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El primer conflicto político del gobierno del doctor Ragone

Un carro hidrante empapó al mismísimo gobernador en una gélida noche de julio de 1973.
Domingo, 16 de julio de 2023 03:05

El primer conflicto político que afrontó el gobernador Miguel Ragone ocurrió el 18 de julio de 1973, a solo 54 día de haber asumido el cargo. El problema comenzó a gestarse en junio, en el marco de una ola nacional de ocupación de gremios, partidos, radios, empresas y hasta organismos gubernamentales.

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El primer conflicto político que afrontó el gobernador Miguel Ragone ocurrió el 18 de julio de 1973, a solo 54 día de haber asumido el cargo. El problema comenzó a gestarse en junio, en el marco de una ola nacional de ocupación de gremios, partidos, radios, empresas y hasta organismos gubernamentales.

Todo se inició la noche del 15 de junio, cuando pacíficamente se realizaba un plenario de la CGT Salta para constituir una nueva directiva. Fue en esas circunstancias en que un grupo de personas ingresó violentamente al edifico de Buenos Aires 63 y desalojó a los gremialistas que allí deliberaban. Adujeron los ocupantes "ser obreros y campesinos de diversos gremios, se constituyeron en asamblea popular, desconocieron las autoridades de la CGT y, democráticamente al estilo proletario (SIC), resolvieron designar interventor a un triunvirato que tome la responsabilidad de normalizar la Confederación General del Trabajo. Este triunvirato, identificado con el peronismo, se ha declarado de carácter clasista y antiimperialista…", reza textualmente el Comunicado N° 1 entregado a la prensa por los ocupantes.

Esta usurpación puso al gobierno de Ragone en una incómoda situación política ya que entre los ocupantes figuraban dos funcionarios suyos: el titular de la Dirección Provincial de Trabajo y el director de Institutos Penales. Y aun más, entre las víctimas de la irrupción figuraban tres gremialistas: José Valdiviezo, Jorge Lavadenz y Néstor Saravia.

Denuncias

Y la reacción no se hizo esperar. Los desalojados, autoridades legítimas de la CGT local, de inmediato denunciaron los hechos ante el ministro del Interior, Esteban Righi y el secretario general de la CGT Central, José Ignacio Rucci. En ambos casos, denunciaron "la presencia subversiva de elementos extragremiales autonominados 'juventud peronista' y de funcionarios provinciales…". Y además, agregaron haber entrevistado al gobernador Ragone quien les respondió que (él) "no debe intervenir".

A la reacción sindical pronto se sumó un vasto sector del peronismo lugareño que no solo repudió la toma de la CGT sino que además, el 17 de junio hizo conocer su postura mediante una Solicitada publicada por los diarios locales. Entre los firmantes figuraban el exfiscal de Estado, doctor Pablo Maioli, doctor Humberto Pedro Burgos, exvicegobernador Jesús Méndez, José Max Nadal, José Hernán Figueroa y Guillermo Schwares, entre otros. Un párrafo de la extensa Solicitada resultó premonitorio: "Rechazamos –decía- a quienes pretenden llevarnos por los tortuosos caminos de la violencia incontrolada para hacernos desembocar en la Dictadura sin Ley y sin Principios". Y así fue, tres años después el país cayó en la noche más oscuras de su historia.

Pero en aquella oleada, los grupos "clasistas" tomaron además de la CGT, LV9 Radio Salta donde a su director, Juan Urrestarazu Pizarro, se le exigió que tramitara a nivel nacional cambiar de nombre de la emisora por "Radio Evita". Urrestarazu Pizarro accedió pero a poco renunció y en su reemplazo asumió Ignacio Altuna. Simultáneamente se ocuparon también L.W.2 Radio Tartagal y la Municipalidad de Mosconi, por parte de una flamante juventud peronista autodenominada "Dardo Cabo".

Intervención

Transcurrido casi un mes de la toma, el 12 de julio llegó a nuestra ciudad el interventor de la CGT local, designado por la Central. Se trataba del sindicalista Ignacio Martínez Lorenz, quien traía como misión recuperar el edificio de Buenos Aires 63, en manos de la "CGT clasistas", y después, normalizar la filial local. Al día siguiente, el 13 de julio y en medio de un clima de creciente violencia, Héctor Cámpora presentó su renuncia indeclinable como presidente de la Nación.

 Miguel Ragone.

El 14 de julio, el día después de la dimisión de Cámpora, corrió en medios nacionales y por primera vez, la versión que Salta era una de las cinco provincias que podría ser intervenidas. Fue en ese mundo de versiones que el interventor Martínez Lorenz se reunió con el gobernador Ragone. Y si bien no trascendió lo conversado, era obvio que el gremialista solo buscaba a través del gobierno provincial la devolución del edificio cegetista.

Operación relámpago

Finalmente, el 18 de julio, un día gélido si los hay -la máxima solo alcanzó los 4°.1- las gestiones del interventor de la CGT local ante el gobierno de Ragone rindieron frutos. Eran las 9,30 de aquella fría mañana cuando el jefe de Policía, Rubén Fortuny arribó al edificio cegetista. Y cuando allí conversaba con el vocero de los ocupantes, Juan Carlos Salomón, sorpresivamente llegaron cuatro carros de asalto con personal policial armado con ametralladoras y lanzagases. De inmediato y en un operativo relámpago meticulosamente ejecutado, los uniformados desalojaron el local en un santiamén, luego de un mes de inexplicable pasividad oficial.

La reacción no se hizo esperar. Juan Carlos Salomón, en la vereda habló a los desalojados, explicó lo sucedido y al final cargó las tintas sobre el ministro de Gobierno, responsabilizando de lo ocurrido "al reaccionario fascista Pfister Frías, a quien nunca tuve como amigo y ni siquiera considero un compañero…".

Y al retirarse hacia la Central de Policía con un abogado, agrego: "Pfister es el responsable del blindaje gremial".

Caos en la ciudad

A partir de entonces el centro de la ciudad fue un caos. Minutos antes de las 11 de la mañana, los desalojados comenzaron a encender fogatas en el centro de la calzada, frente a la CGT y alimentando el fuego con cubiertas y maderas. Esto hizo que el tránsito se clausurara mientras el denso humo de las fogatas dificultaba el paso de los peatones por Buenos Aires primera cuadra. Esta situación se prolongó inexplicablemente hasta las 16.30 cuando apareció un carro hidrante que con sus potentes chorros de agua provocó el desbande general de los seguidores de la CGT clasista, como también de turistas que recorrían el centro de la ciudad.

Desaparecido el carro hidrante, de inmediato surgieron los incidentesy las corridas en el casco céntrico, espacio donde se habían agrupados los adictos a la CGT clasista. Y mientras algunos intentaban armar barricadas con bancos y carteles de la plaza 9 de Julio, otros hostilizaban a la policía lanzando piedras. Ante ello, los uniformados reaccionaron lanzando gases vomitivos y lacrimógenos, lo que causó pánico entre quienes se encontraban circunstancialmente en el centro.

Minutos después, las corridas y los incidentes se extendieron a calles aledañas a la plaza 9 de Julio y así fue que los enardecidos manifestantes volcaron e incendiaron un Fiat 1.500 que se encontraba estacionado frente al ex Banco de Préstamos.

Pasadas las 17 y cuando la zona céntrica se encontraba cubierta por una densa humareda, arribaron al lugar del incendio el jefe de Policía Rubén Fortuny con otros funcionarios para intentar dialogar con los revoltosos. De inmediato fueron rodeados por los manifestantes quienes a viva voz le exigían su renuncia y reclamaban por la forma que habían sido desalojados primero y reprimidos después. Por toda respuesta, Fortuny solo los exhortó a disolverse pacíficamente pero el grupo adicto a la CGT clasista, lejos de acatar la exhortación, comenzó a pedir a coro su renuncia y la de Pfister. Luego, sin disolverse el grupo compuesto por unas cincuenta personas, marchó a la Casa de Gobierno (Mitre 23) donde a viva voz reiteró los pedidos de renuncias. Con posterioridad y seguidos de cerca por la policía, se retiraron hacia la sede de Florida y Mendoza donde a las 20 convocaron a una conferencia de prensa para explicar lo ocurrido.

Pero la tensa jornada aún tenía una sorpresa guardada. En medio de la reunión se presentó el gobernador Ragone, quien de inmediato fue rodeado por los asistentes. Desde la vereda Ragone les dijo: "Quédense tranquilos y retornen a sus casas, que las cosas se van a resolver, pero hay que actuar con serenidad y prudencia". Y cuando la multitud comenzó a pedir de nuevo la renuncia de Pfister, apareció sorpresivamente un carro hidrante que, lanzando potentes chorros de agua, empapó al mismísimo doctor Ragone quien, molesto y quizá con harto frío, se retiró del lugar. Luego de ello, los asambleístas resolvieron ir por otro edificio, la sede del PJ en Balcarce al 300, presidido por entonces por el diputado nacional Ricardo Falú. Pero bueno, esa es otra historia de la no tan añeja política salteña.

 

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