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18 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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Micaela López Bianchi, la salteña que recorrió las grandes pasarelas del mundo, premiada por su tarea humanitaria

Desde su humilde inicio en la secundaria, esta modelo argentina ha forjado una carrera en la moda internacional mientras mantiene su compromiso con causas solidarias. Recientemente honrada en un evento en Dubai, comparte su inspiradora historia y reflexiones sobre la belleza y la evolución social.  
Sabado, 14 de octubre de 2023 19:31

Todo comenzó en la secundaria, cuando jugaba al vóley, era voluntaria en la Casa Cuna de Salta y aceptó algunos trabajos como modelo para ayudar en su casa. Después empezó a acumular premios en concursos de belleza cada vez más importantes. Eso la llevó a vincularse con los grandes eventos de la moda internacional y a radicarse en Europa.

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Todo comenzó en la secundaria, cuando jugaba al vóley, era voluntaria en la Casa Cuna de Salta y aceptó algunos trabajos como modelo para ayudar en su casa. Después empezó a acumular premios en concursos de belleza cada vez más importantes. Eso la llevó a vincularse con los grandes eventos de la moda internacional y a radicarse en Europa.

En ese camino tuvo la oportunidad de visitar frecuentemente India, donde volvió a surgir su vocación por hacer algo para mejorar la vida de niños y niñas. Hoy apadrina dos orfanatos en Nigeria, uno en India y dos merenderos en Argentina.

 

Hace poco le llegó una distinción que nunca buscó. La invitaron a participar de la “Semana de la Moda por la Humanidad”, en Dubai, donde todas las actividades tenían como finalidad recaudar fondos con fines solidarios. En ese mismo evento, que se hizo del 3 al 10 de octubre, recibió un premio por ser una de las mujeres de la moda que trabaja haciendo pequeños cambios en el mundo.

“La moda no es una pasión para mí, pero agradezco que haya llegado a mi vida porque me llevó a cumplir sueños que de otra forma no hubieran sido posibles”, resume, en diálogo con El Tribuno.

“Cargo con algo de  dolor como todo ser humano y con un peso extra como toda mujer. Pero estar aquí hace que todo ese dolor desaparezca porque puedo dar el siguiente mensaje  a las niñas de todo el mundo: ´No importa cuán grandes sean las luchas y el dolor, no importa cuán empinada sea la montaña, cuánto tiempo lleve o si alguna vez se hace realidad, niñas, vale la pena. Vale la pena porque vivir una vida con un sueño en el corazón sanará todas las heridas e iluminará tu alma, te llenará de amor y te acercará a Dios”, dijo en el discurso que le tocó dar en el evento “Global Woman Leaders Conference” en Dubai, donde recibió su galardón.

En diálogo con El Tribuno, también opinó con respecto a las controversias  que se vienen dando en torno a los concursos de belleza y la cultura de seguir juzgando el cuerpo de las mujeres.

“Es parte de los miles de cuestionamientos que nos hacemos como seres humanos y que son necesarios para poder evolucionar”, consideró.

¿Cómo empezaste en este camino?

Mi carrera en la moda empezó de chica. Siempre hice deporte, que es mi actividad favorita. Egresé del Colegio Estrada. Jugaba al vóley en el Club Coyote, donde hice grandes amigas que sostengo hasta el día de hoy.

Empecé en la moda de casualidad, nunca lo busqué, nunca fue mi sueño ni es mi pasión. Pero estoy agradecida de que la moda haya llegado a mi vida, sin dudas.

Empecé haciendo trabajos simples, sobre todo para ayudar en mi casa. Después de la crisis de 2001 todos estábamos todos destruidos y hacíamos lo que podíamos y lo vi como una posibilidad de tener un ingreso, de aportar en mi casa. Una cosa fue llevando a la otra y la vida me condujo a este camino.

Trabajé con una agencia de modelos que en ese momento estaba en la Fundación Roberto Romero. Empecé a hacer desfiles, promociones y cosas pequeñas. Muchos desfiles eran sin paga.

Después, durante mi último año de secundario, empezó a llegar a mi vida el mundo de los concursos de belleza. Fue un año de muchísimas cosas juntas.

Todo comenzó con un simple un concurso en el Club Gimnasia y Tiro de Salta en el que me eligieron la “Sirenísima”. Las mismas personas que estaban en ese evento estaban organizando la fiesta provincial del trigo. Me presenté y salí reina provincial. Después fui a Córdoba, a participar por el reinado nacional, y salí reina nacional del trigo.

En Argentina hay muchas fiestas nacionales como la de la Vendimia o la del Salmón en el sur. Somos un país que celebra mucho el trabajo y la fiesta nacional es algo muy nuestro, muy lindo. Hay un concurso nacional que se llama “Reina de Reinas” y lo gané ese mismo año.

¿Cómo empezó la etapa de los viajes?

Después fui elegida Miss Salta y Miss Argentina. Viajé a Miss Turismo Internacional como Miss Argentina en Malasia en 2009. Después estuve en muchos concursos internacionales, algunos más importantes y otros más pequeños.

En el Miss Intercontinental, en República Dominicana, salí entre las top 15 del mundo. En un concurso que se llama Piel Dorada salí primera princesa. Estando en Italia, me llamaron para el programa de Susana Giménez, donde fui elegida Miss Primavera. Hice un par de producciones en Buenos Aires para Telefé.

Después me volví a Italia, donde ya me habían ofrecido un contrato fijo y me quedé a vivir, desde fines de 2010. En Italia representé a Rocco Barrocco, que es un diseñador del sur. Tuve la oportunidad de vivir tres meses en París, en Londres, un mes en Alemania, seis meses en Estambul, todo con mi agencia.

Ese 2011, en Italia, fui elegida Miss Argentina para Miss Italia en el mundo, un concurso que se hace para misses que tienen ascendencia italiana. Yo soy López Bianchi, italiana por parte de mi abuela paterna. En ese concurso, quedé en el top 20 y recibí un premio.

En 2012, para las Olimpiadas, fui embajadora argentina. Estuve viviendo tres meses en Londres. Durante todos esos años participé de muchos desfiles y Semanas de la Moda.

En 2010 viajé por primera vez a la India. Viajé como Miss Argentina, invitada para ser jurado del concurso Miss India. Ese encuentro con India cambió mi vida. Ahí empecé a ayudar en un orfanato. Hacía envíos, como podía, de alimentos y medicinas. La logística era simple porque yo tenía mi cuenta en Italia.

Fui durante cuatro años seguidos a India, contratada por el concurso Miss India. Después del primer año me llamaron para ser coreógrafa de pasarela. Entonces entrenaba a las chicas y les hacía coreografías de pasarela para la final. En uno de esos años fui elegida para bailar en vivo en la apertura del concurso.

Gracias a esa experiencia pude pasar mucho tiempo en India y empezar a conocer y a ayudar de diferentes maneras, siempre desde un lugar muy humilde. Nunca recolecté dinero.

Hice muchísimos desfiles a beneficio y en esas oportunidades yo pedía consejos. Hubo mucha gente que me ayudó a hacer colectas, siempre de cosas, jamás de plata.

En 2013 me eligieron en el concurso “American Next Top Model”. Fui a participar de a la final mundial en El Líbano y gané gracias a Dios. Fui elegida Next Top Model del mundo en 2013.Por esa razón me quedé un año en El Líbano.

En ese año hice muchos desfiles para la Cruz Roja. Empecé a trabajar como voluntaria en programas de Unicef para los refugiados de Siria y Palestina, en un valle que está en la frontera entre El Líbano y Siria. De eso jamás compartí información. Yo publico poco en las redes, soy más reservada.

Al año siguiente, cuando entregué mi corona, MTV de Medio Oriente me ofreció un año más de contrato. Me quedé. Me fueron renovando por año y me terminé quedando cuatro años en El Líbano. Hablo árabe. La verdad que ese país que fue una gran experiencia para mí.

Mis grandes amigos hoy son: una de Salta y dos de El Líbano. Fue una experiencia hermosa y laboralmente muy buena. Empecé a trabajar con Elie Saab que es un diseñador libanés, con gran éxito en las pasarelas de alta costura. Fui a todas sus pasarelas en París, Milán, Nueva York. En 2017, me ofrecieron un contrato en Nueva York, con mi agencia.

Estuve viviendo ahí hasta que empezó lo del COVID y, después de la pandemia, empecé a ir más seguido a Salta porque ya no me convenía estar alquilando todo el año en Manhattan. La dinámica laboral del mundo entero cambió. No me era conveniente quedarme todo el año, como antes.

¿Cómo seguiste después de esos cambios?

Empecé a hacer temporada alta en Nueva York y mi vida se divide entre Nueva  York, El Líbano - donde todavía tengo grandes casas de moda a las que represento- Italia y mi Salta querida.

Desde el COVID, me estoy enfocando en las temporadas altas de cada uno de estos países, que son mis principales lugares de trabajo. Cuando no tengo temporada alta, aprovecho para pasar tiempo con mi familia.

Me fui de Salta chica y hoy, con 34 años, una también aprende sobre las cosas importantes de la vida. Pasar tiempo con mi papá, que es el héroe de mi vida, es un regalo para mí. Tiene 74 años, es médico y sigue atendiendo todos los días.

Hace tres meses estuve en la Semana de la Moda de Nueva York, donde la verdad que trabajé muy bien. Y cuando volví a Salta, me llegó esta invitación de Naciones Unidas con este premio totalmente inesperado.

¿En qué consiste el evento y por qué te eligieron para este premio?

Esta convención que se hace en Dubai es realizada por Naciones Unidas, a través de múltiples agencias de los Emiratos Árabes, que trabajan por los derechos humanos. Esta convención específica era sobre la importancia del empoderamiento femenino.

El premio que me dan es por ser una mujer del mundo de la moda que trabaja haciendo pequeños cambios en el mundo. También premiaron a instituciones y mujeres que tienen grandes empresas. Mi premio es más humilde, por mi trabajo individual.

¿Cómo te vinculaste con estas tareas humanitarias?

En 2015 viajé a Nigeria, invitada por una diseñadora que hizo un “fashion show” de su marca y fui a desfilar. Ahí fui a visitar orfanatos. Estas son actividades que hago siempre cuando viajo, de motu propio.

Soy madrina de dos orfanatos en Nigeria y uno en India y dos comedores en Salta. Yo empecé a trabajar como voluntaria a los 14 años en el Casa Cuna de Salta y es algo que, por alguna razón, siempre tuve. Creo que tiene que ver con que, cuando uno pasa situaciones fuertes en la infancia, después no puede tolerar ver a los niños sufrir. Esa fue mi motivación personal.

La actividad de Dubai comenzó el 3 de octubre. Fui elegida por la diseñadora más importante de los Emiratos Árabes, que se llama Mona Al Mansouri, para una producción de fotos de alta costura y vestidos de novia. Tuve una sesión de fotos para ella.

El 4 de octubre fue la conferencia, donde tuve que dar mi discurso.  Después hubo un “Fashion Week for Humanity” organizado por Naciones Unidas. Es con el mismo formato de cualquier otra Semana de la Moda, pero todo es para beneficencia. Todas las actividades que hicimos en la semana, como desfiles, fotos y demás, fueron ad honorem. Terminó todo con una cena en la que me dieron un premio.

 En Suiza viví un tiempo y pude hacer actividades con personas que me ayudaban a conseguir medicamentos y otros bienes.

¿Qué opinás con respecto a  los cuestionamientos que se vienen haciendo a los concursos de belleza de mujeres, del objetivo de empezar a relativizar ciertos estereotipos y dejar de evaluar los cuerpos de las mujeres?

Sinceramente, mi opinión es muy humilde. Hay gente que dedica su vida a estudiar estos temas. Este cuestionamiento es parte de los miles de cuestionamientos que nos hacemos como seres humanos y que son necesarios para poder evolucionar.

Creo que es importante y necesario relativizar los estereotipos de belleza porque la belleza está en la diversidad. Un claro ejemplo es el que nos da la naturaleza. Cuando uno camina en una selva y ve esa diversidad, esa diversidad es la que te hace sentirse rodeado de magia. Solo puedo hablar de la experiencia, no soy nadie para adoctrinar a nadie.

Pienso en esa diversidad, que es tan hermosa, y pienso que ese ejemplo que nos da la naturaleza es importante aplicarlo en todo y respetar la diversidad.

De ahí a que se busque impedir o cancelar concursos de belleza… Yo creo que como sociedad iremos viendo si es necesario o no. Hay muchos valores y cuestiones de ética moral que he visto, sobre todo en las fiestas nacionales de Argentina, donde se celebra el esfuerzo y el trabajo del campo. Donde se celebra una buena cosecha y se celebra en familia, con alegría. Creo que la clave está en que toda la comunidad agradece el trabajo para la supervivencia.

Humildemente creo que la clave está en la armonía, el equilibrio, la aceptación y la comprensión. Pienso que, más que juzgar, hay que hacer un camino de sanación

Para mí la moda nunca fue una pasión pero me regaló la vida que yo quería. Yo no podría haber hecho estas acciones de ayuda humanitaria  para niños y refugiados, que para mí son enormes aunque para el mundo sean mínimas, si no era gracias a moda.

Quizás estaría sentada en una oficina, después de haber estudiado relaciones internacionales, haciendo papeles en Cancillería. Con total humildad, no sería lo que realmente mi alma vino a hacer en este mundo.  Cualquier actividad que el ser humano encuentre nos ayude a ser nosotros mismos sirve. En mi caso, solo puedo estar agradecida a mi trabajo y a la gente que me ayudó, a mis padres, a Dios y a la ética que aprendí.

Los argentinos tenemos eso de saber de la necesidad del trabajo arduo para conseguir nuestras metas.

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