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“Queremos trabajar, pero las empresas nos piden títulos”

Héctor Casimiro es un puneño de 52 años y está desocupado. Redactó un pedido que conmociona en las redes sociales. 
Jueves, 09 de junio de 2022 13:37

Héctor Armando Casimiro quedó detenido en el tiempo, en su Puna y está desocupado.
En tiempos de abundancia de recursos y esfuerzos puestos en la actividad minera, Casimiro anda buscando trabajo.
Más conocido como “Garfil”, Casimiro tiene 52 años, mide 1.80 mts. y pesa 120 kilos. Está en esa etapa de la vida del trabajador donde es muy difícil que lo contraten las empresas privadas.
El hombre redactó una nota de carpeta, de esas que usan los estudiantes del secundario, y la escribió de puño y letra con una birome azul. En la nota brinda toda su información personal y se ofrece como “sereno” o “guardia” para eventos, obras, colegios, empresas o lo que sea.
No tiene problemas de horarios ni de trasladarse a donde sean que haya que ir.
Esa nota golpea tanto el espíritu de quien la lee que su sobrina Cristina le tomó una foto a ese escrito y la subió a las redes sociales. Así llegó a manos de El Tribuno, que se comunicó inmediatamente con el hombre para averiguar más sobre la situación.

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Héctor Armando Casimiro quedó detenido en el tiempo, en su Puna y está desocupado.
En tiempos de abundancia de recursos y esfuerzos puestos en la actividad minera, Casimiro anda buscando trabajo.
Más conocido como “Garfil”, Casimiro tiene 52 años, mide 1.80 mts. y pesa 120 kilos. Está en esa etapa de la vida del trabajador donde es muy difícil que lo contraten las empresas privadas.
El hombre redactó una nota de carpeta, de esas que usan los estudiantes del secundario, y la escribió de puño y letra con una birome azul. En la nota brinda toda su información personal y se ofrece como “sereno” o “guardia” para eventos, obras, colegios, empresas o lo que sea.
No tiene problemas de horarios ni de trasladarse a donde sean que haya que ir.
Esa nota golpea tanto el espíritu de quien la lee que su sobrina Cristina le tomó una foto a ese escrito y la subió a las redes sociales. Así llegó a manos de El Tribuno, que se comunicó inmediatamente con el hombre para averiguar más sobre la situación.


“Yo nací en Santiago del Estero, pero como mi papá era ferroviario vino a San Antonio de los Cobres a trabajar y es por eso que yo me crié de chiquito acá. Yo me siento puneño cien por ciento”, dijo el hombre en contacto telefónico.
“Tengo celular, pero de los viejos. No tengo WhatsApp por lo que me tienen que llamar”, dijo “Garfil” y de alguna manera ya plantea su situación tecnológica. 
“Yo no tengo conocimientos de informática ni de tecnología. Yo siempre tuve trabajos relacionados con la seguridad y me quedé en eso. Lo que sí es que tengo la vocación para aprender a hacer cualquier otro trabajo. De hecho aprendí a ser maestro pastelero, pero no tengo título y eso es como que me corta toda aspiración de contratación por parte de las grandes empresas”, dijo.

 

Para comunicarse con Héctor “Garfil” Casimiro hay que llamarlo al 0387 154596675. No se le puede enviar mensajes de WhatsApp porque no tiene un teléfono inteligente.

 


Indagando bien sobre lo que dice en este último tramo explica luego que en este “boom” de la actividad minera en los Andes salteños las empresas piden los papeles para ingresar a trabajar. “Es muy burocrático todo”, resume y eso que llama burocracia son los títulos habilitantes.
Las empresas piden los “cartones” y la gente que está a medio camino de su vida laboral muchas veces no los tienen. El hombre tiene 52 años y se siente fuerte para seguir trabajando muchos años más.
“Yo veo que hay grandes bolsones de desocupados en todos los pueblos de la Puna. Y eso es porque estos fueron poblados dedicados al ferrocarril que ahora se deben reconvertir; y eso no nada fácil. Las empresas nos piden los títulos y no tenemos eso. Yo soy maestro pastelero y trabajé muchos años de eso; pero no tengo el título, así que por eso no me contratan. Es más: no puedo ni ir a postularme. Hay muchas personas mayores que estamos en la misma situación y que sabemos trabajar como cualquier otro que tiene título”, dijo Casimiro.
El andino tiene a su familia en Salta y siente que debe trabajar por ella. El últimos trabajo que realizó es de cuidador de llamas; luego no tuvo más ingresos.
“Quienes estamos en esta situación de estar grandes y desocupados, sin títulos, pero que sabemos trabajar le queremos pedir al Gobierno y a las empresas mineras que tengan algún modo de contemplación con nosotros. Muchas veces traen gente de afuera a cocinar y nosotros sabemos qué hay en el lugar, qué es lo mejor para comer en la Puna y tenemos el conocimiento de años de trabajo. Entonces traen chef que quieren cocinar salmón rosa o cosas que no hay en la Puna y son muy caras. Nosotros tenemos el conocimiento ancestral y queremos ser valorizados”, dijo el hombre.

A continuación la carta de Casimiro:

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