Este martes se cumplirán 30 años de la muerte de Roberto Romero, figura central en la historia de El Tribuno y un gobernador que dejó una huella imborrable en Salta.
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Este martes se cumplirán 30 años de la muerte de Roberto Romero, figura central en la historia de El Tribuno y un gobernador que dejó una huella imborrable en Salta.
Hoy sus amigos, muchos de sus antiguos adversarios políticos y la memoria ciudadana siguen reconociendo en él a un emprendedor que fue capaz de superar la adversidad, convertirse en uno de los mayores empresarios salteños y no olvidar nunca la realidad de la pobreza. Quizá porque sabía que su fortaleza estaba en la capacidad de pensar el futuro y de alcanzar los objetivos a partir, básicamente, del esfuerzo personal, jamás se dejó llevar por rencores.
La tolerancia que demostró en cada etapa de su vida, como empresario y como hombre de gobierno, colocan su memoria en las antípodas de la mezquindad del poder y los enfrentamientos inconciliables que hoy atraviesan la vida del país. Su visión política fue un reflejo de su experiencia personal. En primer lugar el imperativo de crear una sociedad equitativa, capaz de generar empleo genuino y asegurar los servicios de salud y educación para todos. Y, al mismo tiempo, en los cuatro años en que fue gobernador de Salta impulsó un proyecto enérgico para estimular la actividad empresaria, aumentar el ingreso propio de la provincia y superar la agobiante dependencia de la coparticipación federal como única fuente de recursos.
Con ese espíritu la familia Romero realizará un acto en su homenaje el martes a las 10 de la mañana, en la planta editorial de El Tribuno, frente al monumento que lo recuerda. Será una convocatoria abierta a los amigo y también a aquellos que valoran la figura de Roberto Romero.