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Gimnasia y Tiro: de México a La Rioja con sus hijos Albo y Celeste y para cerrar una vieja herida

Conocé la historia de Daniel, Meme y sus hijos, una familia fanática de los albos que viajó casi 7 mil kilómetros con una ilusión a cuestas. "Sacamos los pasajes en el gol de Cérica ante Olimpo".
Sabado, 02 de diciembre de 2023 08:54

El 27 de mayo de 2000, Gimnasia y Tiro se despidió de la B Nacional. Pasaron 8589 días (sí, los fanáticos llevan la cuenta) de aquella jornada en que el millonario perdió 2 a 0 con Independiente Rivadavia de Mendoza. "Teníamos que empatar y perdimos. Yo era chico, pero estaba en la cancha. Me largué a llorar y fue un dolor que jamás pude cerrar", cuenta recién llegado a Salta Daniel Cruz.

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El 27 de mayo de 2000, Gimnasia y Tiro se despidió de la B Nacional. Pasaron 8589 días (sí, los fanáticos llevan la cuenta) de aquella jornada en que el millonario perdió 2 a 0 con Independiente Rivadavia de Mendoza. "Teníamos que empatar y perdimos. Yo era chico, pero estaba en la cancha. Me largué a llorar y fue un dolor que jamás pude cerrar", cuenta recién llegado a Salta Daniel Cruz.

Junto a su esposa Meme y sus hijos Celeste y Albo Gonzalo viajaron desde Puerto Vallarta (Jalisco, México), para reencontrarse con el -como dice la canción- millonario de su vida en la final del Federal A ante Douglas Haig, este domingo a las 20, en el estadio Carlos Augusto Mercado Luna de La Rioja. El detalle es que viven en tierras aztecas desde hace 9 años y sus hijos están, en estas horas, en el país de Meme y Daniel por primera vez. Los pasajes fueron sacados minutos después del gol de Ezequiel Cérica a Olimpo, el domingo pasado.

"Desde los cuatro años que voy a la colonia de Gimnasia, soy muy fanático. Hoy me toca vivir en Puerto Vallarta, Jalisco, soy parrillero, pero el amor por el albo jamás se fue", dice y cuenta un detalle que eriza la piel: "Cuando descendimos al Federal B e igual los hinchas fueron a ver el partido de Copa Argentina contra Defensa y Justicia, me senté en el cordón de una vereda y me puse a llorar desconsoladamente. Tuve que pedirles a mis jefes que me dejen salir a tomar aire porque no aguantaba. La gente que pasaba caminando no entendía nada".

Su esposa es tan fanática como Daniel. "Nos conocimos en un viaje a Pergamino y no nos separamos más. Desde que llegamos a México siempre escuchamos los partidos y antes se complicaba seguirlos porque no teníamos conexión así que sacaba internet de hoteles. Me emocionaba desde lejos".

La postergación del regreso y las 48 horas de viaje

La falta de dinero, la pandemia y los primeros años de remarla en México complicaron un regreso más pronto. "Al estar allá se entreveran todos los sentimos. Es la primera vez que volvemos. Por diferentes cosas no volvimos, estuvimos sin permiso de trabajo, luego por COVID-19 no pudimos venir. Se nos hizo cuesta arriba. Estos dos últimos años por suerte nos fue bien, aunque viajamos 48 horas seguidas (De Jalisco a Ciudad de México, luego a Santa Cruz de la Sierra y de allí vía terrestre a Salta).

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"Pedí mis vacaciones estos días y no pudieron decirme que no. Avisé el lunes al mediodía a los gerentes de mi trabajo, les dije q tenia cosas importantes que hacer. Venimos a ver la final, a saludar a nuestras familias y nos volvemos. El domingo antes que comience el partido nos abrazamos y prometimos que si avanzábamos a la final, nos veníamos y acá estamos. Después del gol sacamos ante Olimpo los pasajes".



Esta vez volverá a la cancha con su papá Rafael, quien dejó de ir al Gigante del Norte porque no soporta ir a ver a Gimnasia sin la presencia de su hijo. "Lo mandamos a la final contra Chaco For Ever a Santiago del Estero. Lamentablemente esa vez no se dio, pero ahora sí. Yo prometí cerrar ese dolor que tengo desde el día que descendimos".

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