¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

23°
29 de Abril,  Jujuy, Argentina
PUBLICIDAD

“Me gustaría que mis obras sean miniseries de Netflix”

Si bien viene de una familia en la que “todos escriben”- dice-, se decidió, o mejor dicho necesitó hacerlo recién hace unos meses. Y de golpe, lanzó tres libros, entre novelas y cuentos, que la sorprendieron no sólo a ella, sino a su entorno. Entre finales del año pasado y hoy, se editaron y publicaron tres obras de su pluma, “La Pava”, “Útero” y “Zumbidos”. Cuando salió la escritora de su interior, fue con tanta intensidad, que todo sucedió muy rápido. Las tres obras están en las librerías locales.
Lunes, 11 de marzo de 2024 01:04

Está rodeada de artistas, de bohemia, porque es una de las propietarias de un bar muy concurrido por teatristas, pintores, músicos, etc. y que además tiene una impronta en su estética que rescata los viejos objetos y los transforma en bellos adornos. Cuadernos del Duende, del escritor Alejandro Carrizo, tuvo la responsabilidad de editar las obras.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Está rodeada de artistas, de bohemia, porque es una de las propietarias de un bar muy concurrido por teatristas, pintores, músicos, etc. y que además tiene una impronta en su estética que rescata los viejos objetos y los transforma en bellos adornos. Cuadernos del Duende, del escritor Alejandro Carrizo, tuvo la responsabilidad de editar las obras.

Sorprende el contenido “fuerte” -tal como ella lo define- de estas historias que no son propias, ¿o sí?. Es lo que está tratando de dilucidar, mientras disfruta de este momento. El año pasado se hizo la presentación del primer libro de una manera muy creativa, “porque nos prestaron una casa, e hicimos como si fuera una escena del crimen, porque la novela trata de una asesina en serie. Mi hermana July Iturbe hizo la puesta en escena, y participaron los actores Nadia Ruge, Rubén Fleita, el fotógrafo Federico Albarracín, y la artista plástica Maca Won.

¿Cómo empieza a surgir en vos la escritora?

Nunca me dediqué a la escritura en sí, pero un día quise probar porque mi abuela Celina Mengual Padilla, mi mamá Patricia Mengual, mi hermana también, mis bisabuelos, todos escribían. Yo soy comerciante, nada que ver con esto, y ante esta inquietud, me puse a pensar sobre qué quería escribir. A mí me gustan las pavas con plantas adentro -y ahí sale la decoradora de su local, que como decíamos se caracteriza por este estilo de recuperación de objetos-. De ahí el nombre del primer libro. Me puse a escribir y eso me llevó a un lugar oscuro que yo no sabía que tenía. Fue tan fuerte, que yo dije “esto viene de algún lado”. Todavía hay gente que me pregunta si es autobiográfico.

El texto me salió de las entrañas, y entonces me dieron ganas de publicarlo, y apenas me lo encontré a Alejandro (Carrizo) le pedí que lo viera. Y ahí nomás le mostré el otro que ya casi estaba. El artista plástico Facundo Cañazares me hizo las tapas de la primera y la última, y la del segundo libro la eligió Carrizo que es de Edith Cruz (colombiana).

¿Y en qué se relaciona el título de la novela “La pava” con lo que escribiste?

Fue el punto focal, y toda la novela está relacionada con las pavas. La protagonista habla de las pavas todo el tiempo.

¿Los otros dos libros de qué hablan?

“Útero” en cambio, habla de venta de órganos, pero todo está muy ligado a la mujer, a la fuerza de la mujer, a lo que la mujer hace cuando se propone algo. Habla de un merendero, y de las mujeres que llevan a cabo el laburo de la merienda para darle de comer a sus hijos. De la fuerza que tienen las mujeres cuando se unen. Y el tercero, se llama “Zumbido” porque el protagonista que tiene esquizofrenia, tiene fobia a los mosquitos, y toda la novela, él habla de eso. Además, hay planteada una cuestión sexista, porque es trans, y además vive con su mamá que tiene Alzheimer.

¿Cómo te surgen las historias?

Todo es imaginación. Algunos detalles familiares se pueden meter, pero son cosas que me vinieron a la cabeza y las tenía que escribir. Creo que sale de que en mi trabajo (comerciante y relacionista pública del bar), escucho muchas historias. La gente te cuenta todo, es como que va a hacer terapia a los bares.

Una va absorbiendo eso, y en algún momento tenía que sacarlo. Esto me surgió. Fue una mezcla de todo y tenía la necesidad de publicarlo. Nunca me imaginé escribiendo esto, esta rama. Siempre me gustó leer, pero no había pensado en escribir.

¿Qué sensación te dio el tener rápidamente las obras publicadas?

Me encantó, yo tenía la necesidad. Me vi en otra faceta, en la del hartazgo, de este mundo con tantas cosas que se siguen viendo, tan tremendas, que no se acaban nunca, que sentí necesario publicar. Lo digo en los prólogos también, que la obra habla mucho de la vida, de las depresiones, de la psicología, de lo que las personas ocultan, de cómo pasan cosas y nadie se entera.

Al decirlo o escribirlo ¿se te renueva un poquito la confianza, se te pasó la mala sensación?

No, creo que eso no se pasa nunca. Escribirlo quizás me dio otra visión. Hoy soy madre, y veo estos conflictos desde otra perspectiva. Hoy entiendo los miedos de mi madre en su momento. Creo que hace falta más información sobre lo que nos pasa a las mujeres.

Es muy fuerte pensar en las consecuencias a las que te lleva todo eso. No estamos en un mundo para ser tan confiadas. Tengo una hija mujer, y hoy tengo pánico. La escritura me alivia, pero no pierdo el miedo. Es bueno que la gente sepa que eso no pasa sólo en las películas. Me gustaría que mis obras sean miniseries de Netflix por ejemplo.

¿Y ya estás haciendo algo más?

No, todavía no. Me gustaría continuar porque me encantó la escritura, me encantó ver de lo que mi cabeza es capaz. Tengo una imaginación zarpada.