El exvicepresidente del Gobierno español y exdirector gerente del FMI, Rodrigo Rato, fue condenado ayer a cuatro años y seis meses de prisión por apropiación indebida del patrimonio de la entidad financiera Caja Madrid, conocido como el caso “Tarjetas Black”, según decidió la Audiencia Nacional de España, la máxima instancia penal del país.
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El exvicepresidente del Gobierno español y exdirector gerente del FMI, Rodrigo Rato, fue condenado ayer a cuatro años y seis meses de prisión por apropiación indebida del patrimonio de la entidad financiera Caja Madrid, conocido como el caso “Tarjetas Black”, según decidió la Audiencia Nacional de España, la máxima instancia penal del país.
Miguel Blesa, que al igual que Rato presidió la Caja Madrid entre 1996 a 2009, fue condenado a seis años de prisión. Otros 65 acusados también fueron condenados como colaboradores de la operativa que contribuyó a mermar el caudal de la entidad bancaria a través del las tarjetas visa black de la Caja Madrid y de la entidad financiera Bankia.
Rato, Blesa y el exdirector general de Medios Ildelfonso Sánchez Barcoj -condenado a dos años y medio por complicidad- fueron absueltos del delito de administración desleal que también pesaba sobre ellos.
Las penas para ambos directivos son similares a las que había solicitado la Fiscalía, en el caso que investiga el uso irregular de tarjetas de crédito por parte de antiguos consejeros y directivos de Caja Madrid y luego de Bankia, un grupo surgido de la fusión con otras cajas de ahorros.
Entre 1999 y 2012, los condenados, junto a los otros 63 directivos de Caja Madrid, gastaron con estas tarjetas más de 15 millones de euros en cuestiones personales.
Entre los gastos, se destacan 3 millones de euros en restaurantes, 2 millones en disposiciones de efectivo, más de 1,5 millones en desplazamientos y viajes, más de 1 millón en grandes tiendas, cerca de 800.000 euros en hoteles y unos 700 mil en ropa y accesorios. La sentencia de ayer explica que Caja Madrid contaba con estas tarjetas para complementar dietas con un límite de dinero, pero cuando Blesa llegó a la presidencia “propició” que no justificaran gastos.