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15 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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“La literatura de ficción es necesariamente una distorsión”

La escritora bonaerense Betina González dialogó con El Tribuno acerca de su último libro, editado por Tusquets. Allí se pregunta sobre el amor y cuestiona, entre otras cosas, “¿por qué lo vivimos como algo indisociable del sufrimiento?”
Lunes, 01 de octubre de 2018 20:09

“En este libro tanto el amor como la idea de la catástrofe en muchos sentidos fue entrando en los relatos de manera inadvertida y hasta sorprendente para mí. Es parte del placer de escribir ficción”, explica Betina González sobre su trabajo más actual. Y abre el diálogo.

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“En este libro tanto el amor como la idea de la catástrofe en muchos sentidos fue entrando en los relatos de manera inadvertida y hasta sorprendente para mí. Es parte del placer de escribir ficción”, explica Betina González sobre su trabajo más actual. Y abre el diálogo.

Recientemente editaste "El amor es una catástrofe natural" y volviste al género cuento después de tu novela América alucinada ¿cómo viviste este retorno desde lo creativo, a un universo que es por definición más breve?

"América alucinada" me había llevado 6 años de trabajo. Fue intenso y agotador crear una ciudad ficcional y una trama compleja, con tres puntos de vista. No tenía energías para encarar otra novela así. Por otra parte, los últimos cuatro años estuve dando talleres sobre formas breves -cuento y nouvelle-, para los cuales leí cuentistas que antes no había leído y también releí muchos clásicos. Eso tuvo un efecto de apropiación de la forma. También: una escribe porque lee. Y si te concentrás en leer cuentos, tarde o temprano, escribís cuentos. Algunas características de la forma se me revelaron en este libro. Por ejemplo, dominar el cuento largo, en secciones, que bordea el límite de la nouvelle. Ese tipo de relato es ideal para trabajar la tensión, los vínculos entre personajes, como en "La verdadera experiencia de la pampa" o "El hombre en la calle de atrás". También para explorar formas de comprimir y expandir zonas de una historia de vida como en "La preciosa salvaje". Con esto quiero decir que el cuento es una forma compleja, difícil pero también muy flexible y con muchísimas más posibilidades de lo que en general se cree o se dice desde ciertas teorías.

Desde el título se desmitifica al amor, lejos de ese ideal siempre bello y puro holywoodense -desde las relaciones familiares hasta la pareja-  ¿sentiste esa necesidad de quiebre, de mostrar la otra cara de la moneda que es el odio? ¿construiste los trece cuentos del libro con ese hilo conductor, más allá de la diversidad de cada uno?

No es una "necesidad de quiebre". Es una pregunta. Yo creo que todo buen texto de ficción parte de una pregunta y llega a otras (no a respuestas). ¿Qué es el amor? ¿Por qué lo vivimos como algo indisociable del sufrimiento? ¿Qué es la familia y cómo la sociedad dicta normas en torno a ella que la mayoría de las veces contradicen la experiencia, etcétera.? En cuanto a cómo pensé la colección: no, no la construí con el tema como guía. Al contrario. Creo que un tema nunca es un punto de partida para una escritora, siempre es un punto de llegada; como bien señalás al hablar de los estereotipos del amor, el tema precede al texto que escribís, el tema está en la cultura y es indisociable del lugar común, el cliché, por eso no te sirve como punto de partida. Parto siempre de una experiencia o una situación o escena narrativa, nunca de un tema (una mujer se acaba de separar y está tan triste que solo puede ver videos de gimnasia por tele, por ejemplo: eso es una situación narrativa). Solo cuando el cuento ya está escrito puedo ver cuáles son los temas que están detrás, cómo la cultura fue entrando en mi texto y qué hice con ella. En este libro tanto el amor como la idea de la catástrofe en muchos sentidos fue entrando en los relatos de manera inadvertida y hasta sorprendente para mí. Es parte del placer de escribir ficción.

"Estoy segura de que detrás de las tormentas hay un mundo", dice uno de tus personajes. Retomado ese concepto ¿las tormentas te resultan propicias a la hora de escribir? ¿qué es lo que te lleva a hacer ficción desde tus inicios hasta ahora?

¿Escribo cuando hay tormentas o escribir es como una tormenta? Solo sé que escribo porque algo no cierra, hay una pregunta, una escena que me inquieta. También escribo porque leo, porque se produce una felicidad o una inquietud en la lectura de un texto de otro escritor. Escribo para saber, para entender. Hay un saber de la experiencia y de la emoción humanas que solo la ficción puede transmitir o interrogar.

En tu forma de escribir conviven un español más propio del Río de la Plata con otros más diversos y lo mismo sucedía en América alucinada ¿cómo te vinculás con las fronteras o las clasificaciones de ciertos giros al pensar en tu producción y al leer a otros? 

Creo que esos usos del lenguaje son propios de la historia que estoy narrando. Uso las palabras y los giros que el pequeño universo del cuento, de la historia que estoy contando, necesita. Si el cuento pasa en La Pampa, en la provincia de Buenos Aires, bueno, el lenguaje va plasmar algo de eso. Lo cual no quiere decir que necesite ser un lenguaje costumbrista o algo así. Cada cuento crea su propio lenguaje. No creo en la literatura como pura mímesis, hay una discusión sobre el realismo y el lenguaje que en Argentina atrasa o no se está dando en términos en que debería darse. La literatura que se concibe a sí misma como pura mímesis, como espejo o pura transparencia me parece muy pobre. La literatura de ficción para mí es siempre necesariamente una distorsión. Ahí está el trabajo de la escritora. Porque para que la ficción realice su trabajo, paradójicamente, para que pueda contar la verdad de la experiencia humana necesita distorsionarla. Y el lenguaje necesariamente acompaña esa distorsión.

En este sentido, en  Salta hay norteñismos y se quiere agrupar a América latina en lo "neutro" ¿pensás en eso al darle voz a tus personajes, que -por ejemplo-  hablan de "un montón de colores para los que no existen palabras"? ¿creés que la literatura debe nombrar aquello que no existe?

Un escritor salteño perfectamente puede elegir usar norteñismos en su texto o no usarlos porque la historia se lo pide así. ¿Qué tal si quiere escribir una historia que pasa en Japón o en Marte? ¿Qué lenguaje debe usar? ¡El que se le antoje! Esto es así incluso si la historia pasa en Salta. Depende de la relación que entabla el texto con lo real. Siempre el lenguaje es una elección, no hay algo "natural" al respecto. Pensar que hay un lenguaje "natural" es negar la posibilidad creativa de cada texto. Por otra parte, no veo quién ni cómo quiere agrupar a América Latina en "lo neutro". Sí, creo que, en parte, la literatura tiene que al menos intentar nombrar aquello que no tiene (todavía) nombre.

En 2006 ganaste el premio Clarín con Arte Mayor, en 2012 el Premio Tusquets con Las poseídas. Se dice que los reconocimientos potencian la difusión de una obra ¿esto es así?. Por otro lado ¿modifican en algún sentido la forma en que concebís la escritura o la vinculación con el público lector?

Hay una diferencia enorme entre escribir y publicar. Lo que aprendí con el Clarín fue cuán perturbadora puede ser esa diferencia. Pasás de estar sola en tu casa, en pijama frente a tu compu a estar en los diarios, teniendo que contestar preguntas....no me llevo bien con ese lado público de la literatura, lo navego como puedo, tratando de ser auténtica pero a la vez resguardando ese lugar íntimo que es el acto creativo. En cuanto al efecto de los premios sobre la "obra", depende del premio y depende, sobre todo de la escritora, de lo que una haga en cada libro.

¿Tenés algún proyecto en mente sobre el que nos puedas adelantar algo?

Tengo varios. Ninguno que pueda adelantar....prefiero no hablar de un texto mientras lo escribo.

 

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