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17 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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Del sueño a la pesadilla

La promesa que la democracia era la fuente de toda bonanza futura, animó a la población.
Sabado, 09 de diciembre de 2023 23:02

La campaña presidencial de Alfonsín comenzó en julio de 1982 con una convocatoria moderada que se fue ampliando hasta que en sus tramos finales los actos en el interior, el conurbano bonaerense y la capital federal reunieron a centenares de miles de personas. En sus discursos, el lema era: "con la democracia se comer, se educa y se cura", y concluía recitando el Preámbulo de la Constitución Nacional. Rasgo distintivo de su campaña fue colocar a las instituciones en el lugar central de la recuperación democrática. Una oportuna gira por los países europeos gobernados por la socialdemocracia, demostró la posibilidad de que el país retomara contacto con el mundo.

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La campaña presidencial de Alfonsín comenzó en julio de 1982 con una convocatoria moderada que se fue ampliando hasta que en sus tramos finales los actos en el interior, el conurbano bonaerense y la capital federal reunieron a centenares de miles de personas. En sus discursos, el lema era: "con la democracia se comer, se educa y se cura", y concluía recitando el Preámbulo de la Constitución Nacional. Rasgo distintivo de su campaña fue colocar a las instituciones en el lugar central de la recuperación democrática. Una oportuna gira por los países europeos gobernados por la socialdemocracia, demostró la posibilidad de que el país retomara contacto con el mundo.

La etapa que se abría el 10 de diciembre de 1983 estuvo signada por la esperanza, la euforia y la certeza de retornar al estado de derecho. Una etapa de un sueño para una población que esperaba dejar atrás un tiempo de gobierno militar. En aquel tiempo el presidente Alfonsín manifestaba: "Tenemos una meta. La vida, la justicia y la libertad para todos los que habitan este suelo. Tenemos un método, la democracia. El camino va a ser largo y difícil, pero seguro arrancamos".

En aquellos días, el sueño de la democracia planeaba entre nosotros. La promesa que la democracia era la fuente de toda bonanza futura, animó a la población. Emergía así la idea que la democracia era la panacea y que la república prometía ser la fuente de inagotable bienestar.

Alfonsín se dedicó con ahínco a eliminar el autoritarismo y encontrar los modos auténticos de representación de la voluntad ciudadana y atribuyó una gran importancia simbólica y real a la política cultural y educativa, destinada en el largo plazo a remover el autoritarismo que anidaba en las instituciones, las prácticas y las conciencias. Coincidía así con los deseos de la sociedad de participación, de ejercicio de la libertad de expresión y de opinión largamente postergada junto a la aspiración de pluralismo y de rechazo a todo dogmatismo.

La cuestión económica, que al principio pareció mucho menos urgente que los problemas políticos, era extremadamente grave y condicionó las políticas del gobierno y fueron la base de la anticipada entrega del mando ante una situación económica de parálisis y de quebranto. La imagen de aquel 10 de diciembre de 1983 se había invertido, y quien había sido el adalid de la expresión de la regeneración deseada se retiraba acusado de incapacidad y claudicación. Y fue patente que vivir en democracia era una experiencia harto difícil.

El 9 de julio de 1989, Alfonsín entregó el mando a Carlos Saúl Menem. Se trataba de la primera vez desde 1916 que un presidente dejaba el poder al candidato opositor. El presidente riojano asumía en el año en que se producía la caída del Muro de Berlín que signó el fin del sistema conformado desde 1945, en el que hubo una reconfiguración de las fuerzas de poder en el mundo. Era menester la adaptación en la nueva coyuntura. Menem afrontó con pragmatismo y firmeza los tiempos nuevos en un neoperonismo liberal y de globalización

Empero, las políticas públicas implementadas en las décadas porvenir tuvieron un derrotero que colapsaron en poco tiempo. Cada gestión presidencial tuvo su propia mirada y fórmula que, en el tiempo no se sostuvo. Hubo en danza, giros de ciento ochenta grados que nos llevó en la década de los noventa de la estatización a la privatización. El nuevo siglo, tornó a la voltereta macabra de estatizar lo que en la década anterior se había privatizado con la funesta consecuencia de generar a futuro juicios y profundizar el quebranto económico que signó aquel desenfreno por imponer un Estado omnímodo.

En el siglo que transitamos se impone; por casi dos décadas; gestiones presidenciales de carácter populista con una fuerte presencia de un liderazgo carismático e inaugura una pseudo democracia de base familiar que se inscribe en un proyecto nacional y popular, en un posicionamiento internacional alejado de las social democracias y en diálogo con las dictaduras civiles latinoamericanas y gobiernos de sesgo izquierdistas.

Una caprichosa y pertinaz política de distribuir los dineros del Estado sin generar recursos a través de la generación de trabajo, cercenó el desarrollo de la ciudadanía y fue la causa de conflictos colaterales: violencia, narcotráfico, inseguridad entre muchos flagelos que padece la ciudadanía.

La administración que se aleja, deja al país al borde la de hiperinflación y con brutales desequilibrios fiscales y monetarios sin resolver. Un Estado colapsado, es la pesadilla que nos aniquila.

El cuadragésimo aniversario de la recuperación de la democracia la encuentra cuestionada y con míseros logros. Sin embargo, la ciudadanía ha vuelto a apostar por ella, así lo ha manifestado el pasado 19 de noviembre en oportunidad de realizarse el balotaje, en la que la esperanza de un cambio ha pintado de violeta a la Nación. La aspiración y la demanda del 56% de la población es tornar al sendero de la racionalidad, de la austeridad, en cimentar las políticas públicas en función del bienestar general, y no de los intereses de la dirigencia.

En este cuarenta aniversario, hay una nueva oportunidad para cerrar la etapa de pesadilla y retomar el sueño fundacional y épico de quienes hicieron posible nuestra existencia como Estado independiente. Dios bendiga a la Patria amada y otorgue sabiduría y templanza a su dirigencia.

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