior ni por el Estado”, sostuvo.

Para Sergio, que haya sido la Gendarmería mancha al Gobierno. “Santiago no está. Son todos culpables o cómplices”, sentenció. Sobre el rol de la ministra Patricia Bullrich, a quien le pidió públicamente la renuncia, dijo que “ella dijo que nosotros mentíamos y no colaborábamos y fue todo al revés. Nosotros siempre dijimos la verdad y colaboramos. Miente cuando dice que Gendarmería no tiene nada que ver, que no había pruebas de que no había entrado a la comunidad. Salió a bancar algo imbancable en vez de apartar a la Gendarmería”, dijo y agregó: “Protegió a quien no debía”.

En cuanto al presidente, Sergio explica que no tiene nada para decirle. “Si lo veo a una cuadra, cruzo de vereda El gesto se tiene que dar al día 2, no ahora”, dijo sobre si espera que el presidente lo llame.“Es la máxima autoridad, podría haber enviado un mensaje para que las cosas se solucionen más rápido”, explicó.

¿No tiene nada para decirle al presidente?

-No tengo nada para decirle. ¿Qué le voy a decir? ¿Que renuncie? Es ridículo. Lo vota la gente. A Macri habría que decirle que un país no es una empresa, que no es un negocio, que hay derechos humanos y sociales.


- ¿Se siente utilizado por el arco político?

-La diferencia la siento por parte del Gobierno. La crearon ellos al decir que el reclamo era politizado. No hubo nadie que perteneciera a Cambiemos que se haya solidarizado.

- ¿Con qué funcionarios se entrevistó?

-Al día 8 y medio -en ese momento contaba hasta las horas- se presentó (el secretario Gerardo) Milman, (el director de Violencia Institucional Daniel) Barberis, y el director Matías Garrido. Me quedó claro cuál era la postura del gobierno: antiderechos humanos. Por teléfono, solo hablé con Germán Garavano.

- ¿No tiene reproches para con la colaboración de la comunidad mapuche de Cushamen?

-Colaboraron en la medida que pudieron. Tienen tiempos diferentes. Hay que entender que vienen de que no se los respete durante años. Fueron a declarar y al principal testigo, Matías Santana, lo tuvieron 12 horas esposado en el allanamiento. ¿Cómo van a confiar en la Justicia si los tratan de esa forma? Tienen miedo. Si el juez tenía una certeza, no hubiera dejado de cruzar el río. Son todas excusas porque no tienen nada.

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