Quién sabe si Feli Colina (25) a menudo recuerda que para los medios nacionales comenzó siendo “la salteña del subte” o si ahora (que es para este diario, pandemia mediante, una voz con una vibración muy singular al teléfono -suavemente ronca, pero a la vez cantarina) quisiera recibir un abrazo familiar para celebrar su reciente candidatura a Mejor Álbum Conceptual por su segundo disco “Feroza”. Tampoco si es consciente de lo atractivos que vienen resultando los hechos que la fueron colocando en el umbral del Premio Gardel. Ella llega a la antesala de este galardón, cuya misión es reconocer el talento argentino en sus diversas manifestaciones artísticas existentes. Esta vigésimo segunda edición es particular más allá del contexto de emergencia sanitaria. Se eliminó, por ejemplo, la distinción entre el género masculino y el femenino en las categorías, se incorporó el reconocimiento a Mejor Álbum en Vivo y habrá ocho nominados por categoría. Además, la Cámara Argentina de Productores de Fonogramas y Videogramas (Capif) eligió los ternados entre más de 3.000 postulaciones recibidas, todo un récord.
Y “Feroza” también viene con sus marcas desde que Feli y su banda ganaron el Camino a Abbey Road a fines de 2018, cuyo premio fue grabar los diez temas que componen el disco en Londres, en el Estudio 2. Allí Los Beatles, entre muchísimos artistas del mundo, acuñaron sus trabajos discográficos.
En principio, “Feroza” no solo coquetea con la premisa de emplear sufijos distintivos de género contraviniendo las normas de la RAE, como parece a simple vista, sino que esconde una hilarante historia familiar. “Cuenta la leyenda que mi tía, esposa de mi tío materno y recién llegada a la familia, cuando me vio dijo: ‘¡Ay, qué linda esta nena!, y yo la mordí. De ahí me quedó el ‘Feroza’. Hoy mi madrina, mis primas y algunas amigas me dicen por ese apodo, que viene de ‘feroz’ y que cuando se creó yo no tenía conciencia de ello”, relató Feli.
Aunque también resulta singular cómo “Feroza” le estorba el efecto al nombre propio de Felicitas, ella aclaró que hoy “tiene un significado de raíz. Todo este proceso emocional que acompañó conceptualmente a ‘Feroza’ como álbum, tuvo mucho que ver con una vuelta de contacto con un lugar de mi esencia, de mi niñez. Yo tenía un dolor, un enojo, un resentimiento de alguna forma que me parece que ‘Feroza’ lo englobaba bien”.
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Quién sabe si Feli Colina (25) a menudo recuerda que para los medios nacionales comenzó siendo “la salteña del subte” o si ahora (que es para este diario, pandemia mediante, una voz con una vibración muy singular al teléfono -suavemente ronca, pero a la vez cantarina) quisiera recibir un abrazo familiar para celebrar su reciente candidatura a Mejor Álbum Conceptual por su segundo disco “Feroza”. Tampoco si es consciente de lo atractivos que vienen resultando los hechos que la fueron colocando en el umbral del Premio Gardel. Ella llega a la antesala de este galardón, cuya misión es reconocer el talento argentino en sus diversas manifestaciones artísticas existentes. Esta vigésimo segunda edición es particular más allá del contexto de emergencia sanitaria. Se eliminó, por ejemplo, la distinción entre el género masculino y el femenino en las categorías, se incorporó el reconocimiento a Mejor Álbum en Vivo y habrá ocho nominados por categoría. Además, la Cámara Argentina de Productores de Fonogramas y Videogramas (Capif) eligió los ternados entre más de 3.000 postulaciones recibidas, todo un récord.
Y “Feroza” también viene con sus marcas desde que Feli y su banda ganaron el Camino a Abbey Road a fines de 2018, cuyo premio fue grabar los diez temas que componen el disco en Londres, en el Estudio 2. Allí Los Beatles, entre muchísimos artistas del mundo, acuñaron sus trabajos discográficos.
En principio, “Feroza” no solo coquetea con la premisa de emplear sufijos distintivos de género contraviniendo las normas de la RAE, como parece a simple vista, sino que esconde una hilarante historia familiar. “Cuenta la leyenda que mi tía, esposa de mi tío materno y recién llegada a la familia, cuando me vio dijo: ‘¡Ay, qué linda esta nena!, y yo la mordí. De ahí me quedó el ‘Feroza’. Hoy mi madrina, mis primas y algunas amigas me dicen por ese apodo, que viene de ‘feroz’ y que cuando se creó yo no tenía conciencia de ello”, relató Feli.
Aunque también resulta singular cómo “Feroza” le estorba el efecto al nombre propio de Felicitas, ella aclaró que hoy “tiene un significado de raíz. Todo este proceso emocional que acompañó conceptualmente a ‘Feroza’ como álbum, tuvo mucho que ver con una vuelta de contacto con un lugar de mi esencia, de mi niñez. Yo tenía un dolor, un enojo, un resentimiento de alguna forma que me parece que ‘Feroza’ lo englobaba bien”.
Agregó que el proceso de creación de las canciones la abstrajo desde fines de 2017 hasta fines de 2018, aunque hay en el disco temas de composición anterior, que dijo haber sabido “rescatar”. “Se fue creando casi solo, a partir de una idea, muy acompañada de un proceso personal. Me había ido de Salta hace unos dos o tres años y empezaba a entender desde la distancia todas las cosas que componían mi personalidad, pero que yo no había elegido. Y empecé a tratar de desnudarme de todas esas capas que no me eran propias”, señaló. También hubo implicancias de un desencanto amoroso, que le trajo otras reflexiones para nada relacionadas con el amor romántico, sino con su crianza, “la idiosincrasia misma del mundo” y el feminismo. Acerca de la idea concebida que transmitió con “Feroza” se animó a dar unas impresiones, no sin aclarar que “eso deberíamos preguntárselo más bien a quien lo recibió”.
“Tal vez no es el concepto en sí mismo el que impacta. O tal vez sí, pero en un grupo determinado de mujeres, jóvenes y tal vez también grandes, que empieza a entender que llevamos vendas en los ojos y que vamos de a poco queriendo quitárnoslas a costa de dejar emerger enojos, rencores y todas esas emociones no tan hegemónicas”, definió.
Feli compite con “Perlas & Conchas”, de Fémina; “Abrazo de hermanos”, de Pedro Aznar y Manuel García; “Muta”, de Perotá Chingó; “Nafta”, de Nafta; “Antiguo rezo”, de Silvia Iriondo y Juan Falú; “Traviarca”, de Susy Shock; y “La Bandada de Colibríes” y “Lo azul sobre mí”, de Loli Molina. Y aunque aún no está confirmada la fecha de entrega de los premios, sí que la gala será transmitida de manera simultánea por la señal TNT y Radio Nacional. “Esta nominación me parece un reconocimiento en sí misma. Cuando hicimos el disco -y hablo en plural porque si bien soy la cara y la directora de mi proyecto, este se arma con la sazón de mucha gente-, intentamos que fuera conceptual, pero uno nunca sabe si se logra o no transmitir esa idea de cuento entero”, sintetizó. Y esta nominación es para ella una confirmación de haberlo conseguido.