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La historia del salteño que hace asados en EEUU y tuvo de invitado a Barack Obama

Se trata de Mariano Cebrián, quien reside en norteamérica desde hace casi 20 años. Jugó al tenis, surgió en Gimnasia y Tiro y con su esposa hoy tiene un emprendimiento que da qué hablar, “The Asado Experience”.
Martes, 26 de enero de 2021 16:07

Mariano Cebrián se fue de Salta a principio de los año 2000, buscando un futuro en el tenis, pero hoy está radicado en Tennessee, armó un emprendimiento familiar con la comida típica de los argentinos y tuvo el gusto de cocinarle a Barack Obama.

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Mariano Cebrián se fue de Salta a principio de los año 2000, buscando un futuro en el tenis, pero hoy está radicado en Tennessee, armó un emprendimiento familiar con la comida típica de los argentinos y tuvo el gusto de cocinarle a Barack Obama.

Su historia, repasada por la periodista Jimena Barrionuevo para la Nación, sobresalió en las últimas horas por tratarse del argentino que cocina para gente importante en los Estados Unidos, tan importante como el expresidente norteamericano. 

“Me gustaba la parte de los viajes que se organizaban en el club Gimnasia y Tiro al que yo asistía. Y no era solo en el país sino también a Bolivia, Miami y otras ciudades de los Estados Unidos. Entre los 12 y los 16 tuve la suerte de competir con grandes como Pico Mónaco, Brian Dabul, Carlitos Berlocq, todos de mi misma camada. Fue una infancia de un lindo sacrificio y superación”, recordó Mariano durante la entrevista. 

Mariano Cebrián visito la redacción de El Tribuno en el 2001.

“Esa pasión por el deporte y el único apoyo de mis viejos resume mi infancia, con sacrificio por no compartir veranos, salidas, campamentos, o viajes de egresados como cualquier adolescente, pero con la recompensa de que todo ese sacrificio de largos entrenamiento y viajes que me dio el deporte me abrió las puertas al mundo”, agregó.

En el 2003 Mariano colgó la raqueta y se instaló en las cercanías de la Universidad de Georgia College & State University, en la pequeña ciudad de Milledgeville, para estudiar Psicología y hacer posteriormente un máster en negocios. 

“Esos años fueron muy lindos, de intensa actividad, de estudio y tenis todos los días, conociendo mucha gente y culturas de todo el mundo, una experiencia única. En los veranos, viajaba para East Hampton, New York a enseñar tenis a chicos y adultos, y con lo ahorrado de esos meses pude cubrir el resto del dinero necesario que mi beca no cubría en la universidad”, dijo Cebrián.

Hasta que llegó el momento de conocer a Angelina, en el comedor de la universidad, quien más tarde se convertiría en su esposa. 

Mariano contó que luego de compartir cenas y postres, se pusieron de novios hasta que finalmente optaron por mudarse a Chattanooga, en Tennessee, donde Angelina había conseguido un buen trabajo de marketing. 

En el 2011, el salteño inició un negocio de importación de vinos que lo llevó a trabajar actualmente con tres bodegas, dos de Mendoza y una de Salta. De esa actividad floreció un proyecto común para el matrimonio. 

“Todo surgió una noche mientras conversábamos en casa y ordenábamos los platos en la cocina. Después varios asados con nuestros grupos de amigos y familiares, uno de ellos nos preguntó si podríamos cocinarle para un cumpleaños. De ahí nació la idea de montar una empresa de catering boutique dedicada a eventos a puro fuego estilo Francis Mallmann, pero con el detalle del servicio del asado familiar, donde cada ítem de la parrilla sale escalonado cada 10 minutos, y el énfasis está en el servicio personalizado y en el slow down, que le cuesta tanto al norteamericano. Ese estilo de asado fue la forma que mi viejo me enseñó en Salta y siempre me gustó porque uno puede probar un poquito de todo y no llenarse muy rápido”.

Si bien desde la universidad, Mariano había preparado asados grandes para sus amigos y familiares, tener que hacerlo profesionalmente, o con remuneración, le generó una sensación completamente diferente. 

“Las barbacoas típicas del norteamericano se basan en cocinar todo al mismo tiempo y organizar una mesa estilo buffet donde cada uno se sirve lo que quiere, cuando quiere. La comida se enfría, se come de parado en 15 minutos y se tiran las sobras, los platos de plástico y cubiertos a la basura, como si nada hubiese ocurrido. Son muy prácticos, pero cada vez que veía esa escena se me escapaba una lágrima. Lo que ofrecemos nosotros, lo típico argentino, la picadita con vermut, la empanadita o choripán de entrada y diferentes carnes es algo muy extraño para el norteamericano, que, hasta que no lo vive, no lo entiende. Y una vez que tienen la experiencia, se enamoran de la costumbre y lo aprecian mucho. Por eso llamamos al servicio The Asado Experience, porque más que una comida, es una experiencia cultural”, dijo Mariano en la entrevista.

Con ayuda de carniceros argentinos logró conseguir los mejores cortes para el emprendimiento que prosperó rápidamente. Las recomendaciones no tardaron en llegar. 

“Estuvimos en muchas casas de gente importante. En una de ellas, en East Hampton, en Long Island, Nueva York estaba invitado al asado el expresidente Barack Obama. El anfitrión, que cumplía 50, es la mano derecha de Obama en cuestiones financieras. Si bien Barack no pudo llegar finalmente al asado, constatamos su invitación porque durante el postre sorprendieron al anfitrión con un video donde Obama y otros lo saludaban cariñosamente”.

En otra oportunidad Mariano tuvo la oportunidad de organizar un asado íntimo para un famoso conductor de televisión: Steve Kroft, corresponsal del popular show de periodismo investigativo 60 minutes. 


Cada detalle está minuciosamente pensado en los eventos que ofrecen Mariano y su esposa. Tablas de madera, cubiertos Tramontina, vasijas de barro de salta, chimichurri, parrillas fabricadas en Argentina, tango y folclore, nada queda librado al azar.

Entre otros platos, el menú incluye mini empanadas caseras, bocaditos de entraña, salmón grillado con alioli de limón, chorizos bombón, picaña, brochettes de pollo, costillas de res, bocaditos de molleja, vegetales grillados y ensaladas. 

“Aunque parezca mucha cantidad, las porciones son chicas y servidas personalmente estilo Rodizio cada 10 minutos, para que prueben toda la variedad y no se llenen rápido. Cada ítem entra y sale de la parrilla con precisión de minuto para servirlos al punto justo en tablitas de madera. En la mesa no existe el pan”. Al momento del postre no puede faltar el flan con dulce de leche, los duraznos con crema, miel y bayas rojas o la torta de chocolate con frutillas.

Mariano asegura que Chattanooga es fantástico. Junto a Angelina vive en un barrio tranquilo, a dos cuadras del dique y represa, entre montañas y bosques. Disfrutan del agua y del hiking, mountain biking, y triatlones, todas actividades a 5 minutos de casa. 
 

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