Para este balotaje presidencial en algunas escuelas capitalinas los pasillos no tuvieron las características filas de otras ocasiones, pero se repitió la constancia de los adultos mayores para participar con su voto pese a que su edad ya los eximía. Coincidieron en el compromiso y la necesidad de que mejore el país, en especial la situación de los jubilados.
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Para este balotaje presidencial en algunas escuelas capitalinas los pasillos no tuvieron las características filas de otras ocasiones, pero se repitió la constancia de los adultos mayores para participar con su voto pese a que su edad ya los eximía. Coincidieron en el compromiso y la necesidad de que mejore el país, en especial la situación de los jubilados.
"Somos responsables de las próximas generaciones, nosotros ya hemos recorrido el camino y hemos pasado todo lo que le pasó a Argentina. No tenemos obligación porque tengo 75 años y él (su esposo) tiene 82, podríamos no venir a votar. Yo le pediría al próximo presidente que cumpla con lo que promete y que tenga una jubilación digna; mi esposo trabajó 58 años y no es justo que tenga la jubilación miserable que tiene", expresó Isabel Freta de González.
Otro fue el caso de un hombre que pese a ayudarse con una muleta y tener una mano vendada ingresó a votar y salió con bromas que despertó sonrisas entre las autoridades de mesa, contagiando su buen humor. "Tuve una quebradura en la rodilla, una operación pero hice un esfuerzo, tratamos de cumplir pese a la situación en la que estamos para ver si se puede conseguir algo mejor. Vengo desde San Pedrito, antes vivía en Luján pero tengo que cumplir", explicó Ernesto Arenas. "Yo gano la mínima, ahora tenemos el bono, la ayuda que nos dan pero estoy con todas las expectativas en enero, porque siempre es de mucha dificultad para el bolsillo", dijo y aseguró que trabajó en una vinería, fue chofer y hasta hace algunos años condujo un taxi compartido pero ya no pudo continuar por su edad.
"Yo vengo porque todavía pienso en la patria. Está todo mal, el Gobierno que entre tiene que arreglar todo", afirmó por su parte Teodora Ramos de 70 años, quien desde joven fue vendedora ambulante y tiene la jubilación mínima, por lo que continúa trabajando para poder ayudarse.
"Vengo para que esté mejor el país, para cambiar porque hace tantos años estamos con los presidentes y estamos pobres, yo tengo que ayudar a mis hijos. Nosotros teníamos finca, sembrábamos poroto en Salta, después me vine para acá, y hasta ahora ayudo a mis hijos, mis nietos van a la universidad", afirmó Elba Ayala, quien aseguró supera los 70 años.
Mientras el voto joven también se hizo presente y algunos llegaban con sus padres y otros solos. En el caso de Consuelo Ibáñez de veinte años, ante la consulta de cómo se preparó para ir a votar explicó: "Vi los debates y en mi casa se habla mucho de política. Me interesa pero no tanto, no tenía muchas ganas de venir pero es una responsabilidad ". La joven estudiante de escribanía aseguró que lo que más le interesó fueron los debates.