Carlos Pérez Anze (30) y Marcos David Romero (31) fueron encontrados coautores de homicidio criminis causa, por el asesinato de Vicenta Sarapura (73) y Juan Romero (88). La familia de los condenados acusó al fiscal de haber recibido dinero en la causa. Diecisiete días duró el juicio por el doble crimen de los abuelos que vivían en calle Maipú al 900 del barrio 20 de Febrero. Un silencio sepulcral se apoderó del enorme edificio del Poder Judicial cuando la presidenta del tribunal, Paola Marocco, leyó el veredicto la cadena perpetua para ambos imputados. La Justicia encontró culpables como "coautores" a Carlos Alejandro Pérez Anze, alias Chuky, y Marcos David Romero, alias Marquitos, del delito de "homicidio criminis causa dos hechos en concurso real", en perjuicio de los abuelos Vicenta Sarapura (73) y Juan Romero (88). Al cabo del fallo, los guardias hicieron salir primero a los familiares de las víctimas y luego a los de los condenados, quienes acusaron de "arreglos" en la Justicia salteña.
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Carlos Pérez Anze (30) y Marcos David Romero (31) fueron encontrados coautores de homicidio criminis causa, por el asesinato de Vicenta Sarapura (73) y Juan Romero (88). La familia de los condenados acusó al fiscal de haber recibido dinero en la causa. Diecisiete días duró el juicio por el doble crimen de los abuelos que vivían en calle Maipú al 900 del barrio 20 de Febrero. Un silencio sepulcral se apoderó del enorme edificio del Poder Judicial cuando la presidenta del tribunal, Paola Marocco, leyó el veredicto la cadena perpetua para ambos imputados. La Justicia encontró culpables como "coautores" a Carlos Alejandro Pérez Anze, alias Chuky, y Marcos David Romero, alias Marquitos, del delito de "homicidio criminis causa dos hechos en concurso real", en perjuicio de los abuelos Vicenta Sarapura (73) y Juan Romero (88). Al cabo del fallo, los guardias hicieron salir primero a los familiares de las víctimas y luego a los de los condenados, quienes acusaron de "arreglos" en la Justicia salteña.
La audiencia comenzó con los alegatos del fiscal Pablo Rivero, que duró una hora y media. Luego siguió la querella a cargo de Pedro Garay y más tarde las defensas. Rivero hizo un raconto de lo debatido en las tres semanas de audiencia, señalando los aspectos subjetivos y objetivos de la causa. Respecto a la cronología de los hechos, el funcionario expresó que el 23 de junio de 2015 la señora Sarapura fue sorprendida entre las cinco y las seis en su domicilio. Según Rivero, la huella de la zapatilla que se encontró en el living, donde la anciana fue hallada sin vida en medio de un charco de sangre, era de Pérez Anze. "Esta fiscalía entiende que fue él quien mató a la señora Sarapura", expresó. El fiscal continuó con la descripción. "El señor Romero estaba acostado y trató de incorporarse y recibió tres puñaladas", apuntó. Indicó que el hombre, de 88 años, estaba enfermo y sin capacidad de repeler cualquier ataque. "Se trató de un hecho con una violencia extrema", sentenció. En la habitación donde yacía el anciano se encontraba el sobre de cuero, una de las pruebas que determinaron el destino de Marquitos, dado que ese mismo elemento contenía la huella dactilar del dedo pulgar derecho. "Entendemos que quien agrede al señor Romero fue Marcos Romero, luego lo remató Anze con la misma arma que antes había matado a la señora", sostuvo Rivero. El fiscal echó por tierra la posible "teoría del complot" que expuso la defensa de Marquitos, y señaló que el informe pericial acerca de la huella dactilar encontrada en el sobre fue contundente. Concluyó su alegato solicitando perpetua para los acusados.
Lo que dijo la defensa
José Vargas, defensor de Romero, marcó contradicciones que a su entender recayeron en distintos testigos, incluso peritos del CIF. Sostuvo que fue “entretenido el montaje que hizo el oficial Rodrigo Bautista, respecto al informe que le dio al fiscal. Digo esto porque Bautista ya sabía de los movimientos de mi defendido, sobre su doble trabajo en un taxi y en una empresa, su iniciativa de estudiar en horario nocturno y hacer deportes”, señaló. Vargas calificó de malicioso el informe del policía “al decir que mi defendido permanecía mañana, tarde y noche en la casa de Pérez Anze”. A su juicio no había ninguna prueba para culpar a su cliente y pidió la absolución.