Ayer, en el Servicio Médico del Poder Judicial de Metán se tomaron muestras de saliva al sacerdote Eduardo Balbi para un estudio de ADN en el marco de una causa judicial por filiación iniciada por un muchacho anteño. A las 10, ingresó a la oficina acompañado por su abogado, Pedro Brizuela. Por primera vez, se cruzó con su demandante, Cristian Vizgarra, quien asistió junto a su representante legal, Virgilio Varela.
Se hizo el hisopado bucal a Balbi. “Niega en forma categórica la paternidad de este joven. Lo único que lo unió con la madre del demandante es una relación de amistad”, indicó el abogado.
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Ayer, en el Servicio Médico del Poder Judicial de Metán se tomaron muestras de saliva al sacerdote Eduardo Balbi para un estudio de ADN en el marco de una causa judicial por filiación iniciada por un muchacho anteño. A las 10, ingresó a la oficina acompañado por su abogado, Pedro Brizuela. Por primera vez, se cruzó con su demandante, Cristian Vizgarra, quien asistió junto a su representante legal, Virgilio Varela.
Se hizo el hisopado bucal a Balbi. “Niega en forma categórica la paternidad de este joven. Lo único que lo unió con la madre del demandante es una relación de amistad”, indicó el abogado.
Desde que se inició la investigación federal por una posible red de trata y el juicio de filiación, es la primera vez que el sacerdote se muestra públicamente. A las audiencias anteriores no se había presentado. “Hoy -por ayer- se presentó en los Tribunales ante la primera notificación que recibió”, aseguró Brizuela. “Ya se había fijado una audiencia anterior pero nunca recibió una notificación formal para que le tomen las muestras. No incumplió nunca una orden judicial ni estuvo en rebeldía”, justificó a su defendido.
“Mi pueblo quiere saber la verdad, porque siempre me dijeron que soy hijo de él. Por eso estoy acá”, dijo a El Tribuno Vizgarra, el presunto hijo del cuestionado sacerdote que fue criado por sus abuelos maternos y que su madre murió luego de dar a luz.
Balbi, a través de su abogado, pidió que las muestras sean tomadas en Metán y no en J.V. González, para tratar de evitar un posible “escrache”. Al terminar la medida, no quiso hacer declaraciones y abandonó el edificio judicial por una puerta trasera. La causa está a cargo de la jueza de Joaquín V. González, Patricia Rahmer.
Luego de que El Tribuno destapara las denuncias que lo señalan como presunto abusador de una gran cantidad de adolescentes en J.V. González, primero, y después en villa Primavera, Brizuela aclaró: “No hay ninguna causa penal en contra de Balbi sobre la que él tenga conocimiento, tanto del fuero federal como del ordinario. Fue suspendido como sacerdote pero desconozco los motivos porque es un tema eclesiástico”, detalló el letrado.
Sin embargo, en la Fiscalía Federal 2, a cargo de Eduardo Villalba, se cursa una investigación por una posible red de trata, ya que se indica que el cura habría abusado en complicidad con un médico a cargo del hospital de González que “pasaba por alto” las condiciones en que llegaban los jóvenes muchas veces drogados por estupefacientes facilitados por un farmacéutico. El obispo Mario Cargnello derivó la investigación en la fiscalía federal.