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17 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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Peligroso Jerusalén

El autor es consultor estratégico organizacional
Miércoles, 07 de febrero de 2024 13:30

“Yo soy yo, Tú eres tú./No estoy en este mundo para cumplir tus expectativas./Tú no estás en este mundo para cumplir las mías./Yo soy yo, Tú eres tú./Si en algún momento o en algún punto nos encontramos, será maravilloso"

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“Yo soy yo, Tú eres tú./No estoy en este mundo para cumplir tus expectativas./Tú no estás en este mundo para cumplir las mías./Yo soy yo, Tú eres tú./Si en algún momento o en algún punto nos encontramos, será maravilloso"

Fritz Perls

El fenómeno de la felicidad tiene una fuerte dosis de aceptación, como así también una compensada relación con las expectativas. Pareciera que cuando ordenamos las expectativas aumentamos la libertad. Libertad una palabra cada vez más gastada utilizada sin ser vivida #exploralo.

Jerusalén, la ciudad triplemente santa. Portadora de poderosas referencias de las tres religiones monoteístas abrahámicas del planeta.

En Jerusalén el misticismo pone a prueba la salud mental de muchos y en especial a aquellos que coquetean con el mesianismo y la posibilidad de ser líderes celestiales.

Esta ciudad es considerada como el espacio de mayor generación de expectativas de logros espirituales en el mundo y por ende cosecha una inmensa retroalimentación positiva como también negativa. Las expectativas están maridadas con las pretensiones de cumplimiento y apoyo metafísico. Y de no ser cumplidas la desilusión llegará por autopista. Y eso es lo que curiosamente les sucede a visitantes “border” en Jerusalén.

Los mesiánicos tienen una “adoración” hacia la ciudad de David, es una visita aspiracional sumamente anhelada y hasta tomada como un viaje de peregrinación iniciático.

Jerusalén, para aquellos que se acercan al abismo místico es la ciudad para broterse por excelencia y es más común de lo que nos imaginamos ver a “Cristos” predicando en plena vía dolorosa, y/o “Mahomas” enviados a refundar califatos o a otros que se autoproclaman “Mesías” que aterrizan a redimir al mundo que perdió el camino.

El síndrome de Jerusalén tiene bibliotecas completas en el mundo psiquiátrico. #exploralo

Parece que los cambios de época pueden exponenciar delirios a niveles supra naturales.

Siempre es bueno navegar el mar inagotable del placer de no tener certezas, hospedarse en la duda, abdicar de la quimera de tener todo bajo control y a raya pues es imposible lograr convivencias nutricias con enmarques de tamaño absolutismo.

La dictadura obsesiva de querer tener razón, en estos “personajes poseídos” llega a niveles de necesitar fuerzas supra naturales que acudan al auxilio por la gesta que fueron convocados en sus imaginaciones exclusivas. Y de esa manera el menú está servido. Los enemigos están identificados. Y así empiezan a construir su ser por la eliminación del otro.

Cada vez que recorro sus calles y voy a mi café, el de siempre, puedo ver pasar los conflictos envueltos en sus ropas tan singulares. Puedo ver a los “cristos” llevando la cruz, a los “mahoma” y sus flexiones hacia la Meca y a los Moisés lamentándose en el muro . Pero están los otros donde todo lo anterior se exacerba y esos dan miedo. Sobre todo por la total ausencia en la duda y en lo que pueden generar con sus entornos.

En Jerusalén paradójicamente conviven diferencias que valoran la ambigüedad vincular, la incertidumbre evolutiva y la paz en tensión. Pero los fundamentalistas no pueden verla.

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