Cuando pasaron casi ocho meses desde que más de 340 familias se asentaron ilegalmente en Parque La Vega, se conoció un informe que relevó las características de los asentados: la mayoría son mujeres y viven de changas.
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Cuando pasaron casi ocho meses desde que más de 340 familias se asentaron ilegalmente en Parque La Vega, se conoció un informe que relevó las características de los asentados: la mayoría son mujeres y viven de changas.
De acuerdo a lo que se conoció ayer, el informe de situación fue elaborado por la cátedra Seminario de Antropología Urbana, de la Universidad de Salta.
El estudio se realizó tras tres días consecutivos de relevamiento en el predio del asentamiento. Se señaló que “el equipo de investigadores constató la presencia en el lugar de 346 unidades domésticas (familias), que reúnen un total de 1.207 personas. De éstas, 559 son mujeres (el 55%) e incluyen a 537 niños”.
En todos estos meses en que se mantienen tomadas las tierras fiscales, que en un principio estaban destinadas a un espacio verde, la Fiscalía lleva adelante una mediación entre el Gobierno provincial y los asentados, que hasta ahora no dio ningún fruto.
En el estudio se señaló que la gente llegó a la toma por “el hacinamiento previo en casa de familiares, la falta de ingresos suficientes para pagar un alquiler y la violencia de género o relaciones conflictivas previas”.
Ingresos
A la hora de hablar de los ingresos con que viven estas personas, el documento detalla que “son trabajadores y trabajadoras que en general solo pueden acceder a empleos eventuales y en negro (66% de la población adulta) o también que buscan trabajo sin conseguirlo (21%). A pesar de ello, la mitad de las familias apenas reúne $16.000 o menos por mes, lo que ubica por debajo de la línea de indigencia”.
También se realizó una descripción de cómo son los lugares donde transcurren los días: “Viven en carpas precarias de polietileno o en algunos casos casillas de madera y plástico, en donde pueden encontrarse hasta 2 y 3 familias; sin provisión de agua potable ni energía eléctrica; utilizado letrinas improvisadas, muchas de las cuales están colmatadas; bajo condiciones ambientales que no reúnen los requisitos mínimos de un espacio saludable”. Y agregó: “Están en carpas/viviendas levantadas sobre un terreno irregular de tierra y ripio; y donde el servicio público de recolección de basura se niega a retirar los desperdicios”.