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18 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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Protección, pacto y amor en las escuchas de los narcopolicías

Entre hoy y mañana concluiría el juicio contra los ocho policías y dos civiles en la sala VI.Un número importante de audios y mensajes dejan al desnudo la relación entre los actores.
Lunes, 03 de septiembre de 2018 00:00

La primera semana de agosto comenzó el juicio contra ocho policías pertenecientes al Sector 5 y dos civiles, las audiencias se desarrollan en la sala VI del Tribunal de Juicio. Por el número de acusados se estima que los alegatos se extenderán hasta mañana, día en el que se podría conocer el fallo. En el medio de la investigación hay historias de amor entre los involucrados, pactos, escuchas y mensajes de los "narcopolicías".

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La primera semana de agosto comenzó el juicio contra ocho policías pertenecientes al Sector 5 y dos civiles, las audiencias se desarrollan en la sala VI del Tribunal de Juicio. Por el número de acusados se estima que los alegatos se extenderán hasta mañana, día en el que se podría conocer el fallo. En el medio de la investigación hay historias de amor entre los involucrados, pactos, escuchas y mensajes de los "narcopolicías".

- Hola...¿Maru? Dónde estás

- ¿Vos tenés la plata?

- Y todo bien por ahí, me puso como cuatro veces ya

- ¿Pero vos no tenés?

- Ah! todo no tengo yo pue... ¿Vos?

- No yo tampoco no tengo todo...

- Mandale que para el viernes vamos a tener.

- Ahí me la cruce a la Cristina con la Melisa, con la mujer de Chano y la gorda put... de la Nora. La Cristina estaba sentada al frente de Papá Noel, ahí donde compran el diario.

El confuso diálogo pertenece a una de las imputadas, Elizabeth Serrudo, una de las presuntas vendedoras del barrio Alta Tensión, escenario donde al parecer un grupo de uniformados protegía y beneficiaba a la primera mujer en el negocio de distribución de droga.

La denuncia en contra de la banda de narcopolicías y civiles se realizó el 25 de agosto de 2016, el 20 de octubre se llevó a cabo el operativo. A las sospechas de que Serrudo se dedicaba a la venta de estupefacientes se sumó la relación amorosa con uno de los policías acusados de conformar una "asociación ilícita", se trata del cabo Pedro Gustavo Carrizo.

- Bueno amor a la noche te doy y mañana te doy lo del otro sí.

- Cuty dice la negrita que traigas cuatro.

- Adónde te veo amor, avisame me voy a bañar, si es que podés amor.

- En Santa Lucía.

- Ok amor.

De manera permanente los puntos de encuentro fueron cambiando, siempre en la ciudad. Nunca se escucha el nombre de la sustancia, los diálogos son codificados en términos que ellos saben interpretar. Entre los distintos mensajes entre Serrudo y Carrizo hay pasajes amorosos y juegos sexuales.

- Yo cuando tenga plata me voy a Brasil a comerme un negro bien pulsudo qué me decís amor.

- Jeje, y bueno que se va a hacer.

- Es un plato de poroto negro con chorizo panceta y bastante picante.

- Amor estoy hablando de comida no penses mal para lo otro te tengo a vos, me basta y me sobra amor, te amo y no necesito nada más, qué mal pensado que sos.

- No pense nada negrita.

Según explicó en su momento la fiscal encargada de la investigación, las pesquisas las realizó personal de la Delegación Salta de la Policía Federal. Con las primeras escuchas obtenidas establecieron que Elizabeth Serrudo se dedicaba a la comercialización de drogas y además contaba con la protección de policías del Sector 5 pertenecientes a Drogas Peligrosas.

Entre hoy y mañana el Tribunal de Juicio de la sala VI, compuesto por los jueces Mónica Mukdsi, Guillermo Pereyra y José Luis Riera, recibirá los alegatos y podría emitir el fallo.
 

Los ocho policías: el subcomisario Ricardo Enrique López; el oficial auxiliar Daniel Vizgarra; el sargento ayudante Rafael Siares; el agente Sergio López; la sargento ayudante Nancy Bruna; el cabo Pedro Gustavo Carrizo, Carlos Alfredo Erazo y el cabo Javier Ramón Costilla. Y la mujer Sandra Elizabeth Serrudo y su hijo, Alfredo Thiz, son acusados por los delitos de "asociación ilícita" y "confabulación", las penas según el Código Penal ascienden a los 16 años de prisión.

Según trascendió y pudo averiguar El Tribuno en uno de los allanamientos dispuestos por los policías de la Federal, previa orden judicial, se encontró un grupo de policías provinciales y entre ellos dos estaban de civil, según presumen eran utilizados para hacerse pasar por "testigos" dada la obligatoriedad que exige el protocolo legal, sin embargo los testigos no pueden pertenecer a las fuerzas de seguridad.

Por otra parte, fuentes investigativas plantearon la hipótesis de que los uniformados de Drogas Peligrosas llevaban droga a los allanamientos, si no encontraban nada plantaban la sustancia. Era una forma de despejar y proteger la zona.

 

 

 

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