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La historia de una mujer artista creadora hacia lo universal

Flavia Molina protagoniza su propia historia, acompañada desde la dirección por Olga Chiabrando.
Sabado, 01 de octubre de 2022 00:15

Con dos funciones, a las 19.30 y a las 21, se estrena hoy "Pachakuti... Revolución Invisible", con Flavia Molina en escena, dirigida por Olga Chiabrando, quien además se encarga de la puesta en escena. La cita es en La Mar en Coche (Puna 173, barrio San Pedrito).

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Con dos funciones, a las 19.30 y a las 21, se estrena hoy "Pachakuti... Revolución Invisible", con Flavia Molina en escena, dirigida por Olga Chiabrando, quien además se encarga de la puesta en escena. La cita es en La Mar en Coche (Puna 173, barrio San Pedrito).

El proceso de creación de esta puesta es muy trabajoso, emotivo y fue descubriendo situaciones, historias y mujeres, a partir de una residencia creativa que transitó Molina, actriz, bailarina, creadora. Se trata de un trabajo autobiográfico.

Conversamos con ella y su directora, convocada especialmente para este proyecto, sobre todo ese transitar hasta este estreno.

De una larga charla en profundidad con dos mujeres sumamente talentosas y sensibles de la escena jujeña, surge que esta puesta toca temas universales y profundos, a partir de la historia personal de la propia protagonista, en sus facetas de niña, mujer, artista, madre.

Surge también que el proyecto nace de la idea y la capacitación de Flavia en plena pandemia, y evoluciona cuando los encuentros volvieron a ser factibles, derivando en una propuesta completa, que fue asumiendo las autorías de cada integrante que se sumó al staff. Flavia y Olga, las primeras en aunar criterios y sensaciones, coinciden en que cada uno le puso el cuerpo a la creación, y que el todo es lo que es por esa colectividad comprometida que fluyó.

"La historicidad del proceso, comienza en la pandemia, empiezo a hacer una residencia que empezaba en septiembre y terminaba en diciembre con una producción dentro del contexto de pandemia. Yo elegí el soporte audiovisual que terminamos con Florencia Rivero".

Después de esa primera parte, "yo tenía el deseo que ese soporte audiovisual se transformare en una obra escénica. En el camino me la encontré a Olga (Chiabrando) y le hice la propuesta, y empecé a gestionar una beca en el tiempo de pospandemia y conseguimos una de creación". La beca posibilitó convocar un equipo de trabajo. Además de Olga, se sumaron Emanuel Marcial que hace la música original; la realizadora audiovisual, Fernanda Canseco; la artista plástica Carola Nicastro, en el vestuario; y la asistencia técnica de Adriana Guzmán.

Un avance de esta nueva producción se presentó en el Caja (Centro de Arte Joven Andino) de esta capital, en marzo, en el marco del Mes de la Mujer. "En ese momento entendimos que al trabajo le faltaban un par de escenas", dice Molina. Los cinco meses que siguieron, el trabajo continuó y derivó en la obra completa.

Olga Chiabrando, aporta un concepto muy interesante acerca de esto, cuando dice que "los procesos de creación no terminan nunca, por eso el ponerse fechas hace que se determine un día para mostrar el trabajo y que el púbico lo complete. Nosotras vamos a saber el sábado recién (por hoy en el estreno) cuánto más se puede decir de la vida de esta mujer, a partir de presentar este trabajo autobiográfico".

La define

Chiabrando dice de Flavia que "es una mujer jujeña, una gran trabajadora del arte, que además es una mujer bella, que tiene en sus rasgos físicos, una característica que las ubica en el mundo andino de América Latina. Y yo le propuse que esto no nos conecte con el mundo andino, que nos conecte con su ser contemporánea en este mundo andino. Porque ella no hace solamente 'La Coya Superpoderosa' (personaje creado por Molina)", explica. "Yo quería sacar de ahí ese relato, porque los temas que ella trae son existenciales, son del hoy".

Dice que ambas se sorprendieron del material que empezó a aparecer, cuando abrían la temática y en cada ensayo, "todo era altamente emotivo, real y muy concreto. Un tema autobiográfico llevado a una composición coreográfica, en la que nos dejamos llevar, y se dio algo muy fluido", dice de ese proceso tan rico del momento de la creación, y cuenta que "en todas las obras que yo he dirigido, me resultaron más importantes los procesos que la obra en sí como un resultado final, y en éste en especial porque estaban presentes los otros integrantes del equipo. Cuando convocamos a Fernanda (la realizadora), había una cosa emocional. Nosotras avanzábamos en el material y se lo mostrábamos, y había algo que pasaba muy fuerte. Si nosotras podíamos emocionar en un 'entrecasa', en un ensayo, valía la pena porque estaba funcionando", expresa. "Cuando mostramos el trabajo en el Caja, nos sorprendió el trabajo de Fernanda y por eso la incluimos como autora también de esta obra", concluye.

Encuentro de lenguajes

Hablando de la intervención de diferentes disciplinas, Flavia Molina explica que "lo que nos propusimos fue equilibrar el encuentro de diferentes lenguajes, la música, lo audiovisual, la actriz, la danza, el vestuario, para que el espectador no salga diciendo 'qué linda la imagen, o qué lindo lo de la actriz, etc.', sino que salga movilizado por el universo que te está proponiendo ese trabajo, porque se le tocó algún hilo sensible adentro", pretende.

"Encontrar eso ha sido algo que no se ve en la obra, implicó diálogo, tiempo, lecturas, hablar, decantar, la incertidumbre que surge, la búsqueda", detalla la actriz y bailarina.

Y Olga recuerda un concepto de César Brie (actor, director, dramaturgo argentino de trayectoria internacional), "hay que animarse a tocar todos los temas que quieras, desde la belleza", y yo como creadora, siempre tomé eso. Nosotras usamos el sentido del humor y nos mandamos en algunos temas con mucho de eso, pero haciendo algo bello. La idea es que vos estés ahí esos treinta minutos que dura la obra, y que no salgas igual, que algo te puedas llevar. Yo siento mucha responsabilidad en ese sentido. No es sólo lo que nosotros queramos decir en compañía de todos estos creadores. Cada uno hace su aporte y es autor".

Y Molina por su parte, asegura: "Antes me daba miedo que sea un trabajo colectivo. Hoy con la madurez de esta tranquilidad de la apertura, siento una línea de continuidad, y esto que es tan personal, se transforma y resuena en la humanidad. La obra construyó su propia identidad. Es de Flavia en el encuentro con todo el grupo", concluye la protagonista.

¿Por qué quisiste ser autobiográfica?

La pregunta fue para Flavia Molina, sobre la motivación para adentrarse en su propia historia. Y sensiblemente ella explica: “Porque en la pandemia yo me encontré con un vacío, porque el arte, el teatro, el sentirme siempre conectada con este hacer poético, es mi vida. Yo no puedo pensarme viviendo de otra manera, que no sea haciendo, de la forma que sea. Entonces ese vacío, a mí me conectó con un lugar muy esencial de mi existencia de ser mujer. Me pregunté quién es Flavia si no actúa. Y empecé a observar los deseos que me impulsaron en la vida. ¿Por qué elegí ser actriz?, ¿elegí ser esto?” 

Y luego deduce, que “esto que me sucedió no es solo mío, sino que resuena en una multitud de mujeres que se van auto revisando”. Y agrega, “mi vida y lo que me pasa siguen siendo material para mis obras, yo he podido habar de mis abuelos, de mi relación con mi madre, de muchas cosas que me fueron atravesando”. Y para Olga la pregunta es “¿qué te movilizó de esta propuesta?”.

Con todo, “yo no quería que sea un trabajo feminista, porque a mí me moviliza mucho lo que las jóvenes artistas están haciendo sobre la cultura, la belleza y orgullo marrón. Y yo desde este lugar del privilegio de la mujer blanca viviendo acá en Jujuy (oriunda de Santa Fe), me conmuevo hasta las lágrimas con lo que sucede acá, me lastima. Entonces digo, ella -por Flaviatrae toda una reflexión, un texto, y una producción, y no sé si dimensionaba la belleza de eso”.

Y continúa, “entonces le propongo que se muestre desde ese lugar, desde el afirmar en su nombre, que esta mujer adulta pueda hacer esa producción artística, mostrando que tiene derecho a mostrar su piel, y su sensualidad y su disfrute, y poder hacer un trabajo sobre eso, para que las mujeres más jóvenes analicen cómo se miran a sí misma, cuál es su espejo. Y entonces fuimos a Flavia niña, luego a la mujer Flavia, luego a la madre de una adolescente, hasta llegar a esta mujer creadora del hoy”. Flavia concluye que “Olga tuvo una forma especial de ponerle el cuerpo a ‘Pachakuti’. A mi realmente me gusta eso, que se apasionen y metan mano al trabajo, metan la pata al barro, como quien diría, en el sentido de que a cada uno les movilice”.