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El trabajo silencioso de mujeres inspiradoras

Crearon la asociación "Destellos de mujer" que realiza una enorme tarea en el barrio San Benito de Alto Comedero. Procuran erradicar la violencia doméstica y de género, rescatando además los valores de la familia.
Sabado, 12 de mayo de 2018 00:00

A diario recorren las calles de su barrio llevando mensajes esperanzadores a las mujeres víctimas de violencia de género, organizan actividades para incentivar a los más chicos y unir a la familia. Realizan un trabajo de hormigas, sin descuidar las obligaciones propias de ser un ama de casa.

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A diario recorren las calles de su barrio llevando mensajes esperanzadores a las mujeres víctimas de violencia de género, organizan actividades para incentivar a los más chicos y unir a la familia. Realizan un trabajo de hormigas, sin descuidar las obligaciones propias de ser un ama de casa.

Cuando cayeron en cuenta de que sólo ellas podían sanar sus heridas y ayudar a otras a hacerlo, se organizaron en una asociación que bautizaron con el nombre de "Destellos de mujer".

La experiencia de vida las llevó a potenciar la resiliencia, esa capacidad que tienen los seres humanos para adaptarse de manera positiva a situaciones adversas.

La labor de "Destellos de mujer" se concentró en un principio en el barrio San Benito de Alto Comedero y ahora forma parte de una red integrada por otras organizaciones no gubernamentales e instituciones oficiales vinculadas con la salud, la seguridad y acción social.

Son muy generosas, al punto que en oportunidad del Día Internacional de la Mujer organizaron un acto al que invitaron a miembros de la red a lo que parecía una actividad más de evocación de la fecha, cuando en realidad las convocaban para entregarles el reconocimiento "Orgullosamente mujer". Este acto fue concebido precisamente para visibilizar la labor que realizan muchas mujeres anónimas e inspirar a otras a sumarse, y cada una desde su lugar ayudar a alcanzar la sociedad que todos soñamos.

En el programa "Los sospechosos de siempre" que se emite por Jujuy FM, emisora del Grupo El Tribuno, ofrecieron un emotivo relato del trabajo silencioso que encararon en procura de erradicar la violencia doméstica y de género, rescatando además los valores de la familia.

Gloria Cuevas preside la asociación que funciona en su casa. El trabajo social forma parte de su rutina. "La mayoría somos amas de casa que tenemos nuestros hijos y otras que además trabajan. Apuntamos más que nada a ayudar a las mujeres que han sido golpeadas, yo misma pasé dificultades con mi pareja y a eso no se lo deseo a nadie", señaló.

Explicó que se proponen erradicar la violencia de género y concientizar a mujeres para quienes es natural que las golpeen. "Tenemos nuestra red, tenemos folletería, aparte visitamos a las mujeres que están mal, tratamos de apoyarlas, de darle aunque sea un número de teléfono para que denuncien o se acerquen al hospital para recibir asistencia psicológica".

Dijo que la tarea no era nada sencilla por cuanto es común que las víctimas tengan miedo y hasta vergenza de contar lo que les sucede. Pero como ellas también fueron violentadas saben cómo acompañarlas en el proceso. "Realmente si uno quiere salir de ahí uno aprende, la vida te va enseñando y lo que uno aprende se lo puede enseñar a otra persona".

A su turno, Alejandra Cuevas agregó que si bien tenían la sede en el barrio San Benito, articulaban "el trabajo en todos los sectores de Alto Comedero para poder llegar a las instituciones y sus profesionales y solucionar las problemáticas". Dijo que eran conscientes de que "hay muchos casos que no podemos ver, pero sabemos que existen en la calle".

"No sólo nos preocupamos que la mujer no sea golpeada, sino en la familia en general, nos preocupa mucho la calidad de vida de nuestra comunidad, a eso apuntamos primordialmente", afirmó. En ese sentido mencionó el festejo del Día del Animal, en el que informaron a los niños sobre la tenencia responsable de mascotas. Con prendas en desuso realizaron ropita para los perros y gatos que desfilaron junto a sus felices propietarios, los chicos del barrio, que los llevaron impecables para la ocasión.

También la semana que viene lanzarán una escuela de fútbol, iniciativa que cuenta con el respaldo de la Secretaría de Desarrollo Humano de la Municipalidad de San Salvador de Jujuy y del Concejo Deliberante en la persona de la edil Patricia Moya. "Con ellos trabajamos fuertemente para poder, no decimos solucionar por completo, aportar nuestro granito de arena para que la problemática de la violencia no nos sorprenda". Entendió que el deporte era una herramienta valiosísima para fomentar prácticas saludables entre los niños y jóvenes, además de unir a la familia.

Justina Velázquez, que integra la asociación, se concentra en los talleres de reciclado, las copas de leche que ofrecen a los niños y el ropero comunitario. "Hay mucha necesidad de los chicos, a cada niño que pasa le damos alguna prendita, nos gusta trabajar con esto".

“Somos amas de casa”, una frase que se agiganta 

BARRIO SAN BENITO/ TERRITORIO DONDE TRABAJA LA ASOCIACIÓN “DESTELLOS DE MUJER”.

Una simple invitación a una charla sobre “violencia de género” fue el disparador para que un grupo de mujeres modificaran su vida.

Ninguna de ellas desconocía su potencial interior, sabían que tenían capacidades dormidas y que había llegado el momento de ponerlas en práctica.

Tenían sueños que necesitaban plasmar en hechos concretos, no se resignaban a prolongar ni un segundo más sus propias frustraciones.

Aunque aún no lo sabían, ese 2 de mayo de 2017 las marcaría a fuego. La vida les ofrecía una alternativa y ellas sacaron fuerzas de flaqueza y esa “chispa” que las había encendido para comenzar un nuevo camino no se podía apagar.

Con humildad, timidez, vergüenza y con la simpleza de los “grandes” decidieron organizarse, habían comprendido que solamente juntas podrían lograr concretar grandes obras.

La adversidad era para estas mujeres, moneda corriente, si en definitiva ellas solamente “son amas de casas”, porque aún hoy así se definen y quizás sea esa posición la que las hace mucho más “importantes”.

El barrio San Benito que un día las había visto caminar con paso cancino, con la cabeza gacha, de la noche a la mañana recorrían esas mismas calles con sus rostros iluminados por una sonrisa, porque sabían que tenían muy poco por perder y mucho para ganar.

Lo primero que hicieron fue comenzar a capacitarse, asistieron a un taller de reciclado de botellas plásticas de gaseosa, la confección de flores plásticas y canastos tejidos se constituía en el primer paso y no solo como una genuina y autentica fuente de ingresos, también las reunía y lentamente las fortalecía.

ENTREGA DE DISTINCIONES

“Nuestras acciones eran destellos” afirman sonriendo, estaban recuperando su esencia, brillaban y brillan con luz propia, se las ve radiante, seguras, pero auténticas, no tienen nada que ocultar.

Había que cuidar a los niños y ahí nomas se inició la campaña de vacunación de las mascotas, las operaciones de castración y hasta la provisión de alimento balanceado, porque “nuestros animalitos” también se merecen estar bien.

Las aflige la droga, el alcoholismo, la violencia familia y por ello entendieron que no basta que estén agrupadas, entonces nada mejor que acercarse al hospital, a la iglesia, a la red de organizaciones que como ellas están “proyectando” un mundo mejor.

Cuidan, ayudan y protegen a quienes hoy todavía son “débiles” y no se animan o arriesgan a dar el “gran salto”. 

Hoy el proyecto más importante es el “merendero” darle a los chicos una ración de proteínas a partir de la elaboración de milanesas de soja, leche y flan.

Las “chispas” son hoy un “destellos de mujer” que iluminan el firmamento de un sector de Alto Comedero para que la oscuridad jamás le pueda ganar a la fe, el optimismo y la esperanza. 

Está naturalizada

Matilde Apaza es otra integrante de “Destellos de mujer”, a quien le cambió la vida un taller sobre violencia de género que hizo dictar Dirección de Paridad de Género de la comuna capitalina. “Yo no quería ir a esa charla”, recordó, al admitir que salió encantada del lugar. Era otra persona. “Ahí uno se va dando cuenta de los tipos de violencia. Uno lo ve algo natural, dice me retó por esto, yo tengo la culpa pero no es así. Uno a veces dice pero si es un chirlo y no es así, uno va entendiendo de a poco”.

Alejandra Cuevas agregó que en “ese extraordinario taller nos dimos cuenta que la violencia de género no sólo es que vengan y te peguen, sino cuando te levantan la voz, de una u otra manera te hacen sentir culpable de las cosas que suceden, ejercen violencia económica, hay distintas maneras”. También dijo que las personas recién se involucran cuando les toca de cerca. “Hasta que no te toca uno no se involucra, desde ahí empezamos a involucrarnos en unas cositas y la asociación se hizo más grande, después nos sumamos a la red. Si todos nos involucramos y ponemos nuestro granito de arena vamos a tener la sociedad que todos soñamos”.