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Historia natural de las toscas

Lunes, 28 de diciembre de 2020 00:00

En el devenir de los tiempos, la Pampa sufrió los avatares de los cambios geológicos y climáticos que modificaron múltiples veces su configuración geográfica.

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En el devenir de los tiempos, la Pampa sufrió los avatares de los cambios geológicos y climáticos que modificaron múltiples veces su configuración geográfica.

Esa Pampa que inspiró a Borges cuando dijo poéticamente: "He mirado la Pampa. Vi el campo donde cabe Dios sin haber de inclinarse, vi el único lugar de la tierra donde puede caminar Dios a sus anchas". Más tarde, vuelve al tema y lo expresa así: "Pampa. Yo diviso tu anchura que ahonda las afueras, yo me estoy desangrando en tus ponientes. Pampa: Yo sé que te desgarran surcos y callejones y el viento que te cambia".

Una mirada poética y metafórica sobre el paisaje, que en algún momento expone una enorme verdad geológica: la mutabilidad del espacio natural. El mar hizo su ingreso en reiteradas oportunidades dejando sus restos de conchales y otras evidencias fósiles de su presencia hacia el interior del continente. Era muy común que al realizar excavaciones se encontraran restos de conchillas marinas y se convocara a los geólogos de la época para que dieran su veredicto.

La Pampa Azul

Juan Valentín, el joven sabio malogrado, fue llamado a explicar la presencia de conchillas marinas cuando se excavaban los mausoleos del cementerio de Lomas de Zamora.

Otras veces era la presencia de grandes huesos de ballenas como los que se encontraron al cavar en un jardín de City Bell, cerca de La Plata. La Pampa es una llanura quebrada que se continúa en la plataforma continental argentina, cubierta por el mar epicontinental Atlántico. Si el nivel del mar bajara 200 m la Pampa continuaría hasta el talud continental. Y su fondo pronto se convertiría en una fértil llanura. No por algo se le ha dado en llamar a esa región del país la "Pampa Azul".

La Pampa verde ha sido además el escenario de la sedimentación de limos y arcillas arrastrados por milenios desde la cordillera del oeste argentino. La que estuvo severamente glaciada durante el periodo Cuaternario y pasó por momentos de extrema glaciación hacia otros de desglaciaciones y periodos secos.

Durante ese tiempo la Pampa recibió ingentes cantidades del polvo eólico llamado "loess". Cada tanto los volcanes cordilleranos entraban en erupción y las cenizas volcánicas no solamente cubrían la Pampa sino que se internaban en el Atlántico y se depositaban en el fondo de la plataforma submarina. El loess es un polvo fino producto de la atrición de los glaciares. Limos, arcillas y loess se fueron sumando milímetro a milímetro junto con la caída periódica de cenizas volcánicas y formaron el depósito sedimentario pampeano. Las cenizas volcánicas, compuestas esencialmente de vidrio, aportaron su carga de sílice y de elementos químicos adsorbidos en su nuevo lugar de residencia.

La humedad de la Pampa fue descomponiendo y alterando los materiales finos y los mezcló con materia orgánica para dar unos espectaculares suelos negros y fértiles que alcanzan los dos metros de profundidad y solo son comparables a otros suelos afines en el centro de Estados Unidos o en regiones de Rusia.

Los ciclos pampeanos

Las praderas y pajonales pampeanos se llenaron de una extensiva vegetación de gramíneas que dio sustento a los grandes vertebrados de la megafauna pleistocena. Estos se extinguieron finalmente entre 10 mil y 8 mil años atrás. Los ecosistemas que albergaron a gliptodontes, megaterios, mastodontes, milodontes y otros mamíferos quedaron vacíos. Por ello, cuando llegaron los españoles y soltaron allí vacas y caballos, estos se multiplicaron exponencialmente hasta formar en el siglo XIX concentraciones de millones de animales vagabundos. Los ciclos de humedad y sequía hacían que estos se reprodujeran y luego murieran masivamente tal como lo relata Charles Darwin en sus memorias. Darwin quedó atónito al observar enormes apilamientos de miles de animales que buscaban la última gota de agua de una charca nauseabunda. Estos ciclos secos y húmedos, despertaron la curiosidad de Florentino Ameghino quien escribió un reflexivo artículo al respecto. El ascenso capilar de las sales por la elevación del nivel freático en unos casos o bien el lavado del carbonato de los suelos que migraba hacia abajo hasta depositarse dieron un horizonte duro y mineralizado. En este ir y venir de las sales carbonáticas, sea por ascenso o por descenso, se fueron formando costrones o calcretes que recibieron un nombre singular: "tosca". La palabra "tosco" hace referencia a algo rústico y de baja calidad; algo grosero, basto sin pulimento ni labor. No se sabe con certeza desde cuando se aplica el nombre. Lo que sí se sabe es que es un argentinismo y está reconocido a nivel internacional por el uso y la costumbre.

La tosca

La primera cita concreta la encontramos en 1783 en el diario de viaje de Juan Francisco Aguirre (1758 - 1811), un explorador y demarcador español, con actividad relevante en los territorios del actual Paraguay. Dice Aguirre: "La naturaleza del terreno de esta pampa es por lo común de tierra negra en la parte superior, cuya capa profundiza poco y luego sigue una especie de creta (tosca blanca) por la que ni aun el auxilio de los pozos puede ser frecuente por la escasez con que deja pasar las aguas su naturaleza dura". La palabra aparece hoy en los modernos diccionarios de geología con su significado de horizonte calcáreo duro, compuesto principalmente por carbonato de calcio de aspecto terroso, sucio, macizo y bandeado que se forma en el suelo y subsuelo por evaporación de aguas subterráneas que ascienden por capilaridad o descienden por lavado.

Además de los ejemplos pampeanos se consideran también los patagónicos como los que se han formado en el tope de las mesetas de la península de Valdés. O las bardas que rodean Puerto Madryn, asociadas con los suelos generados sobre el nivel más alto de la capa de "Rodados Patagónicos" que coronan las mesetas.

El vocablo "tosca" habría sido usado desde antiguo por los españoles.

Sin embargo, el término recién comienza a utilizarse en el siglo XIX. Hubo muchos investigadores interesados en develar el origen de la tosca ya que el carbonato se fijaba alrededor de huesos fósiles.

A propósito, los huesos actuaban como captadores y así quedaban perfectamente preservados. Cientos de restos de mamíferos fósiles que vivieron en la Pampa se han conservado en las toscas.

Pero además era el único material duro en el ambiente pampeano por lo que se explotó en tosqueras para usarlo como balasto de caminos y para la fabricación de cal viva rústica en hornos artesanales de minería social. Personalmente he observado las toscas en las barrancas del río Areco. En la región me informa el arequero y maestro platero Horacio Bertero hubo numerosas explotaciones de tosca para múltiples usos donde al excavar se encontraron restos bien preservados de corazas de gliptodontes. Las canteras de tosca abandonadas acumulan agua de lluvia y se convierten en balnearios que los paisanos aprovechan para esparcimiento. Los ríos pampeanos discurren lentamente entre sedimentos muy finos y en donde los únicos rodados duros los constituyen los de toscas.

La dureza de los bancos de toscas hace que estos sobresalgan en relieve sobre los sedimentos finos y fácilmente lavables y erosionables de los suelos pampeanos. Muchos son los estudiosos que prestaron atención a las toscas, entre ellos Alcides D’Orbigny, Charles Darwin, Oscar Doering, Guillermo Bodenbender, Florentino Ameghino, Carlos Rusconi, Joaquín Frenguelli, Félix González Bonorino, Mario Teruggi, Kitaro Hayase y, en los últimos años, Marcelo Zárate.

Una particularidad de las toscas o los horizontes calcáreos que las acompañan, es la presencia de toda clase de nódulos, concreciones de raíces de plantas, esférulas y un sinfín de formas antojadizas que los antiguos llamaban “piedras figuradas”.

Los más llamativos son los “muñecos de tosca”, donde los nódulos adquieren curiosas formas caprichosas que recuerdan a los más variados objetos de la vida diaria por simple comparación analógica. Las toscas cumplieron además un valioso rol geoquímico al actuar como sumideros de carbono, esto es atrapando el dióxido de carbono excedente en la atmósfera y fijándolo en los suelos como carbonato cálcico. Lo destacable es cómo un material tan simple encierra una verdadera riqueza al conservar en su química, mineralogía, fósiles e isotopía la historia ambiental de la Pampa. 

 

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