En el marco del 117º aniversario de la fundación de La Quiaca, mañana se concretará un homenaje a los vecinos del barrio 28 de Febrero. En la oportunidad se entonarán las estrofas del Himno Nacional Argentino y tras el reconocimiento a los residentes en el sector habrá fuegos artificiales y se cantará el feliz cumpleaños.
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En el marco del 117º aniversario de la fundación de La Quiaca, mañana se concretará un homenaje a los vecinos del barrio 28 de Febrero. En la oportunidad se entonarán las estrofas del Himno Nacional Argentino y tras el reconocimiento a los residentes en el sector habrá fuegos artificiales y se cantará el feliz cumpleaños.
Al día siguiente, es decir el miércoles 28, se llevarán a cabo los actos centrales conmemorativos de la creación de la ciudad fronteriza. Organizados por la comuna local, se iniciarán a las 7 con la recepción de autoridades e invitados especiales en el Hotel de Turismo. A las 7.30, diana de honor y a las 8, traslado y ofrenda floral en el busto de José Eugenio Tello, fundador de la ciudad.
A las 9 el cura párroco Aníbal Zilli tendrá a su cargo el oficio del tedeum en la iglesia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.
Media hora después se izará la enseña patria en la plaza Centenario, se entonarán las estrofas del Himno Nacional Argentino y seguirá un minuto de silencio en memoria de los vecinos fallecidos de la ciudad.
A las 10 están previstos los discursos y a las 10.30 el desplazamiento de abanderados para a las 10.45 dar inicio al desfile cívico, militar y gaucho. A las 15 se llevará a cabo el festival aniversario en la plaza Centenario.
La historia
Los antecedentes fundacionales se remontan a la década de 1880 cuando el entonces gobernador José Eugenio Tello se propone fundar ciudades como cabeceras departamentales. En una recorrida por la Puna se entrevistó con el vecino Asencio Quispe, quien donó al Estado provincial veinticinco manzanas de su propiedad para emplazar un pueblo en la zona que hoy se denomina La Quiaca Vieja.
El 28 de febrero de 1907, la Legislatura jujeña aprobó la Ley 134 de creación de La Quiaca, declarando expropiable y de utilidad pública los terrenos destinados al nuevo poblado, como también a las vías y estación del ferrocarril.
Treinta y ocho manzanas y veinticinco rastrojos constituían la demarcación del pueblo, cuyo diseño estuvo a cargo de Miguel Iturbe, ingeniero que tomó las vías y estación del ferrocarril como elementos centrales y ordenadores del espacio urbano. Las 38 cuadras se dividieron en dos bloques ubicados a ambos lados de las vías y en el punto medio se ubicaron dos plazas separadas por una calle.