Está disponible hasta el 2 de marzo próximo, en las instalaciones del Centro Cultural Culturarte (Sarmiento esquina San Martín), la muestra "Vesta", de la artista bonaerense, Josefina Goñi Bacigalupi.
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Está disponible hasta el 2 de marzo próximo, en las instalaciones del Centro Cultural Culturarte (Sarmiento esquina San Martín), la muestra "Vesta", de la artista bonaerense, Josefina Goñi Bacigalupi.
Ella es artista plástica con estudios en curso en la Universidad Nacional de Artes (UNA) en la Maestría de Lenguajes Artísticos Combinado. Se recibió de diseñadora de Indumentaria y Textil en la Universidad Nacional de Buenos Aires, tiene una diplomatura superior Organizaciones de la Sociedad Civil.
Hoy en día desarrolla obra y proyectos imbricados en dinámicas sociales y culturales, como retrato y registros de talleristas textiles, puesta en valor del trabajo de los cuerpos sanitarios de covid e investigaciones sobre las devociones populares.
Realizó residencias en New York Academy of Arts (2017) y en Salzburg Global Forum for Young Cultural Innovator (2015).
"Vesta" es una obra que busca interpelar la condición de la mujer en un universo patriarcal, buscando amplificar el discurso de la obra, "La violencia está en todos lados".
Conversatorio
El 23 de este mes a las 19, se realizará un conversatorio con la artista Josefina Goñi Bacigalupi, que llega exclusivamente a Jujuy para este experiencia. Será en el mismo centro cultural.
El cuerpo, aquí, se convierte en un medio a través del cual se comunican y se expresan las identidades y las luchas políticas, explica el texto curatorial de esta propuesta.
El nombre de la obra hace referencia a la diosa romana Vesta, una de las más importantes en la mitología romana. En esa tradición, Vesta era la diosa del hogar, la familia y el fuego sagrado. Era considerada una de las diosas vírgenes y su culto estaba asociada con la protección del hogar y el mantenimiento del fuego perpetuo en el templo, conocido como la Casa de las Vestales en el cual vivían las "Vestales" que eran reclutadas a la edad de diez años para mantener encendida la llama del templo dedicado a la diosa.
Se utiliza como pieza fundamental de la obra, las faldas blancas estampadas. El blanco de las faldas hace referencia a la "pureza" patriarcal exigida a las mujeres que en convivencia con el rojo de las palabras refuerza la idea de peligro al que estamos sometidas.
En esta obra se pueden identificar análogos procedimientos utilizados en las obras analizadas, por un lado, las fotografías son tomadas en espacios públicos, utilizando este procedimiento como mecanismo de señalamiento y causando el extrañamiento en a la audiencia, la cual reconoce los espacios y por este reconocimiento dimensiona la escala de la enunciación. Se utiliza el cuerpo, en primera persona, como epicentro de la problemática haciendo carne al problema, hay utilización de significantes visuales que dialogan con el tiempo pasado.
Se espera con la misma colaborar en visualizar la condición en la que está inmersa la mujer y sacudir la mirada del espectador "violentando la blancura" del vestido y la heterogeneidad de las geografías.