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Consumo de pornografía y niñez, dos conceptos que no deben asociarse

Un informe reciente de Save de Children España advierte que 7 de cada 10 adolescentes consume este tipo de contenidos. PornHub destaca que Argentina es uno de los países de América Latina que más consume este servicio por internet. Desde salud mental alertan sobre los riesgos y qué acciones pueden tomar los padres. 
Sabado, 01 de julio de 2023 17:09

Colombia, Argentina y México son los países de América Latina que más ven pornografía en internet, según los datos PornHub en su resumen de 2022, respecto al consumo por parte de los usuarios en todo el mundo. Por otro lado, un informe llamado “(Des)información sexual: pornografía y adolescencia”, llevado a cabo por Save de Children España, expone que 7 de cada 10 adolescentes (el 68,2%) consumen este tipo de contenidos de forma frecuente.

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Colombia, Argentina y México son los países de América Latina que más ven pornografía en internet, según los datos PornHub en su resumen de 2022, respecto al consumo por parte de los usuarios en todo el mundo. Por otro lado, un informe llamado “(Des)información sexual: pornografía y adolescencia”, llevado a cabo por Save de Children España, expone que 7 de cada 10 adolescentes (el 68,2%) consumen este tipo de contenidos de forma frecuente.

Esa es una de las tantas realidades que circula en las redes. Desde el Centro de Psicoterapias, Carina Salas (MP 3331 - MEC 111) advierte que la sexualidad es un tema que está lleno de mitos y perjuicios. “Es necesario considerar que la mejor herramienta es la información. La información es modo sincera, honesta, y propia para cada etapa evolutiva. La información aportada por adultos confiables. Hablar de sexualidad no es lo mismo que hablar de sexo o exclusivamente de genitalidad”, detalló la profesional. 

Frente a este escenario que se presentan en las redes sociales y la pornografía, Salas explica que la sexualidad es un concepto mucho más amplio, que incluye, por un lado, la información acerca de la anatomía del cuerpos. Por otra parte, las prácticas físicas vinculadas, sobre todo, con el autocuidado. Y por otra parte todo lo vinculado al mundo emocional y a los sentimientos. “Entonces, hablar de sexualidad también significa poder compartir o acompañar en el desarrollo de los valores, no de prejuicio, sino de valores, desarrollo de responsabilidad efectiva en cada uno de los vínculos”, reforzó la licenciada en Psicología. 

¿Cómo hablar de sexualidad y desde cuándo?

“Empezamos a hablar de sexualidad, desde el momento el niño tiene lenguaje. Entonces, nos va a hacer preguntas vinculadas al tema, y nosotros vamos a contestar de un modo apropiado”, expresa Salas, volviendo a recalcar la necesidad de nombrar apropiadamente los órganos sexuales.  Pero se debe tener en cuenta que el diálogo sobre sexualidad se va dando con un lenguaje que tiene que ver con la edad de cada niño, nombrando apropiadamente los órganos sexuales  y siempre teniendo en cuenta su nivel de comprensión. 

“Es absolutamente necesario que los adultos puedan tener una una disponibilidad de comunicación abierta, que puedan estar disponibles emocionalmente para hablarle del tema, aunque genere cierta incomodidad, tal vez por parte de los adultos, y poder hablarlo con absoluta naturalidad. Se debe hablar de sexualidad con información sincera y propia para cada etapa de desarrollo, aportada por adultos confiables”, recalcó Salas, porque a la hora de hablar de sexualidad, no solo se habla de sexo y genitalidad, sino también valores, responsabilidad y emociones. 

Daño psicosexual

“Es cierto que cada vez se observa que hay mayor cantidad de niños que acceden a información de contenido pornográfico. Muchas veces esto sucede de modo casual, tal vez una búsqueda en algún dispositivo de  comunicación y de información. Lo que hay que tener en cuenta es que el acceso temprano a material o a contenido de pornografía en redes, es absolutamente contraproducente para el desarrollo psicosexual y el desarrollo emocional de los niños, porque no están dadas las condiciones neurobiológicas, emocionales, para que los chicos puedan acceder a ese material”, alertó la profesional.

Salas explicó que los adolescentes y niños no tienen la madurez necesaria para poder acceder a ese material, tanto a nivel emocional, cognitivo, efectivo, social ni sexual. La psicóloga que además recordó que todo lo que nosotros hacemos en el espacio de las telecomunicaciones implica tan bien una responsabilidad frente al otro. Puede traer problemas de sexting entre adolescentes, de violencia de género digital.

La profesional expresó que es muy importante considerar el valor de los espacios de educación sexual integral en nuestro sistema educativo. Los padres que tienen todo para abrir el espacio al diálogo, deben hacerlo desde la no censura, el castigo, la penitencia, sino desde el diálogo. Salas recomendó generar espacios en donde los dispositivos pueden estar en lugares comunes, los que los padres puedan tener una mirada atenta acerca de lo la información que que está circulando. Y sobre todo es poder acercarnos a los niños, a las niñas y el y a los adolescentes en relación a la a la temática. “Poder compartirles los riesgos del acceso a esa información para la cual no disponen este, de capacidad neurobiológica para poder comprenderla”, agregó.

Sexting, más de lo que se cree

El término “sexting” es un neologismo integrado ya plenamente a la literatura médica hispanoparlante que significa ‘recibir, enviar o reenviar mensajes de texto, imágenes o fotografías que presentan un contenido sexual explícito, vía Internet o teléfono celular.

“Muchas veces los adolescentes de su inmadurez emocional, pueden no tener control del sexting y viralizan imágenes de contenido sexual. Esto implica una huella digital. Se puede generar situaciones de violencia de género digital, y el acceso a la pornografía también implica el aprendizaje de una forma de vinculación, este, que es sexual y no sexo afectiva", alertó la profesional.

"Una forma de vinculación, de conexión en un espacio que está teñidode prejuicios, de estereotipos de género, de estereotipos vinculados a los cuerpos, en donde el acto  sexual está vinculado con asimetrías y muchas veces, es vivido de modo traumático por los niños”, desarrolló la profesional, que recordó que también se presentan en estas conductas las formas hipersexualizadas.

 

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