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El actor Edward Norton encara su segundo trabajo como director, tras la comedia romántica “Divinas Tentaciones” del 2000, y lo hace adaptando el libro de Jonathan Lethem “Huérfanos de Brooklyn”, un proyecto largamente anhelado por el actor que tiene en su haber más de 30 películas. El resultado es una propuesta correcta, sin riesgos (salvo el de transpolar la acción que en el libro sucede en los años ´90 a los ´50) y que servirá para pasar un rato de ameno.
Así a lo largo de sus 144 minutos de duración Norton (aquí también protagonista guionista y productor), se sumerge en el universo del policial negro (incluida la clásica voz en off del film noir ) para ir tras los pasos de Lionel Essrog, un detective privado antisocial que sufre el síndrome de Tourette y que se lanza a resolver el asesinato de su mentor y único amigo, en una Nueva York corrompida por el accionar de funcionarios detestables que guardan secretos.
Son muchos los atractivos de esta producción. En primer lugar el gran trabajo interpretativo Norton que se luce como investigador obsesivo y meticuloso que por su condición psiquiátrica dice improperios inoportunamente (allí están las cuotas de humor del filme). Además la película tiene un reparto lleno de estrellas entre las que figuran Bruce Willis, Willem Dafoe y Alec Baldwin, todos de gran labor. También es impecable la recreación de época y la fotografía de un filme que solo Hollywood y su poder adquisitivo nos puede dar. La presencia del jazz en la banda sonora es otro plus. El género traspasa la pantalla en escenas musicales estupendas muy bien logradas. El amor también tiene su lugar en la película en románticas secuencias a cargo del protagonista y la activista interpretada por Gugu Mbatha-Raw. Así también la crítica social tiene su espacio, ya que la cinta toca temas relacionados con el racismo, la especulación inmobiliaria y el desarrollo urbanístico.
La obra tal vez falle en su fluidez, su narración avanza a tropezones, su duración es excesiva, tal vez le falta alma. Todos los aspectos cinematográficos están muy bien resueltos por aunados no terminan de cuajar. Sin embargo el visionado de “Huérfanos de Brooklyn” no es una experiencia vana, el filme se constituye como un digno entretenimiento.