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Los Tupamaros y el dramático secuestro de un avión que venía de Buenos Aires a Salta

Los captores del Boeing pretendían llegar a Cuba pero no pudieron superar Tarija, Bolivia.
Domingo, 15 de octubre de 2023 08:56

El mismo día que los diarios del país anunciaban en tapa que el temido "Sátiro de la Carcajada" había caído preso en un pueblito tucumano, el avión que venía de Buenos Aires a Salta era secuestrado por los "Tupamaros".

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El mismo día que los diarios del país anunciaban en tapa que el temido "Sátiro de la Carcajada" había caído preso en un pueblito tucumano, el avión que venía de Buenos Aires a Salta era secuestrado por los "Tupamaros".

Efectivamente, el 20 de octubre de 1973, cuando el país vivía en medio de una ola de violencia desatada por terroristas propios, a los Tupas uruguayos se les ocurrió hacer un aporte más. Y así fue que aprovechando la ocasión, coparon un vuelo a Salta para intentar llegar a la Meca, es decir a la Cuba de don Fidel Castro.
Todo comenzó a las 6.30 de la mañana cuando el primer vuelo de aquel sábado partió de Buenos Aires a Salta. El avión estaba a cargo del comandante Alberto Güelli y llevaba 41 pasajeros mayores, un menor y un bebé. De ellos, 22 venían a Salta. La máquina era un Boeing 737 que debía hacer escala en la ciudad de Santa Fe, plan que no se cumplió ya que a poco de decolar, fue copado por el grupo de los Tupas integrado por: Mario Pagoila Nicolini (33), Luis Arturo Sierra Mata (33), Lidia Biera Díaz de Rodríguez (26) y Mirta Susana Pedrozo Silva (22).
Según el comandante, cuando ya había iniciado el descenso en Santa Fe, cuatro personas armadas y con amenazas de muerte, lo obligaron virar hacia Tucumán, provincia donde justamente ese mismo día sería atrapado el famoso "Sátiro de la Carcajada". Así fue que a las 7.30 de la mañana arribaron a Tucumán. Ya en tierra y con la máquina lejos de la estación, exigieron que se les suministrara combustible para seguir viaje. Luego de una hora de parlamentar y no conseguir ni una gota, el Boeing partió a Salta.
A todo esto, el aeropuerto El Aybal de Salta (así se llamaba por entonces) era un hervidero de gente. Había militares, policías, autoridades provinciales, entre ellas el gobernador Miguel Ragone, además de familiares y amigos que esperaban el vuelo. En los corrillos no faltaron los rumores sobre supuestos funcionarios que estarían a bordo de la nave secuestrada. El mismo gobernador Ragone que esperaba a un alto dirigente del Comando Superior Peronista, contó a El Tribuno que era posible "que en el avión estén los ingenieros agrónomos Waldo Castelló y Carlos López Morillo", ambos de la Secretaría de Estado de la Producción. Fue entonces que un bromista de la comitiva acercó un ácido comentario: "No creo que Castellito (por Castelló) esté en ese avión. No es muy apegado al madrugón…".
Pero más allá de los comentarios de circunstancia, cerca de las 8.30 de la mañana los parlantes del aeropuerto anunciaron que el avión secuestrado había partido de Tucumán a Salta. La noticia preocupó a los presentes pues acababan de llegar a la estación aérea efectivos del Destacamento de Caballería de Montaña, con el Tte. Cnel. Raúl Gentil. La presencia de militares portando armas largas, presagiaban un posible desenlace con graves consecuencias. Es que el clima de violencia que vivía el país hacía que todo fuese posible. De pronto y cuando ya casi eran las 9 de la mañana, se pudo ver sobrevolar el aeropuerto al Boeing capturado para luego perderse con rumbo norte. A poco se anunció que la aeronave volaba a Tarija, Bolivia. Más tarde se supo que había sobrevolado Orán y Mosconi.

En Bolivia

Finalmente, antes de las 10 de la mañana, el Boeing de Aerolíneas aterrizó en la pista de tierra del aeropuerto de Campo Grande, de solo 1.500 metros de longitud y a 5 kilómetros de Tarija. Por precaución, los piratas hicieron estacionar el avión sobre la pista, bajo el rayo del sol y a unos a 500 metros de la humilde estación. Por entonces en Tartagal ya hacía 39° y 42 en Yacuiba. A poco, los Tupamaros se enteraron que allí no iba a poder reabastecerse ya que el modesto aeródromo no contaba con combustible para un Boeing 737, que además, tenía sus tanques vacios. Ante eso, los secuestradores exigieron un avión menor para seguir viaje a Cuba con 20 rehenes.
A las 11 de la mañana (hora argentina), llegó al lugar el Tte.Cnel. boliviano, Lucio Añez de la Policía Militar "Grupo Aroma" quien comunicó que la demanda no sería satisfecha. Tras unos minutos, el pánico se apoderó de todos cuando escucharon que uno de los motores del avión había sido encendido. Se pensó que todo terminaría en un desastre ya que la nave no contaba con combustible ni siquiera para regresar a Mosconi. Pero fue el comandante Güelli quien llevó alivio al informar que la maniobra tenía por fin recuperar energía y así poder contar con aire acondicionado ya que en el interior del Boeing hacía más de 50°. Fue entonces que el jefe militar Añez, ordenó obstruir la pista y capturar la máquina por la fuerza. En esa tarea estaban los militares cuando el presidente boliviano, general Hugo Banzer Suarez, hizo llegar una orden: "No capturar la nave y de inmediato iniciar negociaciones con los captores".
Las tratativas dieron fruto luego de varias horas de intensas conversaciones y culminaron cuando eran casi las 14 (hora argentina) del 21 de octubre de 1973, es decir, al día siguiente del secuestro. Pero por la tarde, los secuestradores permitieron desembarcar a la señora Nilda de Freyre y su bebe Marcelo de solo cinco meses, ambos de Santa Fe. Y más tarde al pasajero Carlos Alvarez, luego que este se identificara como custodia de un alto dirigente peronista "que está en el avión junto a otros hombres fuertemente armados", dijo. Este dato inquietó mucho a los captores ya que ignoraban quienes eran estas peligrosas personas. Fue entonces que el dirigente Adolfo Medina se dio a conocer dando lugar a que en el interior del avión se iniciaran tratativas de liberación. Así fue que a las 17 (hora argentina) se liberaron 12 pasajeros entre ellos Medina, siendo de inmediato llevados a Tarija. Pero las negociaciones continuaron y dos horas después se liberaron 14 pasajeros más, entre ellos Patricio Giménez del "Dúo Salteño".
Como es de imaginar, la noche del 20 al 21 de octubre fue una pesadilla para los pasajeros y tripulantes que quedaron a bordo junto a los guerrilleros. Vivieron horas de miedo, tensión y angustia dentro de un avión que por ratos más bien parecía la antesala del infierno por las altas temperaturas del lugar. Para colmo, pasada la media noche y cuando los secuestrados trataban de descansar, cerca del avión se escucharon tiros de fusil. Retumbaron en el silencio de la noche tarijeña causando obviamente la inmediata reaccionaron de los "tupas": "Si continúan las provocaciones vamos a tirar a matar", dijeron y como para recordar agregaron que: "Tenían rehenes y podían tomar sangrientas represalias". Por suerte, no hubo más tiros, pero desde las 2 o 3 de la mañana ya nadie pudo pegar un ojo.
El domingo 21 a la mañana, la cancillería boliviana se hizo cargo de las negociaciones y así fue que el cónsul de Bolivia en Salta, Adolfo Touchar López, fue quien se acercó al Boeing para parlamentar. Luego de varias horas, el cónsul logró liberar casi todo el pasaje, quedando solo en poder de los secuestradores cinco rehenes, entre ellos el diputado nacional del MID de Tierra del Fuego, capitán de fragata Ernesto Campos, tres veces gobernador de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur.

Fin del secuestro

Finalmente la aventura de los tupamaros concluyó a las 13.40 del domingo 21 de octubre, casi a 32 horas de haber partido de Buenos Aires. Fue cuando descendieron secuestrados y secuestradores ante militares y dos únicos diarios argentinos: "El Tribuno" y "Norte" de Salta. Luego de los trámites de rigor, los pasajeros fueron trasladados a Tartagal donde luego de pernoctar, partieron a sus respectivas ciudades. En tanto los tupamaros fueron trasladados por vía aérea a La Paz donde recibieron salvoconductos para seguir viaje a Cuba pero ni un peso para afrontar los pasajes. De esta forma terminaba felizmente un viaje que había causado gran angustia en numerosas familias santafecinas y salteñas.
En el vuelo a Salta venían: Adolfo Medina (Comando Superior Justicialista), Patricio Giménez ("Dúo Salteño"), Victorio Vaccari, Guillermo Diez, Andrés Iglesias, Julio Robles, Zulema Polar, Jean Laurensa (biólogo y fotógrafo francés), Ernesto y Mercedes Campos, Pedro y Blanca Otornín, Oscar Plaza, Enrique Nieto, Adolfo Vázquez, Juan Vicentino, Gustavo Fisher, Juan Genovese, Oscar Galazzo, Carlos Alvarez, Roberto Pace y Alberto Gutiérrez
 

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