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18 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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Sin pobres no hay paraíso.

Miércoles, 30 de octubre de 2019 02:01

"Buen día Señor, le dejo el despacho del día y este "librito' que llegó ayer", dijo la secretaria. Ya a solas en su despacho, el ministro abrió el envoltorio y encontró lo que sospechaba: un gran título "Las soluciones empresariales a la pobreza" y más abajo: "de Paul Polak y Wal Warwick". Su cara se desfiguró. Llamó a la secretaria y le pidió que averiguara si el libro ya estaba en las librerías de Caracas. 15 minutos después la secretaria le confirmaba que habían llegado 5.000 ejemplares ya distribuidos en más de 200 librerías. El ministro activó su teléfono personal y del otro lado se escuchó la voz del mismísimo presidente.

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"Buen día Señor, le dejo el despacho del día y este "librito' que llegó ayer", dijo la secretaria. Ya a solas en su despacho, el ministro abrió el envoltorio y encontró lo que sospechaba: un gran título "Las soluciones empresariales a la pobreza" y más abajo: "de Paul Polak y Wal Warwick". Su cara se desfiguró. Llamó a la secretaria y le pidió que averiguara si el libro ya estaba en las librerías de Caracas. 15 minutos después la secretaria le confirmaba que habían llegado 5.000 ejemplares ya distribuidos en más de 200 librerías. El ministro activó su teléfono personal y del otro lado se escuchó la voz del mismísimo presidente.

Sólo dos horas más tarde más de 50 personas recorrían las librerías de Caracas comprando todos los ejemplares del libro que alteraba al hombre más fuerte de la Venezuela chavista. Más fuerte que el mismo presidente.

El mismo proceso sucedería horas más tarde en Ecuador. Desde Cuba, Castro verificaba que no hubiese filtraciones. China ya había "prohibido" su traducción ("si no se traduce no hará daño") y las autoridades indias no dejaron nunca que el libro llegara a las pocas bibliotecas populares. Más al sur, el jefe de una banda en decadencia y maltratada, dejaba una de las frases más representativas del populismo kirchnerista: "nosotros hicimos las escuelas, nosotros les enseñamos a leer y ahora nos preocupamos porque un libro llegue a sus manos. Lo hubiésemos pensado antes, ahora es tarde. Es imposible evitar que lo lean pero sí es posible evitar que lo entiendan".

El gran negocio

Pocos ciudadanos del mundo saben quién fue Paul Polak. Para los gobiernos de los estados, es poco más que el diablo. En su libro, Polak y Warwick descubren con detalles y datos fehacientes y documentados, como los gobiernos del mundo mantienen siempre un porcentaje falsamente alto de población en estado de pobreza para no perder el "manejo" de millonarias sumas de dinero y un inmenso poder social. No se salva nadie. Cuando Donald Trump asume la presidencia de los EEUU, lo primero que hace es preguntar por qué había tantos burócratas atendiendo la pobreza en China, India y Medio Oriente si no había tantos pobres como decían. "Con tanto subsidio y ayudas que les dan lo único que logran es que sigan siendo pobres" sentenció Trump. Tan sólo dos días después la Organización de las Naciones Unidas y representantes del Congreso norteamericano le explicaron durante horas al presidente más influyente del planeta que no debía repetir lo que había dicho "y menos en público". A Trump lo convencieron con una frase: "el día que el petróleo se acabe, la única razón para que las grandes potencias sigan interviniendo en esas regiones serán los pobres. Sin pobres no hay poder".

Swaminathan

Swaminathan Ayiar es un economista indio de gran influencia en ambientes académicos. En el año 2013 publicó un estudio, con cita de fuentes oficiales y documentos probatorios, demostrando que la cantidad de pobres en la India era menos de la mitad de la que el gobierno declaraba y advirtiendo que el dinero asignado a ese fin en el presupuesto era utilizado con fines políticos y para mantener una inmensa estructura burocrática. El planteo de Swaminathan era mucho más grave de lo que una persona común puede imaginar: si la cantidad de pobres disminuyera el poder del estado y de los políticos podría desaparecer. Pasarían de ser centros de "poder" a ser centros de "administración". ¿Ud. podrá imaginar la diferencia?

Tiempo después, en una entrevista periodística Swaminathan afirmó estar trabajando en un nuevo estudio donde demostraría lo sencillo que es insertar a los "pobres" en el mundo del trabajo: "en el mundo subdesarrollado sobra trabajo y faltan trabajadores, pero los gobiernos lo ocultan porque un país sin pobreza es un país que no necesita a sus gobiernos". Después de esa entrevista recibió amenazas de muerte y persecuciones. Los organismos internacionales que destinan fondos para "combatir" la pobreza evitan su presencia en foros internacionales donde se debate el tema.

Los votos cautivos

Dejando de lado ideologías, los ciudadanos del mundo nunca deberían perder de vista que el fin de la pobreza significaría el fin del estado y del poder de los gobernantes. Sin pobreza no hay necesidad de "estado" ni de "gobiernos". Sin pobreza no hay votantes cautivos. Sin pobreza no hay discursos emotivos. Los votos cautivos salen de las calles de "tierra", no de las grandes autopistas. Los votos de la necesidad salen de las casas sin techo. Las grandes sumas de dinero que manejan los gobiernos les dan poder. Sin pobreza esas sumas no serían necesarias. Sin pobreza se rompe el esquema del estado benefactor, el poder de los políticos se diluye y adquiere fuerza el poder de los ciudadanos y la comunidad.

El documental Poverty, Inc,, cuenta que luego del terrible terremoto de Haití en el 2010 el país quedó devastado. Una persona que se encontraba ahí habló entonces con un amigo en Indonesia (arrasada en 2004 por una serie de tsunamis), quien le dice al haitiano: "­Qué bueno que hayan sobrevivido al terremoto! Ojalá sobrevivan a la llegada de las ONG". Días más tarde el país fue inundado por cerca de 10.000 ONG que desde el 2010 a la fecha llevan a Haití decenas de millones dólares en donaciones. Luego de nueve años del desastre las donaciones siguen llegando, a pesar que nadie las necesita. ¿Por qué?. Porque si alguien dijese que nadie las necesita, más de un millón de personas de la ONU, las ONGs y gobiernos de estados amigos perderían su trabajo.

TOMS Shoes es un emprendimiento de jóvenes norteamericanos que desde 2006 por cada par de zapatos que vende regala uno a un niño pobre de Sudamérica. TOMS entrega calzados a 50.000 niños por año. Hace un par de años su fundador, Blake Mycoskie, recibió la visita de un joven colombiano que le confesó haber recibido su calzado 10 años atrás, y le dijo que quería conocerlo para saber si lo que las ONGs y los funcionarios gubernamentales le habían dicho a su madre era cierto.

¿Qué le habían dicho? Que Mycoskie era un narcotraficante que usaba a los pobres para financiar el tráfico y venta de cocaína. La burocracia mundial que “vive de la pobreza” utiliza un presupuesto 4 veces superior al de TOMS y no logra ni la mitad de los resultados.
En Argentina entre punteros políticos de la antigua estructura kirchnerista y funcionarios que trabajan en organismos creados para combatir la pobreza, hay más de un millón de personas.
 Les destinaremos en 2020 más de 5 billones de pesos. ¿Leyó bien?. Va en números: $ 5.000.000.000.000. Durante la Administración Macri esa estructura disminuyó levemente, pero al menos dejó de crecer y en 2019 decreció un 3%.
 Durante la Administración Kirchner y luego la de Fernández, creció a un ritmo de 28% anual. Para 23 millones de argentinos sin pobres no habría paraíso posible.
 Un funcionario del área social de la Administración Macri revisó la lista de personas favorecidas por planes sociales y subsidios y descubrió que el 93% de los beneficiarios son los mismos desde 1989 o son sus hijos e incluso en algunos casos sus nietos. Ni hablar de los punteros políticos. Son verdaderas dinastías.
En el año 2000, la ONU declaraba que en el mundo hay 2.000 millones de pobres que ganaban menos de 1 dólar por día.
 Cuando un estudio privado le advirtió públicamente a la ONU que millones de personas incluidas en esas 2.000 tenían trabajo e incluso algunos eran emprendedores, inmediatamente los listados con nombres desaparecieron de las páginas web y no se habló más del tema en ningún foro internacional.
 Se quedaban sin clientela y perdían la administración sin control alguno de nada menos que 20.000 millones de dólares por año. Si repartiéramos mensualmente el dinero que gastamos en mantener la estructura burocrática de lucha contra la pobreza para pagar directamente un “sueldo” básico a cada pobre, estos recibirían más de lo que reciben actualmente.
La falsa creencia de que no podemos resolver la pobreza sin utilizar miles de millones de dólares cada año, es la mayor amenaza contra la humanidad en el siglo XXI.
 Si no lo advertimos, en un par de décadas el mundo tendrá la misma cantidad de pobres que de burócratas.
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