Mariana Carrizo participó el viernes 3 de noviembre en una jornada de celebración en la UNSa por los 40 años de la democracia. Hubo suelta de libros, intervenciones artísticas, animación sociocultural y también coplas. Presentó "Coplas de tierra y sol", "como para que me den la bendición para mi camino europeo", dijo entonces. También había cerrado el acto de entrega del doctorado honoris causa a la cineasta Lucrecia Martel esa semana, un reconocimiento que llegó de la UNSa.
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Mariana Carrizo participó el viernes 3 de noviembre en una jornada de celebración en la UNSa por los 40 años de la democracia. Hubo suelta de libros, intervenciones artísticas, animación sociocultural y también coplas. Presentó "Coplas de tierra y sol", "como para que me den la bendición para mi camino europeo", dijo entonces. También había cerrado el acto de entrega del doctorado honoris causa a la cineasta Lucrecia Martel esa semana, un reconocimiento que llegó de la UNSa.
"Está bueno lo de la universidad, una artista puede hacer actuaciones más allá de los festivales", también había dicho la coplera días antes de emprender su gira por el Viejo Continente, y ya está en Europa. Este domingo tiene una intervención por el Día de la Tradición argentina en el Espace Toots, Bruxelles.
El Tribuno dialogó con la sancarleña. "Ahí voy, al trotecito", dijo cuando le preguntamos cómo está transitando estos días de viajes, presentaciones y de un tiempo cuando los artistas proyectan el verano. Comenzamos por una suerte de balance y lo que vendrá para hablar luego de su gira europea.
¿Qué estuviste haciendo este tiempo?
Qué estoy haciendo... ando con diferentes bailes, porque ha sido un año complejo en cuanto a la agenda política, y eso mueve todo, acorta el año, y a uno también la atraviesan los sucesos que acontecen a nivel social y en el mundo. Y, bueno, estoy preparando los repertorios, los trabajos, los lanzamientos que se van a hacer. Ando como en la cocina artística y terminando de dar los últimos detalles a la programación que se viene para el verano, de diciembre para adelante...
Es época de festivales, de reuniones y de trabajo para ustedes...
Es la época de recreo en la Argentina. Este recreo largo del verano en el que el pueblo está en modo "tiempo de regocijo" para reiniciar el año en el otoño, en marzo. Así es nuestro año en Argentina, por lo menos, y el verano es muy alegre. Es verde, es muy lindo Argentina en el verano; siempre lo destacó y siempre me alegra que tengamos un verano así, porque descansamos todos, por más que estemos trabajando, porque hay un aire... es el momento en que uno puede salir a darle un reinicio al alma, por ejemplo. Entonces están los festivales en todo el país, las celebraciones populares. Cada pueblo tiene su gran momento de fiesta, de música, de alegría y es una inyección fundamental para templar las emociones y, por lo menos, estar un poco más tranquilos para transcurrir el año. Es así y en el rubro nuestro de la música, nosotros somos los trabajadores de este tiempo. Estamos allí dando esas mieles. Es muy lindo, es un momento de compromiso porque también –digamos- estás a disposición de esa expectativa de lo que se viene.
Se vienen las fiestas populares...
En Salta y en todo el país tenemos fiestas. En Salta, por ejemplo, en el 2024 son los 50 años de la Serenata a Cafayate, están los festivales de los Valles... para una vallista, los festivales de los Valles son la casa; aunque soy bastante resistida por algunos organizadores y, sobre todo, en los últimos tiempos. No por todos, pero sí cuando se trata de que en la organización hay gente todavía con el chip viejo de la desigualdad social; habló del chip que tienen todavía muchos intendentes y programadores en cuanto al sistema patriarcal. Y eso es así, pero más allá de eso también hay un arte de origen del lugar, que es una obligación preservar tanto para el artista que lleva esa misión como para la gente que está en lugares específicos, a cargo de esa preservación de la cultura que todos somos como territorio. Es fundamental preservar eso, por una cuestión de sostén emocional y espiritual de una sociedad. El arte de los pueblos es la espiritualidad de los pueblos, y si vos a eso lo negás, lo tirás para afuera, estamos perdidos, estamos sin norte...
Hablando de norte, ¿qué estás haciendo en Europa?
Diferentes propuestas... presento un espectáculo que se llama "Coplas de tierra y sol", convocado como un concierto de paz, de abrazo, en Bélgica. Y en este momento de oscuridad que atravesamos en el mundo, que atraviesa el mundo, y también luego el 26 de noviembre estoy en otro concierto en el marco de un encuentro de mujeres artistas en conmemoración del 25 de noviembre, que es el Día de la no Violencia contra la Mujer, eso también en Bélgica. Y luego voy a compartir conciertos con algunos artistas argentinos. Y después tengo conciertos en Barcelona, en Valencia y en otros lugares de España ya sola. Y luego, en Frankfurt y otras ciudades alemanas y también voy a estar por Suiza... Eso, voy a andar semillando coplas...
¿Qué sentís cuando asumís estos desafíos?
No es un desafío, es una fortuna de mí cultura, de la que soy un gajito pues... Como dice la copla: "Hoy canto en los valles altos/ mañana será por el bajito/ así me gusta cantar/ en cada pago un poquito...". ¡Por eso no me quiero casar!, dijo la otra (risas).
¿Cuándo llegaste por primera vez a Europa, y qué pensaste-sentiste?
La primera vez que llegué a Europa fue en el 2005. Fui convocada por Pepe Criado, un artista de la palabra que ya tiene su trono en las estrellas... Él organizó un festival de poesía improvisada y música de raíz del mundo. Éramos de muchos países, fue una maravilla ese evento. Yo estaba contenta de llegar a la ponderada "Europa"; pero cuando aterricé, me decepcioné. La verdad, no sé qué esperaba ver... en verdad, no lo sé, pero la gente que te habla de Europa, te habla con tanto fanatismo, que bueno, que esto... La cosa es que llegué y lo único que tenía y tiene, casas más casas menos, es lo mismo que mi San Carlos... Sí, es cierto que aquí me encontré con lo que la conquista nos saqueó, lo que saqueó a nuestra Latinoamérica. Y eso duele fiero... Y también encontré en estas tierras una familia maravillosa por los distintos países donde me tocó andar copleando.
El tema del idioma, ¿cómo lo vivís?
Siempre hay alguien que traduce. Soy buena adivinadora, manejo algunos idiomas, pero muy en el "nivel Tarzán". Entonces entiendo, y mi nivel me lo hago entender. Pero, más allá de eso, el arte y la música –y eso me deslumbró siempre- y por más que yo no haya traducido o no haya una traducción en lugares como estos... no hace falta, y más cuando se trata de la expresión oral. Porque supongo que está el lenguaje emocional, todo lo que carga el arte y el símbolo de lo que soy yo. Soy vallista, soy calchaquí, soy mi caja... ese es mi idioma milenario que atraviesa tiempos, que atraviesa culturas y, la verdad, que es algo muy sorprendente y muy bonito y muy especial tener esa misión de andar abrazando almas con este canto.