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El espíritu de la ley

Lunes, 15 de abril de 2024 01:43

Para los romanos las leyes tenían letra y espíritu. Esta dualidad en la morfología de la ley es tan central, que fue el título del libro icónico de Montesquieu: es en "el Espíritu de las Leyes" donde desarrolla dos conceptos fundantes de las ciencias políticas modernas, la división del poder y la representación democrática.

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Para los romanos las leyes tenían letra y espíritu. Esta dualidad en la morfología de la ley es tan central, que fue el título del libro icónico de Montesquieu: es en "el Espíritu de las Leyes" donde desarrolla dos conceptos fundantes de las ciencias políticas modernas, la división del poder y la representación democrática.

El espíritu de una ley tiene que ver con el propósito o fin buscado, pero especialmente con su dimensión moral. Para los que dicen que lo único que importa es lo escrito (y llegan al absurdo draconiano de dura lex sed lex), vale la pena reflexionar sobre dos hechos vinculados con la Ley de Bases que acaba de enviar el Poder Ejecutivo al Congreso.

El primero tiene que ver con el blanqueo que propone el proyecto, y una declaración de que no importa el origen de los fondos ni el monto. Es cierto que son miles de millones los que tienen los argentinos en el colchón o el exterior; razones que van desde una presión impositiva que supera cualquier curva de Laffer, hasta pícaros llenos de excusas vanas para justificar la evasión. En medio de una crisis de seguridad con raíces en el narcotráfico como la que enfrenta la ciudad de Rosario y otras muchas fronterizas, esa afirmación es lisa y llanamente inmoral, pero sobre todo peligrosa. Pareciera una invitación al peor uso que se le puede dar a esta herramienta, aquel que todos los organismos internacionales abocados al lavado de dinero señalan como su mayor riesgo.

El segundo es la sorpresiva exclusión de la regulación a la industria del tabaco. Se trata de una discusión que viene de largo, pero con una consecuencia muy concreta: una empresa que tenía una ínfima porción del mercado pasó a tener una mayúscula en base a una estrategia judicial que le permitió no pagar impuestos. Esa ventaja en sus costos ha sido la principal razón de su éxito sobre la competencia. Lo que inicialmente se resolvía con la ley, fue eliminado. Todavía no están claras la razones; lo que sí está claro es que muchos pilotean y nadie se hace cargo.

El proyecto de ley de Bases tiene un buen contenido. Consta de tres ejes que son esenciales para el cambio de régimen que propone el gobierno: delegación legislativa y emergencia, para ampliar su radio de acción; reforma administrativa, nueva ley de defensa de la competencia y régimen para la inversión productiva, como marco legal para una nueva economía; y un capítulo fiscal, con un blanqueo y una moratoria, que alivien las finanzas públicas.

Ahora bien, todo lo bueno pierde credibilidad cuando se ve afectado por hechos de gravedad moral. Es ahí cuando todo queda bajo sospecha, cuando el espíritu de la ley y no su letra toma toda su dimensión: no es sólo lo que está escrito lo que importa, sino también lo que se busca y lo que se deja afuera. Hay mucho nuevo en la política, pero hay cosas que lamentablemente parecen repetirse. Si se presta atención, tal vez esa sea la raíz de nuestros males.

 

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