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"Brindo el beneficio de la actividad física para la gente de mi barrio"

Romina Sulca, profesora de Educación Física.
Domingo, 14 de enero de 2024 01:19
Fotografías: Jan Touzeau

Romina Sulca es una salteña que tiene una historia especial, sin final, en continuo movimiento, que se va construyendo en el día a día de los emprendedores.

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Romina Sulca es una salteña que tiene una historia especial, sin final, en continuo movimiento, que se va construyendo en el día a día de los emprendedores.

Ella tiene 30 años y es profesora de Educación Física egresada de la Universidad Católica de Salta. Se graduó muy joven, a los 22 años, y ahí comenzó a forjar ese destino que se está escribiendo.

Nació y se crió en el barrio Pablo Saravia, en el sur de la ciudad de Salta. Un barrio que por esos años tenía calles de tierra, los colectivos levantaban un verdadero polvaredal y que de a poco fue creciendo y ganando beneficios. Cuando se recibió Romina no tenía gimnasio, no había un espacio específico para la práctica deportiva; sólo un Centro Vecinal en donde hay fútbol, vóley, etc. y espacios de usos múltiples.

"Yo soñaba con tener un gimnasio, un espacio, un lugar para que la gente de mi barriada disfrute y se beneficie con la actividad física. Ese sueño lo tenía desde que comencé a estudiar en la universidad. Me costó mucho primero, cuando me recibí, encontrar en la zona un salón para enseñar. En la plaza del barrio San Remo comencé dando mis clases y en un principio todas eran mujeres", recordó.

Los diferentes trabajos de Romina

En realidad, cuando egresó comenzó a tomar todos los trabajos que se podían. Trabajó en piletas, natatorios, gimnasios, clubes, centros vecinales, en todo lo que podía; pero su anhelo fue trabajar para su gente. Ella se crió en una casa de la calle Mar Arábigo y si bien hizo la escuela primaria en la Urquiza y la secundaria en el Padre Tommasini su corazón siempre estuvo ligado a la barriada ubicada casi al final de la Tavella.

"Yo sentía la necesidad de que mis vecinos tengan al alcance los beneficios de la actividad física. Por supuesto que la zona se fue agrandando y Pablo Saravia quedó al medio de muchos barrios. Acá viene gente de Scalabrini Ortíz, Santa Anita, Finca Valdivia, El Círculo, San Calixto, San Nicolás, San Remo, etc. Y eso me pone feliz porque mejora la condición física y mental de toda la barriada", dijo contenta.

Lo cierto es que su camino, hasta hoy, fue complicado porque ella comenzó en plena cuarentena. Esa historia es tan larga que merece otro capítulo. Andando trabajando para otros, Romina probó suerte en un voluntariado que llevaba la actividad física a las favelas de la ciudad de Salvador de Bahía, en Brasil. Eso sucedió en 2019 y se extendió por unos 6 meses. Por ese trabajo voluntariado, Romina le entregó su perro Felipe a su mamá Viviana para que lo cuide mientras ella estaba en Brasil.

Por supuesto que su mamá lo cuidó al caniche que tiene una facilidad increíble para perderse. En la casa de Viviana había un chango suizo que se llama Michael alquilando, que entraba y salía todo el día de la casa. Y pasó lo que tenía que pasar: el Felipe se perdió. No apareció nunca más. Cuando Romina volvió quedó destrozada del dolor de la ausencia y vio en el extranjero al culpable de su pérdida.

Así comenzó el vínculo entre los dos: todo mal. Por supuesto que salieron a buscar a la mascota, pero nunca más apareció. Hasta ahora le reclama Romina a Michael por el caniche.

Andando y andando encontraron un viejo taller mecánico abandonado sobre la cale Mar de las Antillas. En la zona se conocía al taller de Sanjinés como ese hombre que reparaba todo lo que podía. Con su muerte quedó todo ese tendal de fierros. Romina habló con la viuda para alquilarle el espacio y las negociaciones fueron duras. Al final lo pudo conseguir alquilando por horas. Cada hora le cobraba 80 pesos, eso fue ya en julio de 2020 cuando las restricciones de la pandemia oscilaban entre pares e impares. Los vecinos buscaban desesperadamente algo para hacer y el gimnasio fue una bendición.

Un proyecto de "a dos"

Michael se jugó por Romina y le compró su primera bicicleta fija. Ya tenía un vínculo y eso lo llevó a acompañarse en el proyecto de armar un gimnasio. En septiembre de 2020 hubo un nuevo encierro, pero al tiempo se pudo salir y el gimnasio comenzó a crecer como el vínculo entre ellos. Formaron una pareja y hoy ya son una familia porque luego vino el pequeño Valentín que hoy tiene 2 años.

"Yo no puedo creer cómo crecimos en estos años. Cómo comenzamos limpiando el taller, armando los salones, luego ampliando al lado. Hoy tenemos a 4 profesores, más nosotros trabajando en este emprendimiento familiar", dijo el helvético.

"Yo sueño con que tengamos nuestro propio espacio; siempre pensando en el barrio, en la zona. No nos queremos ir de esta barriada", dijo Romina.

El esfuerzo de la pareja de trabajar 18 horas diarias

Lo particular que tiene este gimnasio es que abre a las 6.30 y cierra a las 0.30. Es impresionante la cantidad de horas que tienen disponible para ir a entrenar.

 

"Es como tener dos trabajos en el mismo lugar", explica Romina. Ella abre el local y lo trabaja durante la mañana. Descansa por las tardes y vuelve a la noche. Michael la reemplaza por las tardes y se queda hasta el cierre. A ese ritmo trabajan y crían a su niño.

 

El suizo está aprendiendo y transitando el presente descontrol de precios y valores que no es habitual en casi ningún lugar del mundo. Entonces explica: "Estuvimos estudiando, preguntando y analizando todas las opciones que tenemos para afrontar la alta inflación que nos afecta a todos. Los precios no podemos subirlo al ritmo que suben los demás precios porque afectaría mucho a nuestros socios y entonces encontramos que lo mejor es ampliar la oferta para nuestros clientes. Es por eso que tenemos este horario que es como tener dos trabajos en uno, pero bueno, es un esfuerzo que tenemos que realizar", dijo Romina.

Por supuesto que la gente de Michael en Suiza no entiende cómo se puede vivir con semejante inflación y él dice: "Yo siento que por eso los argentinos que salen a otros países son exitosos por la experiencia que tienen. Yo si volvería a Suiza sería un rey de los negocios", dijo a las carcajadas.

 

 

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