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5 de Mayo,  Jujuy, Argentina
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El diario Tribucop

Domingo, 19 de abril de 2015 00:00
<p>ROBOCOP/ DE LA OBSERVACIÓN SURGIÓ LA COMPARACIÓN.</p>

Hace unos años, una película de Hollywood instaló en el mundo un nuevo superhéroe de ficción. Era un policía mitad humano mitad máquina. Que se lanzaba a las peligrosas calles de una ciudad en peligro, para restablecer el orden, la seguridad y la confianza en las instituciones. El cine lo bautizó “Robocop” mezclando las palabras robot y “cop” apócope con que el lunfardo norteamericano denomina a los policías. Hace unos días, cuando el director ejecutivo me recordó entregar algún material para la edición especial que está en tus manos, amable lector, me paré frente al monumental y flamante edificio de El Tribuno de Jujuy, y de la simple observación surgió esa comparación que hoy te transmito.

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Hace unos años, una película de Hollywood instaló en el mundo un nuevo superhéroe de ficción. Era un policía mitad humano mitad máquina. Que se lanzaba a las peligrosas calles de una ciudad en peligro, para restablecer el orden, la seguridad y la confianza en las instituciones. El cine lo bautizó “Robocop” mezclando las palabras robot y “cop” apócope con que el lunfardo norteamericano denomina a los policías. Hace unos días, cuando el director ejecutivo me recordó entregar algún material para la edición especial que está en tus manos, amable lector, me paré frente al monumental y flamante edificio de El Tribuno de Jujuy, y de la simple observación surgió esa comparación que hoy te transmito.

“Allí estaba, de una sola pieza, elevado por sobre todo, luciendo su colosal estructura de cristal y aluminio orientado al naciente...”

“Allí estaba, de una sola pieza, elevado por sobre todo, luciendo su colosal estructura de cristal y aluminio orientado al naciente...”

El Robocop surgió de la extraña simbiosis entre un oficial de policía, muy mal herido en el cumplimiento del deber, que es sometido a una serie de operaciones, injertos y reemplazo de órganos y extremidades, que terminaron por hacer de él una suerte de organismo cibernético. Pero he aquí lo más importante: el proyecto de superhombre rescató como material insustituible de la creación, los ojos, el cerebro, y el corazón del hombre y los encapsuló dentro de una armadura indestructible, ultra moderna, y totalmente funcional a su cometido esencial: servir a la sociedad. Así fue que vi a El Tribuno de Jujuy, gigantesco, musculoso, indestructible, puesto de pie entre las viejas casonas que todavía sobreviven en Jujuy, con sus anchas paredes de adobe, sus techos de tejas musleras y los antiguos patios coloniales empedrados y bordeados de jazmines y de hiedras. Allí estaba, de una sola pieza, elevado por sobre todo, luciendo su colosal estructura de cristal y aluminio, recorrido de punta a punta de millones de metros de cables de cobre, de cintas de fibra óptica, con millares de flex portadores de datos, con millones de leds conservando luces, chips, pleno de relucientes pantallas y teclados presurosos. Allí estaba, con su columna vertebral de acero, orientado al naciente. Pero lo más importante, como aquel mítico Robocop, el ya también mítico cotidiano de Jujuy, conservará para siempre, los ojos escrutadores y precisos de todos y cada uno de sus periodistas, fotógrafos, camarógrafos, correctores, diseñadores, paginadores y archiveros. Estará siempre desde el mismísimo y vivo corazón del diario, el febril bombeo de energía de sus áreas de publicidad, diseño y administración. Y por supuesto, está en permanente actividad 24 horas al día, el cerebro que se compone y se nutre de todos esas neuronas, se informa, elige, elabora, y finalmente resuelve actuar poniendo cada mañana en las calles de todo Jujuy, el servicio a la gente orientado a informarla, entretenerla, protegerla, ayudarle a saber, a opinar y a decidir. Con un agregado superador a aquel policía de ficción, descarta la violencia como respuesta a los conflictos. Por eso vi así El Tribuno de Jujuy en sus jóvenes 35 años de vida, como “Tribucop”. Y todavía con un valor agregado muy importante: además de los generosos aportes de Gustavo “El Silfo”, de Marcelo, de Laura, de Carmencita, las Eugenias, Franquito, la Norma, los corresponsales del interior, la insustituible Lore, el genial Cabita, el Ñaño, el loco Claudio, el dúo María/Sonia, el flaco Salas, la omnipresente Jaqueline Geovanna, y la poderosa regencia de RR, y toda la maravillosa familia que los acompaña, este Tribucop, conserva la querida memoria de todos los que a lo largo de 35 años, le pusieron la sangre, el trabajo y el alma a esta peligrosa, apasionante, incomparable aventura de hacer cada día, no cualquier diario, sino el diario de la gente bien informada. Que no es poco.

¡Felices 35, Tribucop!