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Pareto, Bopp y Geijo no dejaron de ayudar en plena pandemia

Una judoca, la otra boxeadora y la tercera nadadora. Pusieron toda su fuerza al servicio de la solidaridad y trabajan por los más necesitados.
Domingo, 26 de julio de 2020 00:41

Un trío ejemplar. La judoca campeona olímpica Paula Pareto, la nadadora Pilar Geijo y la boxeadora Jésica “Tuti” Bopp fueron parte activa del programa social que mantuvo sus donaciones y capacitaciones durante los peores momentos de la pandemia de coronavirus en distintas localidades de la Argentina.
Son tres de las deportistas más cotizadas del país, que están unidas por el mismo espíritu solidario y son parte, desde hace muchos años, del programa solidario “Huella Saint Gobain”, que tiene como embajadores a muchos de los principales atletas argentinos.
Ellos eligen un lugar que necesita mejorar su infraestructura y la empresa lo convierte realidad, como desde hace diez años.
“Realmente me sorprendió gratamente que pudiéramos seguir haciéndolo. No por la dedicación y organización del equipo de la Huella, que sabemos que las tiene, sino por las limitaciones de todo tipo que existieron estos meses”, aseguró la “Peque” Pareto, que terminó con sus proyectos y se comprometió con dos que tenía su amigo Braian Toledo, quien falleció en un accidente de tránsito el año pasado: un merendero en Merlo y una sociedad de fomento en Florencio Varela.
Desde Santa Teresita, donde estará hasta el 13 de agosto haciendo pretemporada con parte del seleccionado de judo, Pareto relató cómo fue mutando su ayuda y lo que ansía que termine esta pandemia para poder visitar sus dos proyectos.
“La tragedia de Braian fue un golpe duro para todos. Era un amigo y un puntal de la Huella por su enorme compromiso. Por eso, cuando me sugirieron ayudar y hacerme cargo de los proyectos sociales que él tenía, no dudé”, explicó.
Así fue que se comunicó con el merendero de Merlo al cual asisten 150 chicos y rápidamente pudo dar una mano la judoca de 34 años, que tiene en su haber dos medallas olímpicas, tres panamericanas, tres en Mundiales y 12 en Panamericanos en 15 años en la élite del judo.
“Con los Pepitos siempre estuve en contacto y hace poco, cuando llamé, Graciela me dijo que necesitaban leche. Por suerte pudimos armar una cadena, con la empresa concesionaria alimentaria en el Cenard y hasta la colaboración de Canal 13 con el transporte, para llevarle de todo, no solo la leche que necesitaban. Eso es lo que despierta la Huella, que otros se sumen, que se genere una cadena solidaria. También nos sumamos a Seamos Uno, que busca ayudar a millones de argentinos que tan mal la están pasando ahora”, relató.
Por su parte, Bopp antes de la pandemia visitó, junto a Geijo, el complejo que rodea a la parroquia San José en Lomas de Zamora.
Para mediados de agosto, si la situación sanitaria lo permite, tiene planeada su visita a una sociedad de fomento en Florencio Varela que funciona como soporte de instituciones educativas: allí se realizan actividades deportivas, recreativas (hockey, boxeo, karate, zumba, entre otras) y de contención, dentro de un predio de 300 metros cuadrados que nació con muchas necesidades.
“Con el dinero que calculamos necesitar no íbamos a poder hacerlo ni en 10 años. Por eso ahora ver el piso y las paredes revocadas es un sueño”, aseguró Silvio Cañete, referente de la sociedad de fomento.
Bopp, trabajadora social recibida, sabe de lo que se habla y remarcó que “es muy importante que se construyan espacios”, porque “le suma dignidad a la zona y los convierte en verdaderos faros de luz para la comunidad”.
“Así se crece en todos los frentes: espiritualidad, educación, trabajo y deporte”, concluyó.

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Un trío ejemplar. La judoca campeona olímpica Paula Pareto, la nadadora Pilar Geijo y la boxeadora Jésica “Tuti” Bopp fueron parte activa del programa social que mantuvo sus donaciones y capacitaciones durante los peores momentos de la pandemia de coronavirus en distintas localidades de la Argentina.
Son tres de las deportistas más cotizadas del país, que están unidas por el mismo espíritu solidario y son parte, desde hace muchos años, del programa solidario “Huella Saint Gobain”, que tiene como embajadores a muchos de los principales atletas argentinos.
Ellos eligen un lugar que necesita mejorar su infraestructura y la empresa lo convierte realidad, como desde hace diez años.
“Realmente me sorprendió gratamente que pudiéramos seguir haciéndolo. No por la dedicación y organización del equipo de la Huella, que sabemos que las tiene, sino por las limitaciones de todo tipo que existieron estos meses”, aseguró la “Peque” Pareto, que terminó con sus proyectos y se comprometió con dos que tenía su amigo Braian Toledo, quien falleció en un accidente de tránsito el año pasado: un merendero en Merlo y una sociedad de fomento en Florencio Varela.
Desde Santa Teresita, donde estará hasta el 13 de agosto haciendo pretemporada con parte del seleccionado de judo, Pareto relató cómo fue mutando su ayuda y lo que ansía que termine esta pandemia para poder visitar sus dos proyectos.
“La tragedia de Braian fue un golpe duro para todos. Era un amigo y un puntal de la Huella por su enorme compromiso. Por eso, cuando me sugirieron ayudar y hacerme cargo de los proyectos sociales que él tenía, no dudé”, explicó.
Así fue que se comunicó con el merendero de Merlo al cual asisten 150 chicos y rápidamente pudo dar una mano la judoca de 34 años, que tiene en su haber dos medallas olímpicas, tres panamericanas, tres en Mundiales y 12 en Panamericanos en 15 años en la élite del judo.
“Con los Pepitos siempre estuve en contacto y hace poco, cuando llamé, Graciela me dijo que necesitaban leche. Por suerte pudimos armar una cadena, con la empresa concesionaria alimentaria en el Cenard y hasta la colaboración de Canal 13 con el transporte, para llevarle de todo, no solo la leche que necesitaban. Eso es lo que despierta la Huella, que otros se sumen, que se genere una cadena solidaria. También nos sumamos a Seamos Uno, que busca ayudar a millones de argentinos que tan mal la están pasando ahora”, relató.
Por su parte, Bopp antes de la pandemia visitó, junto a Geijo, el complejo que rodea a la parroquia San José en Lomas de Zamora.
Para mediados de agosto, si la situación sanitaria lo permite, tiene planeada su visita a una sociedad de fomento en Florencio Varela que funciona como soporte de instituciones educativas: allí se realizan actividades deportivas, recreativas (hockey, boxeo, karate, zumba, entre otras) y de contención, dentro de un predio de 300 metros cuadrados que nació con muchas necesidades.
“Con el dinero que calculamos necesitar no íbamos a poder hacerlo ni en 10 años. Por eso ahora ver el piso y las paredes revocadas es un sueño”, aseguró Silvio Cañete, referente de la sociedad de fomento.
Bopp, trabajadora social recibida, sabe de lo que se habla y remarcó que “es muy importante que se construyan espacios”, porque “le suma dignidad a la zona y los convierte en verdaderos faros de luz para la comunidad”.
“Así se crece en todos los frentes: espiritualidad, educación, trabajo y deporte”, concluyó.

 

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