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Se fue don Rolo, pionero en la cría de caballos peruano de paso en Salta

En su finca San Bernardo, al sur de la ciudad de Rosario de Lerma, supo seguir con la tradición heredada de su padre y llevarse todos los premios y los aplausos. Descanse en paz.
Sabado, 09 de septiembre de 2017 00:00

El jueves se fue don Rolo Aramayo, eximio criador de los caballos peruano de paso salteños más laureados. En los corrales de la Finca San Bernardo, en la zona sur de Rosario de Lerma, los caballos seguirán dando qué hablar por su elegancia y prestancia, de la mano de los hijos de Miguel Rolando Aramayo Gallo, quien les enseñó a sacar lo mejor de la raza, que lució en los concursos nacionales durante 40 años.

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El jueves se fue don Rolo Aramayo, eximio criador de los caballos peruano de paso salteños más laureados. En los corrales de la Finca San Bernardo, en la zona sur de Rosario de Lerma, los caballos seguirán dando qué hablar por su elegancia y prestancia, de la mano de los hijos de Miguel Rolando Aramayo Gallo, quien les enseñó a sacar lo mejor de la raza, que lució en los concursos nacionales durante 40 años.

Desde "Turmanyé", el mítico "Solo un Milagro", pasando por la yegua "Amancay", todos los caballos criados por don Rolo fueron distinguidos en los certámenes. Con notable esfuerzo, este criador logró llegar al ejemplar puro de pedigrí en la cruza del peruano argentino.

Sus hijos y nietos seguirán la descendencia de desandar los potreros con sus caballos y cuanto concurso surja para mostrar la belleza de estos caballos, que eran la pasión de don Rolo.

Su Rosario de Lerma natal, extrañará ese ímpetu de hacer las cosas cada vez mejor. Corregir los errores y mejorar. Todo por un propósito. Estar en medio del potrero para pergeñar los mejores ejemplares de la raza y, mejor aún, si son de la Finca San Bernardo.

Don Rolo quedará en la memoria de muchos que supieron ensillar sus caballos para las fiestas patrias, en las que él desfilaba junto a sus hijos haciendo gala del andar elegante.

La familia Aramayo llegó desde Bolivia al valle de Lerma hace más de 200 años. Desde allí trajeron la marca que hoy tienen todos sus animales: una "a" minúscula de imprenta.

Miguel Rolando Aramayo se instaló en las tierras del camino a La Florida en Rosario de Lerma. "Mi abuelo trabajaba con hacienda, vendía los animales a Chile y después mi papá siguió con eso", le contó a El Tribuno en una charla en 2015.

De los primeros ejemplares de peruano de paso solo fueron quedando en la finca las hembras. Hace 40 años don Rolando decidió inscribir a sus animales en la Asociación de Criadores y Propietarios de Caballos Peruano de Paso cuando esta se creó. Es ahí donde comenzó con el registro genealógico de sus animales y logró llegar al puro de pedigrí de cruza. El primer caballo que llegó así a la finca fue en sociedad con René Díaz Barrantes. Ese animal se llamaba Turmanyé y fue utilizado como padrillo. No conforme con esto, Aramayo buscó crías de Acertijo, un caballo que llegó del Perú como regalo a la provincia.

Los caballos de don Rolo se quedarán esperando el puñado de azúcar que el criador les daba como un mimo, un gesto de contención y pertenencia.

Se fue a los 77 años y quizá ahora se cumpla el refrán de su padre: "El tiempo es el único que te da la razón".

 

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