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6 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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Un melómano y coleccionista salteño abrirá un museo dedicado a la guitarra

Gustavo Figueroa se dedica a mantener y restaurar instrumentos de cuerdas. En el fondo de un bar en el centro de la ciudad tiene un espacio para el asombro. 
Jueves, 08 de febrero de 2024 20:58
Gustavo Figueroa posa con guitarras firmadas por reconocidos folcloristas del país. Javier Rueda

Gustavo Adolfo Figueroa (40) está afinando detalles para abrir próximamente el primer museo de la guitarra en Salta.

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Gustavo Adolfo Figueroa (40) está afinando detalles para abrir próximamente el primer museo de la guitarra en Salta.

Dedicado al mantenimiento y restauración de instrumentos de cuerdas, él tiene 235 guitarras en exposición, pero otras más en reparación en su taller y estas tal vez un día ganen un espacio, enmarcadas en madera rústica, en su local de Vicente López 359.

Las que actualmente forman parte del conjunto fueron seleccionadas por pertenecer a marcas reconocidas, por su antigüedad o por haber sido diseñadas por lutieres con reputación internacional.

Con la firma de artistas reconocidos

También hay una treintena firmadas por músicos del medio, como Ahyre y el Chaqueño Palvecino, entre otros.

En 2017 Figueroa decidió avanzar del amateurismo al coleccionismo profesional.

"Los instrumentos me gustaron desde siempre, porque soy músico aficionado y la construcción de instrumentos me apasiona. Desde chico soy artesano y me gustan las estructuras generales del armado se los instrumentos", destacó.

Agregó que la música es transversal a su vida y que inició estudios de piano a los 7 años, con el profesor Horacio Bejarano en la Escuela Centro de Intereses Musicales, dirigida por Mario Guerrisi.

Cada pieza viene acompañada de una reseña con la descripción del instrumento y del artista que lo tocó. Javier Rueda

Gustavo continuó instruyéndose en la Escuela Superior de Música Nº 6003 José Lo Giudice, donde tomó clases con maestros como Daniel Tinte y Arturo Botelli.

Ya en la adolescencia, con 13 años y mientras cursaba el secundario en el Colegio Nacional, fue dejando relegados los estudios musicales formales, porque no desoyó el impulso del artesano en sus manos y se dedicó a la talabartería.

La Feria de la Balcarce lo tuvo entre sus filas durante más de una década.

Luego fue dejando la actividad feriante en este medio cuando abrió su taller, al que se dedicó ampliamente porque muchos locales comerciales demandaban sus productos e incluso dio clases de talabartería y artesanías en cuero y tiento durante ocho años en la Fundación Roberto Romero.

Cada pieza está acompañada por la descripción del tipo de instrumento y el artista que la tocó. Javier Rueda 

De viaje en viaje

Como artesano no paraba de crecer y lo invitaban a participar de ferias en Tucumán, Santiago Jujuy, Catamarca, Mendoza y Buenos Aires.

Es casi proverbial aquello de que Salta es cuna de poetas y cantores, y quienes se encuentran con un salteño lejos de su pago, así sea circunstancialmente, en una conversación no pierden la oportunidad de inmiscuir en la charla este precepto (o prejuicio).

"Siempre la gente de otras ciudades me decía que el salteño sí o sí sabía sobre música, que todos los salteños en algún momento de sus vidas estudiaban música, que cuando se levantaba acá una piedra en Salta, seguramente de allí se alzaría un músico... Entonces, por ahí también iba con la guitarra y se daban guitarreadas de las que participaba. Eso me despertó el amor por la cultura de la artesanía y de la música", definió Gustavo.

Fuerza emprendedora

El artesano es innovador y en el camino encuentra una fuerza resolutiva y emprendedora. Gustavo, junto a su esposa Julia Carolina Argañaraz (38), relegaron la exigencia feriante y expedicionaria y abrieron su primer negocio gastronómico un pequeño café en Córdoba esquina San Luis, al que denominaron La Farola y aún se encuentra en actividad. También el bar Aromo (Vicente López 359) y una escuela de música en la General Paz 83, que no sobrevivió a la pandemia, que acaecería en 2020, cuando se vieron en la encrucijada de superar los vaivenes del confinamiento obligatorio para frenar la expansión del Covid-19. "Todo este crecimiento se vio frustrado con la pandemia, cuando nos obligaron a cerrar los locales y nos vimos con un gasto fijo mensual muy grande, porque todos son alquilados. Entonces no sabíamos cómo hacer para mantenerlos", recordó.

De nuevo saldría luz de su usina imaginaria. Por su labor en su escuela Gustavo tenía relación con muchos músicos y compró instrumentos para repararlos y venderlos, aprovechando la tendencia generalizada a dedicarse al ocio recreativo y al arte que demostraron muchos a quienes el puertas adentro los puso entre ellos mismos y sus sueños postergados.

"Estaban todos dentro de la casa y empezó a crecer en la gente la parte cultural, porque nadie podía salir ni trabajar. Muchos optaron por traerme los instrumentos para que les haga el mantenimiento, porque también estaban remodelando y mejorando los instrumentos", comentó.

Guitarra firmada por la banda Ahyre. Javier Rueda

El galponcito

El denominado "galponcito del fondo del bar" se transformó en un taller de recuperación y restauración de instrumentos. Gustavo compraba las piezas rotas, las recobraba y las vendía. Así sustentó los gastos del café y el bar.

El equipo, además de Gustavo y su esposa, se completó con los hijos de ellos: Fabrizio (19) y Lautaro (17) y la madre de él, María Cristina Marañón. "Era nuestra única salida laboral, así es que nos metimos 100% en eso. Empezamos a quedarnos con los instrumentos que más nos gustaban, más antiguos, que eran de lutieres salteños o de otros países. Empecé a quedar con esos instrumentos por gusto propio y bueno, después de un lapso grande se fueron acumulando".

El museo

Pronto los clientes, conocidos y amigos que iban al taller al ver el cúmulo de instrumentos interesantes le decían que tanto para los músicos como para el público sería de ensueño ver un lugar con tantas piezas dispuestas ordenadamente y catalogadas.

"Así fue como surgió la idea del museo, de este espacio cultural que estoy armando. Se trata de un lugar donde hay cierta cantidad de instrumentos expuestos para que la gente que por ahí no tiene la posibilidad de conocer un instrumento físicamente y lo ve únicamente en fotos, aquí lo pueda conocer, ver su tamaño y apreciar detalles que en una imagen no se pueden observar", destacó Añadió que las piezas no constituirán solo un efecto visual, sino que estarán acompañadas de un instructivo. De hecho en su mayoría están acompañados de una plaqueta con la descripción del instrumento y de las personas que lo han ejecutado.

En este museo hay guitarras criollas, guitarras eléctricas, violines, contrabajo, violonchelo, violas, ukeleles, charangos, toda la familia de los instrumentos de cuerdas. E incluso un sector destinado a los músicos ya consagrados y a los que recién empiezan a probar los aplausos y el reconocimiento del público.

También forman parte de la colección guitarras eléctricas. Javier Rueda 

Pero sin dudas y por el momento, en las que más se demora el espectador son en las guitarras.

"Yo destino una guitarra para cada músico y este la firma. También hay muchos músicos que trajeron de regalo guitarras y otros que directamente firmaron guitarras que yo les di. Las acompaño con una foto de los músicos y una descripción de ellos para que la gente que vaya sepa un poco de cada músico, porque hay muchos que no son consagrados o conocidos y que no lo sean no significa que no sean buenos músicos, simplemente no tuvieron la suerte de hacerse conocer", reflexionó Gustavo.

Recorriendo las hileras se puede ver reseñas (y guitarras) de Juan Carlos Bagliett, Lito Vitale, Luis Salinas, Oscar "El Chaqueño" Palavecino, Los Nocheros, Roque Narvaja, Rally Barrionuevo, Nahuel Penissi, Ricardo Mollo, Las voces de Orán, Cristian Herrera, Lázaro Caballero, Ricardo Soule (de Vox Dei), Eulogia Tapia, Facundo Saravia, Mariana Márquez, Sergio Galleguillo, Los del Portezuelo, Ahyre, etcétera.

También hay piezas de lutieres destacados como Francisco Núñez, Antonio Lagos, José Yacopi, los Hermanos Fernández, Francisco Estrada Díaz, Perfecto Pérez, Hilario Carracedo, y de marcas como Casa Núñez y Romántica.

Y entre los grandes nombres salteños están Cuevas, Andrés Coro, Féliz Coro y Eusebio Vidaurre.

Guitarra firmada por Sergio Galleguillo. Javier Rueda 

El cateo

Recientemente, Gustavo abrió el espacio para clientes, músicos y artistas amigos, que pudieron "catear" el museo antes de que se abra, a ellos y en esta nota también él les recalcó que el museo de instrumentos es producto de un trabajo en red. "Hacer algo tan grande no lo hice yo solo. Trabajaron muchas personas acá haciendo muebles, armando todo esto. Y conté con la colaboración fundamental de personas como los fotógrafos Carolina Vera y Luca Avido y la productora de artistas Violeta Aquino. "Gracias a ellos pude conseguir autógrafos de gente más conocida y a quienes era más difícil que yo llegara para que firmaran las guitarras", señaló Gustavo, que tiene entre manos una inminente inauguración en el término de una semana y media. Seguramente será un sitio muy atractivo para salteños y turistas.

Vista del galpón en cuyas paredes Gustavo Figueroa dispuso la colección de guitarras. Javier Rueda

 

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