"La perniciosa influencia de los juegos de azar, en especial los que se brindan en los casinos, que además de facilitar la adicción patológica al juego, afectan especialmente a las familias más pobres, que ven allí la solución mágica a sus problemas económicos", señaló el documento.
También afirmó que "afectan a los jóvenes que son atrapados por el egoísmo de un juego esencialmente individualista y que atenta contra la cultura del trabajo y contra la solidaridad".
El organismo eclesiástico citó documentos de los obispos sobre el tema y consideró que es importante hablar sin eufemismos: "El juego de azar es un negocio que mueve gran cantidad de dinero para beneficio de unos pocos en detrimento de muchos, especialmente de los más pobres", aseveró el documento citado por la agencia Aica. Asimismo, reclamó que el Estado garantice la protección de la familia y recordó que la ludopatía es una "enfermedad emocional de naturaleza progresiva", con la adicción al juego.
"Se debe distinguir claramente entre las actividades lúdicas, como son la recreación, el deporte y el esparcimiento, de la perniciosa influencia de los juegos de azar", indicó el mensaje eclesial.
La Pastoral Social cree que "es con la educación desde la escuela y el hogar y desde el ejemplo de los gobernantes que se logrará evitar el fomento de este tipo de actividad que no tiene como finalidad acrecentar el aspecto lúdico del hombre y la comunidad, sino asegurar ganancias fáciles y sin riesgo a las empresas que la propician".
"Es fundamental alentar las actividades deportivas para jóvenes y niños, la construcción y operación de centros comunitarios en los barrios para que sean utilizados como mecanismos de contención e incorporación de la gente al disfrute de la música, el teatro, el cine, los juegos y toda forma de arte, así como la participación activa y comunitaria".
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"La perniciosa influencia de los juegos de azar, en especial los que se brindan en los casinos, que además de facilitar la adicción patológica al juego, afectan especialmente a las familias más pobres, que ven allí la solución mágica a sus problemas económicos", señaló el documento.
También afirmó que "afectan a los jóvenes que son atrapados por el egoísmo de un juego esencialmente individualista y que atenta contra la cultura del trabajo y contra la solidaridad".
El organismo eclesiástico citó documentos de los obispos sobre el tema y consideró que es importante hablar sin eufemismos: "El juego de azar es un negocio que mueve gran cantidad de dinero para beneficio de unos pocos en detrimento de muchos, especialmente de los más pobres", aseveró el documento citado por la agencia Aica. Asimismo, reclamó que el Estado garantice la protección de la familia y recordó que la ludopatía es una "enfermedad emocional de naturaleza progresiva", con la adicción al juego.
"Se debe distinguir claramente entre las actividades lúdicas, como son la recreación, el deporte y el esparcimiento, de la perniciosa influencia de los juegos de azar", indicó el mensaje eclesial.
La Pastoral Social cree que "es con la educación desde la escuela y el hogar y desde el ejemplo de los gobernantes que se logrará evitar el fomento de este tipo de actividad que no tiene como finalidad acrecentar el aspecto lúdico del hombre y la comunidad, sino asegurar ganancias fáciles y sin riesgo a las empresas que la propician".
"Es fundamental alentar las actividades deportivas para jóvenes y niños, la construcción y operación de centros comunitarios en los barrios para que sean utilizados como mecanismos de contención e incorporación de la gente al disfrute de la música, el teatro, el cine, los juegos y toda forma de arte, así como la participación activa y comunitaria".